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Mientras tanto…

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Mientras tanto…

Lo dijo Capriles. Este gobierno está en un mientras tanto. El sentido está claro. Mientras tanto se termina de hacer la auditoría, la verificación el recuento o como se llame. Lo que importa es lo integral del proceso. Ya se sabe que como comunista no tiene palabra, no importa lo que las partes acuerden en la mesa. Al final los comunistas harán lo que les salga del paltó y además dirán que eso fue lo que acordaron y lo legal. Siempre tan apegados a las leyes.

 

Pero hay otro sentido aplicable al mientras tanto de Capriles y no es otro que la dulce espera de Maduro y qué se atreverá hacer en el entre tanto, mientras termina la tanda de penalties. En eso hay dos problemas. El primero es la manifiesta incapacidad del nuevo líder impuesto por las leyes del castrocomunismo y, el segundo, claro, lo que permitan hacer desde Cuba, donde de verdad mandan. Muchos problemas vienen desde los tiempos de vivir viviendo, desde la época dorada del líder intergaláctico y se acrecientan por seis meses de inacción mientras tapareaban la muerte del líder y buscaban la forma de anunciarla al país y, a la vez, sacar el mejor provecho del fallecido.

 

Efectivamente. No hay manera de calcular cuánto durará la prórroga ni los pasos que vienen, pero Maduro no puede esperar mucho si quiere asegurar esa silla por algún tiempo. Rápido debe exigir a los amos en Cuba que aceleren la toma de decisiones, que el período de «voy a consultarlo» sea más veloz que hasta ahora. Muchas esperan por los Castro y sus intereses. Otras esperan por los verdaderos intereses de los nacionales. Pero hay un problema. Todo lo que beneficie a los venezolanos, implica que los Castro reciban menos dólares.

 

La escasez está relacionada directamente a la aplicación de las políticas del hambre cubana ejecutadas durante el reinado de vivir viviendo. Comunismo pirata y corrupción de la buena. Todas las divisas necesarias para que la producción del país avance en manos privadas fueron represadas con la intención de matar a los empresarios y sus industrias, a los productores y sus fincas. Esos dólares fueron redireccionados para que un buen grupo de enchufados, asociados con intermediaros cubanos, españoles, bielorrusos, chinos, argentinos y otros de la cuerdita vividora. El resultado está a la vista. No hay productos suficientes ni para bañarse ni para comer. La cubita de la felicidad comienza a sentirse en Venezuela. O suelta dólares o la ruina atacará más duro.

 

Además, Maduro; si puede, debe atacar la crisis eléctrica, el desempleo, la inseguridad, la inflación, el tráfico de drogas, la falta de viviendas, la caída de las reservas, recuperar la confianza de los inversionistas, al menos.

 

Y todo mientras tanto.

erojas@eluniversal.com / Twitter: @ejrl

 

 

Fuente: EU

Por Elides Rojas

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