¿Quién desestabiliza?

¿Quién desestabiliza?

Más allá de sí un pajarito le silbó y le respondió -hecho que a algunos puede parecernos cursi y otros pueden sentir un mensaje venido del más allá- estamos inmersos en un inmenso drama nacional: elecciones presidenciales con un árbitro abiertamente parcializado, que ampara el completo desequilibrio entre los candidatos enfrentados en contienda y sin ninguna otra institución del Estado a la que se pueda acudir para ponerle coto.

 

Cuando se escucha a la presidenta del CNE pedir respeto al árbitro, pero se le observa en sus actos -y sobre todo en sus omisiones- proteger el abuso de poder, la utilización descarada de medios y recursos públicos a favor de un candidato y la censura constante a la publicidad del otro candidato y hasta prohibiciones a ONGs nacionales, uno no puede sino sentir un inmenso repudio por quienes se creen merecedores de un respeto que no se han ganado.

 

¿Quién dijo que quienes fungen de agentes electorales de una parcialidad política están exentos de la crítica pública? ¿En cuál artículo constitucional se les consagra tal prerrogativa a la actuación de las rectoras? Ni siquiera la Sala Constitucional del TSJ ha pretendido tal privilegio cuando su propia presidenta, ante decisiones que ha publicado, ha admitido que el derecho a la libre opinión sobre su contenido es completamente permitida.

 

Los hechos hablan por sí solos. Los medios públicos de comunicación, a saber, aquellos que supuestamente pertenecen a todos los venezolanos, son encadenados para todos los actos que, como candidato, desarrolla el encargado de la presidencia. Tratan de lavarse el rostro con transmisiones de los eventos de Capriles que, cuanto mucho, llegan a un minuto. Lo visto estos días ha sido grotesco y tenemos el derecho y el deber de denunciarlo y reclamarlo de la manera más enérgica, sin tener que calarnos expresiones como «ataques contra el CNE esconde intenciones desestabilizadoras», infeliz frase pronunciada por la presidenta del CNE.

 

¿Acaso el árbitro, además de su abierta parcialización hacia el candidato/encargado de la presidencia, también va a tener el tupé de asumir como propio el discurso del oficialismo que tilda de desestabilización cualquier acción política o reclamo? No sólo nada hacen para equilibrar la cortísima campaña; además califican las razonadas denuncias como «desestabilizadoras».

 

El rector Vicente Díaz declara que «Venezuela está ante unas elecciones profundamente antidemocráticas». Esta crítica, que proviene no de cualquier ciudadano sino de un rector del CNE, se basa precisamente en la inocultable desigualdad existente, esa que las rectoras del CNE ni ven, ni oyen y nunca comentan. Debe ser que no sintonizan VTV o Radio Nacional ni leen los diarios en los que, con dineros públicos, se hace campaña a favor de Maduro y del partido del gobierno. ¿Acaso el rector Díaz también está desestabilizando, señora Lucena?

 

Un árbitro electoral debe ser prudente, ponderado, equilibrado y responder a la crítica con argumentos y hechos que desmonten la crítica en caso de ser falsa, o corregir lo criticado, de ser cierto. Al árbitro no le compete descalificar la crítica con generalidades como que quieren desestabilizar, mucho menos si los reclamos provienen de una de las partes en contienda. Debe responder al fondo del reclamo y no salirse por la tangente. Cuando el árbitro se parcializa, se vuelve desestablizador. Cuando recibe denuncias y no ofrece oportuna y fundada respuesta, está desestabilizando. Cuando a la crítica responde con acusaciones infundadas y repite argumentos de una de las partes, está desestabilizando. Es ese árbitro quien altera y perturba el proceso.

 

Algunos piensan que exponer los abusos y la parcialización del árbitro puede generar abstención. Pienso como muchos que los ciudadanos están viendo todo lo que nosotros vemos. No es correcto tratar de acallarlo. En esta lucha desigual que estamos dando todos con Capriles, en la que se atropella y se agrede, decir la verdad fortificará a los electores para salir a votar y a defender su voto. Aceptar los abusos de manera silente sí desmotivará al elector que desde la otra acera recibe avalancha de mensajes para atemorizarlo y disminuir su espíritu de lucha. Capriles dice que ésta es una campaña de la verdad contra la mentira. Lo respaldo.

 

Ya basta, Sra. Lucena.

 

gblyde@gmail.com

@GerardoBlyde

 

Fuente: EU

Por Gerardo Blyde 

 

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