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La politización de los cielos

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La politización de los cielos

El papa Francisco propugna, sorpresivamente, un Estado laico, lo cual es coherente con su bandera de la libertad y la tolerancia religiosa; se sacudió a Dilma Rousseff que pretendía una alianza politiquera de éste con Brasil contra la pobreza, en nombre del universalismo de la Iglesia; y sus exhortaciones más continuas son a que las elites gobernantes asuman sus terrenales tareas, sobre todo con los excluidos, los que padecen. En síntesis, se exhibe como un hombre ilustrado, moderno, al menos en algunos puntos políticos capitales.

 

Es de no creer pero nuestros autoproclamados izquierdistas latinoamericanos nos referimos a los pitecántropos del Alba y sus vecinos, les ha dado por hacer beata y santera la política, y de la forma más atrasada, tramposa e hipócrita. Un retroceso mental peligroso a formas de irracionalismo tribal, fundamentalista.

 

No creemos que valga mucho la pena insistir en el tratamiento que se le viene dando a la posteridad de Chávez, simplemente por sabido y recurrente. Basta recordar el uso patológicamente obsesivo que le da su sucesor Nicolás Maduro que lo llama además de papá, Cristo, eterno, redentor… y le atribuye capacidad de retornar a este valle de lágrimas convertido en pajarito parlanchín o ejercer influencias sobre el propio.

 

Todopoderoso (¡oh locura teológica¡, ¡oh blasfemia¡) para darse cuenta de la cuantía del fenómeno a otros niveles y sentir vergüenza ajena. Pero la cosa va mucho más allá del culto mágico al difunto, baste recordar aquella virgen con metralleta en el 23 de Enero para ver en qué desvarío animista andamos desde hace un buen rato.

 

Pero resulta que el fenómeno no es solo local. El diario El País recoge manifestaciones muy similares en Nicaragua, donde la sacerdotisa mayor es Rosario Murillo, la primera dama, de oscuro pasado conyugal y maternal, que ahora reviste de exuberante simbología religiosa todos los actos sandinistas y hasta atropella a los nicas todos los días invocando a Dios sobre la duración del régimen, condenado por inmoral y corrupto hasta por el propio Ernesto Cardenal.

 

No olvidemos al gran Evo, pero ese anda más atrás, por otros caminos sacros, precolombinos.

 

Y en días pasados hubo protestas porque se puso en circulación en Argentina un afiche con una foto de la impoluta Cristina, acompañada por su principal candidato a las elecciones legislativas…y un distraído Francisco. El Papa en campaña electorera, pues.

 

No hay que olvidar que posiblemente la matriz originaria de esta reciente simbiosis entre cielos y tierras, dioses y pecadores, debe estar en Cuba, aunque hay que reconocer que con más sindéresis y realismo (al fin y al cabo se definieron alguna vez como marxistas-leninistas), en que se valieron de la Iglesia y del propio Vaticano para devolverse acompañados hacia el capitalismo, cosa en la que andan, poco a poco.

 

Lo cierto es que no hay mejor muestra de nuestro despelote ideológico que el eclecticismo que muestra, por ejemplo, esa comiquita televisiva gobiernera en que el Che y otros ateos feroces reciben a Chávez en el cielo, como si la religión no fuese para éstos el opio de los pueblos, según recitaba el barbudo padre de la criatura.

 

Editorial del Tal Cual

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