logo azul

Milonga en La Habana

Categorías

Opiniones

Milonga en La Habana

Cristina Fernández de Kirchner fue la primera de los invitados a la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños en llegar a Cuba. Tras más de un mes sin que los argentinos tuvieran noticias de su presidenta, CFK aprovechó el fin de semana para compartir con Raúl Castro, presidente pro tempore de la Celac y su hermano Fidel, ambos buenos amigos de la viuda de Néstor Kirchner.

 

Seguramente CFK abandonó presurosa Buenos Aires para evitar las cada vez más sonoras críticas a su Gabinete económico. En los últimos días, la esquizofrénica política cambiaria ha disparado la devaluación del peso argentino y por mucho que su ministro de economía, Carlos Kicillof, improvisa sobre la marcha para frenar una inflación que asciende al 28%, hasta los analistas más optimistas consideran que el cristinismo ha tocado fondo. Lacónico, el’ Wall Street Journal’ sentencia «otra fórmula populista se desinfló».

 

Mientras Kicillof ‘cantinfleaba’ en casa deshaciendo algunas de las medidas que había anunciado poco antes, su mentora se desmarca de una debacle que tiene un efecto ‘tsunami’ que recorre la región y llega hasta España, donde el IBEX se desplomó por las inversiones que están en juego al otro lado del charco.

 

Con la creciente incertidumbre por la volatilidad de estados emergentes como Brasil, cuya presidenta Dilma Rousseff defendió enfáticamente ante un público escéptico en Davos, uno se pregunta la reunión de la Celac ignorará los asuntos fundamentales. O sencillamente se repetirá la cantaleta del victimismo frente a los «poderes» externos.

 

En la cumbre sobran los estados plañideros. El propio Kicillof ha culpado a las redes sociales, a la prensa y hasta a la multinacional Shell de la subida súbita del dólar, acusándolos de ser «mecanismos de desinformación». Y durante su estancia en La Habana la mandataria argentina ha insistido en que la culpa de todo la tienen los bancos. Se trata de la misma estrategia que emplea el Gobierno venezolano, con una inflación que en 2013 superó el 56% y una nefasta política económica que ha terminado por estrangular la empresa privada. No obstante, el presidente Nicolás Maduro se refiere a la «guerra económica» que libran los «enemigos» del chavismo.

 

Por aquello de ser originales (y cínicos), el leit motiv del encuentro es el de la lucha «contra la pobreza y la desigualdad» y la reafirmación de la «democracia y los valores democráticos». Y qué mejor lugar para elevar un canto al progreso y el pluralismo que Cuba, donde desde hace más de medio siglo gobierna la dinastía de los Castro en una isla depauperada. Para que la fiesta no se afeara, en vísperas del cónclave la policía política efectuó arrestos entre los disidentes que pretendían celebrar un foro paralelo.

 

A la vez que opositores como Las Damas de Blanco, José Daniel Ferrer o Guillermo Fariñas sufrían acoso, CFK posaba sonriente con un Fidel Castro anciano. Y ni siquiera el secretario general del la OEA, José Miguel Insulza, contempló reunirse con la oposición para no contrariar a los anfitriones.

 

Durante dos días más de una treintena de presidentes departen tan a gusto en el Gulag caribeño, y firman papelajos sin autoridad moral alguna mientras discuten hasta la nausea cómo Latinoamérica está más cerca que nunca de convertirse en el continente del futuro brillante. Ah, si no fuera por esos molinos de viento que no los dejan avanzar. Lo de la Celac en la Habana es una milonga. O sea, una gran mentira.

 

Por Gina Montaner 

Comparte esta noticia:

Contáctanos

Envíe sus comentarios, informaciones, preguntas, dudas y síguenos en nuestras redes sociales

Publicidad

Si desea obtener información acerca de
cómo publicar con nosotros puedes Escríbirnos

Nuestro Boletín de noticias

Suscríbase a nuestro boletín y le enviaremos por correo electrónico las últimas publicaciones.