La región aún no entiende que el conflicto venezolano puede ser mayor de seguir el cauce actual
Actualmente se está dando en Latinoamérica (LA) tres procesos que marcarán el destino de la región en las próximas décadas. Pareciera que no nos hemos dado cuenta de la trascendencia de ello, a juzgar por el liderazgo Latinoamericano, salvo muy pocas excepciones.
En primer lugar, tenemos el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos. Un acercamiento necesario pero no suficiente. LA hasta ahora se han dedicado a aplaudirlo como un espectador más sin percatarse que deben convertirse en actor de primera línea. No debe quedar entre Estados Unidos y Cuba. LA tiene una voz y, a nuestro modo de ver, una deuda moral con el pueblo cubano. Hasta ahora todos piden levantar el embargo. Pero nadie se atreve a pedirle a Raúl que levante la dictadura. El problema no es el embargo, es la dictadura cubana que ha acabado con generaciones. Cada quien puede decirlo con el estilo y la diplomacia debida. Pero hay que decirlo. El gran reto es la democratización del pueblo de Cuba. Estados Unidos no debe quedar solo en esta cruzada.
El problema no es el embargo, es la dictadura cubana que ha acabado con generaciones
El segundo es el proceso de paz en Colombia. Un conflicto que lleva 60 años y que ha cobrado la vida de más de 200 mil personas y cerca de 7 millones de afectados. Con una dimensión del narcotráfico que ha llevado a la región a sentir el impacto de la droga y cuyo efecto se expande cual tsunami al resto del mundo. Ni hablar de su penetración en instituciones del Estado.
Ha habido avances importantes en este proceso. El Presidente Santos ha pedido el apoyo internacional. Para que ese acuerdo sea duradero va a requerir el consenso de los colombianos, el entendimiento de su verdadero alcance, la aprobación por su pueblo y sobre todo mecanismos nacionales e internacionales que garanticen su ejecución. Por otra parte, el reciente conflicto fronterizo con Venezuela desnuda con nitidez que es difícil alcanzar la paz duradera en Colombia sin democracia en Venezuela. Y este es un elemento esencial para blindar ese proceso de paz. ¿Qué pasaría si un grupo de esos guerrilleros no acepta los términos y sigue protegido en Venezuela y desde allí continua con la lucha armada y el tráfico de droga? ¿Hasta cuándo duraría la paz? Ya sabemos de lo que es capaz Maduro para mantenerse en el poder.
El reciente conflicto fronterizo con Venezuela desnuda con nitidez que es difícil alcanzar la paz duradera en Colombia sin democracia en Venezuela
El tercer proceso es la lucha por el rescate de la convivencia democrática en Venezuela. Es lo que hemos denominando el proceso de paz venezolano. Hay que verlo en esa dimensión. A este último pareciera que la región no lo ve con tal alcance. Pero luego de 17 años de “revolución”, tenemos un país con la inflación más alta del mundo, una escasez sin precedentes, el peor desempeño económico de la región, uno de los más violentos del mundo, la pobreza creciendo, cerca de un millón 600 mil venezolanos desplazados en busca de oportunidades en otros países, y un régimen que interviene en la política de otros países, incluyendo España. De mantenerse el conflicto, las consecuencias serán impredecibles y generaría una inestabilidad política en la región.
Estamos a escasos 70 días de llevar a cabo un proceso electoral (elecciones parlamentarias) que pudiera marcar el inicio para el reencuentro de los venezolanos para construir la salida a la crisis. Ahora bien, todos los mensajes que da el régimen de Maduro apuntan a sabotear el proceso y profundizar el conflicto ya que todas las encuestas dan ampliamente ganadora a la oposición.
Desde que fuese convocado el evento electoral, el régimen de Maduro ha impedido a 10 opositores participar como candidatos
Desde que fuese convocado el evento electoral, el régimen de Maduro ha impedido a 10 opositores participar como candidatos, ha sentenciado a Leopoldo López a 14 años y mantiene detenido a los alcaldes Antonio Ledezma y a Daniel Ceballos, entre otros presos políticos. Además, ha utilizado al poder judicial para intervenir a dos partidos políticos de la oposición, para desmontar la alianza unitaria de la oposición y para generar confusión en el tarjetón electoral. Asimismo, ha dictado Estados de Excepción (restricción de derechos políticos y militarización) en estados fronterizos que pudiera afectar cerca de 38 diputados a elegir, todo lo cual perturba el escenario electoral. No ha aceptado la observación internacional calificada de la OEA y la UE.
Hoy podemos decir que hay una alerta roja en el tablero. LA aún no entiende que el conflicto venezolano puede ser mayor de seguir el cauce actual; que ese proceso de paz también requiere apoyo internacional firme y decidido; y que la firma de ese proceso pudiera comenzar el 6 de diciembre, fecha de las elecciones.
Es fundamental que los latinoamericanos demos el ejemplo al resto del mundo de que nosotros, y entre nosotros, somos capaces de resolver pacífica y satisfactoriamente los desafíos que se nos presentan
Todo indica que LA no va a vivir el crecimiento económico que tuvo en la última década, por lo que podría haber ajustes que generen conflictividad política y social. De allí la importancia de resolver positivamente los procesos señalados. El liderazgo latinoamericano frente a esos 3 procesos pareciera no haberlos asumido en su dimensión histórica. Luce débil, acomodaticio y lleno de intereses; ajenos a los principios. Muchos de ellos debilitados por sus propios conflictos internos, en particular de corrupción.
Es fundamental que los latinoamericanos demos el ejemplo al resto del mundo de que nosotros, y entre nosotros, somos capaces de resolver pacífica y satisfactoriamente los desafíos que se nos presentan.
* Carlos Vecchio es abogado, coordinador político nacional de Voluntad Popular. Twitter @carlosvecchio