La libertad, misión imposible en Venezuela
junio 10, 2015 4:51 am

POCO más de cuarenta y ocho horas ha durado el viaje de Felipe González a la Venezuela bolivariana. El expresidente del Gobierno tuvo que abandonar el país y su intención de asesorar a la defensa de los opositores encarcelados por la autocracia chavista después de que se le prohibiera visitar a Leopoldo López, uno de los líderes políticos encarcelados por Nicolás Maduro. Ni siquiera se le concedió permiso para asistir a la vista preliminar del juicio, que se celebra hoy en Caracas, lo que da buena medida del calamitoso estado de los Derechos Humanos más básicos en ese país.

 

 

Con la salida de González, el régimen consigue una pírrica y absurda victoria, pues ante todo el mundo ha quedado confirmado que hoy en día Venezuela es lo más parecido a una dictadura donde no hay libertad ni para elegir abogado. La maniobra del régimen chavista, que obstaculizó sus gestiones con una indecente campaña de desprestigio, está sirviendo esencialmente para revelar lo insignificante de sus argumentos.

 

 

Falto de justificaciones, resulta patético ver a Maduro pretextando una enfermedad para anular su viaje a Europa, incluida su audiencia con el Papa Francisco, por la inquietud que le ha producido la llegada de González a Venezuela. El heredero de Chávez está cómodo en sus monólogos televisivos porque ha logrado aplastar a medios de comunicación y organizaciones críticas en su país, pero se encuentra desnudo ante cualquier debate donde tenga enfrente a auténticos demócratas.

 
El frustrado viaje de González debería servir para abrir los ojos a quienes todavía insisten en ignorar las características totalitarias del régimen venezolano, incluyendo a los dirigentes de la izquierda española que se empeñan en negociar o que aúpan a los émulos europeos del chavismo liberticida.

 

Editorial de ABC.es