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Pláticas telepáticas con el monje trasnochado

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Pláticas telepáticas con el monje trasnochado

—Estimado profesor Giordani ¿Lo puedo llamar profesor?

 

—Sí puede. Ser calificado de traidor y de ser jefe de la banda de la izquierda trasnochada y retrógrada no son precisamente rosas y claveles -Sí, no lo son para nada. Nunca me habían faltado el respeto de una forma tan vil, tan canallesca. Eso sí es una conducta trasnochada y retrógrada.

 

Si el Magnífico, el Eterno, el Galáctico estuviera vivo, ese bigotudo, ignaro y simplón no se hubiese atrevido pero ni a sostenerme la mirada. Ahora se siente valiente, retador y desafiante, cuando no pasa de ser un muchacho de pueblo con deficiencias escolares notables y con urgentes necesidades de atención psicológica. Eso de hablar con pajaritos es una señal inequívoca de desorden mental.

 

— Ellos los llaman los viudos del atraso ¿por qué?

 

—Por ahora somos cuatro los Mosqueteros de la Decencia y la Honestidad. Navarro, Víctor, Ana Elisa y yo mismo. Pero pronto seremos mayoría. Yo confío en el pueblo chavista. Yo confío en la historia. Yo confío en que soy superior a Maduro. Era imposible permanecer callado ante tanta corrupción. Ante tanto despilfarro. Ante tanta indignidad. Ante tanto vicio. Debo citar algo, es obligatorio moralmente: Todas y cada una de las solicitudes de créditos adicionales, dizque para obras y misiones, aprobadas por la Asamblea Nacional presidida, por ese personaje tenebroso y siniestro, vienen con nombre y apellido

 

—¿Cómo es eso señor Giordani?

 

—Es simple. En la rosca malvada y corrupta del gobierno, los créditos adicionales siempre son para pagar nuevas obras o nuevos contratos. Así que los viciosos, los pillos, primero contratan la obra y luego piden los recursos adicionales.

 

—¿Caramba, y eso no es delito?

 

—Coño Semtei usted parece pendejo. ¿Qué vaina no es ilegal o delincuencial en los actuales momentos? Yo mismo, yo mismito, Yo, Ego, frente al Tribunal de la Historia, acuso a los ex directores de Cadivi.

 

—¿A quiénes?

 

—A todos. De haberse robado claramente más de 20.000 millones de dólares. Ni uno sólo de esos militares de Cadivi, hoy generales, coroneles, teniente coroneles y hasta capitanes, que administraron millones y millones de dólares, centenares de millones, miles de millones, que los despilfarraron que los botaron, que los volvieron mierda, que se los robaron, ni uno sólo de ellos ha sido acusado. Ninguno de los diputados imbéciles o cómplices o desgraciados, como solía decir el Eterno, diputados cobardones como Sanguino ha dicho esta boca es mía. Es un mar de pus.

 

Un océano de lixiviados. Un pozo séptico de almas putrefactas. Como bien apuntó Héctor Navarro en su desgarradora carta. Por qué no dicen quiénes son los contratistas franceses, esos que vienen de la empresa Total, a quienes les están entregando nada menos y nada más que todos los nuevos yacimientos y desarrollos de Pdvsa.

 

Esos franceses asociados a Ramírez, al capitán aquel, al alcalde ese, al ministro tal, que además tienen marramuncias con Chacón, en materia de equipos y centrales eléctricas. Cuando estaba en las reuniones de la Directiva de Pdvsa y aparecían esos miserables capitalistas, explotadores del pueblo, con ideas absurdas y Ramírez me quitaba el derecho a palabra para dárselas a esos imperialistas, se me revolvía el alma, me sudaba el hígado, me sonaban las tripas. Que arrechera señor Semtei.

 

—Señor Giordani ¿y usted no es culpable de nada de esta debacle?

 

—De nada. Nadita de nada. Ni una pinguita. Yo lo tenía controlado todo. Centralizado. Organizado. Vigilado. Monitoreado. Nada se escapaba. 25 trimestres de crecimiento económico. Inflación de un dígito. Desempleo 5%. El país más feliz de la tierra.

 

Casas para todo el mundo. Erradicación del analfabetismo. Salud para todos. El Eje Orinoco-Apure. Trenes. Aviones. Barcos. Producción agrícola en expansión. Comida barata. Buenos sueldos. Tasa de cambio controlada. Grandes reservas internacionales. Una Isla de la Felicidad en Suramérica. Todo bien. Y se nos fue el Eterno. El Galáctico. El Perpetuo. Y llegaron estos trogloditas. Estos bichitos.

 

—Carajo Jorge, de verdad que no recuerdo ese paraíso que tu describes.

 

—Claro señor Semtei. A usted lo compró el imperio. Pero debo confesar algo. Yo sé, yo mismo, Ego, que no le ganaremos la batalla a la Rosca del Vicio. Que el Asambleísta, el Ministro y el alcalde, esta trilogía del crimen, ese trío de la vergüenza, esa sociedad de peculado tienen la mesa servida, las cartas marcadas y la caja de los machetes, amén del billete del petróleo. Pero Héctor, Ana Elisa, Víctor y hasta el gafo de Nicmar que no tiene ni idea de qué coño está pasando, y Yo mismo, Ego, el Testigo de la Historia, hemos cumplido el deber ante el Eterno. El Galáctico. Y con eso tengo bastante. Ahora que se joda todo el mundo. Yo se los advertí. Lean mi carta. Luego la de Navarro. Luego la de Víctor. No recomiendo nada de Ana Elisa ni de Nicmar porque de ellos no se aprende nada. Lean y me escriben www.jorgegiordani.com o al Twitter @nosjodimosconramirez.

 

—Bueno, señor ministro, hasta luego.

 

—Adiós señor Semtei.

 

Por EduardoSemtei

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