Reaparecieron los fulanitos… Que si El Sistema esto, que si El Sistema aquello. Que si Gustavo Dudamel esto, que si Gustavo Dudamel aquello. La misma cantaleta de siempre. La misma inquina. La misma envidia.
La música, en sus diversas formas y géneros, tiene la capacidad de influir en las emociones, pensamientos y comportamientos de las personas. Actúa como un medio de expresión y conexión que trasciende las barreras culturales y lingüísticas. Para la gran mayoría, la música ofrece un espacio donde siempre se puede encontrar inspiración y solaz, así como también consuelo y alivio emocional. Viene a mi memoria el video de Lady Gaga cantando junto a Tony Bennett, quien padecía de un alzhéimer avanzado, pero que al comenzar a escuchar la melodía de las canciones se obraba una especie de milagro en él y comenzaba a cantar. No sabía ni quién era él, pero era capaz de recordar las canciones.
Como músico, José Antonio Abreu se dio cuenta del poder inconmensurable que esta tiene y la usó como instrumento de cambio social. Y eso ha funcionado maravillosamente. Un niño expuesto a la experiencia de ser parte de una orquesta será bueno en lo que se proponga hacer y ser cuando sea adulto.
Me gustaría también invitar a estos fulanitos a ver el documental ganador del Festival de Cine Venezolano en 2023, que ganó en 2024 el premio a la Mejor Edición en el Canadian Cinema Editors Award y ha sido nominada a varios premios importantes, Los Niños de Las Brisas, donde de manera magistral se registran las vidas -durante diez años- de tres niños (cuando empezaron a filmar) hasta que dos de ellos se fueron del país. La música y la participación de ellos en El Sistema del estado Carabobo son a la vez el hilo conductor y el elemento de salvación de unos niños muy pobres, cuyas vidas cambiaron al exponerse a la música, a pesar del ambiente dificilísimo que vivieron en el país, situación que nadie puede negar y que el documental recoge en toda la dimensión de su tragedia.
Los fulanitos, como músicos, deberían saber que la música es el mejor instrumento de redención de las personas, no sólo en Venezuela, ni necesariamente dentro de El Sistema, sino en todo el mundo. La música es amor y por eso es un lenguaje universal. Lástima que en ellos eso no haya funcionado. Lo sé porque volvieron con el chuqui-chuqui.
No voy a entrar -por enésima vez- a explicarles que El Sistema es un programa de Estado que este año cumple 50 años y que Estado y gobierno son dos cosas diferentes. Sólo voy a decirles que si los franceses escogieron a Gustavo Dudamel para dirigir el concierto de la reapertura de la Catedral de Notre-Dame entre toooodos los directores de orquesta del mundo es porque es el mejor. ¡Ayy, cómo les duele!
Y aprovecho, por último, para contarles que hay maneras de canalizar de forma positiva la envidia, porque, aunque es una emoción compleja que todos hemos experimentado en algún momento, si no nos quedamos pegados en su lado oscuro, también puede tener aspectos positivos como motivarnos a mejorar o alcanzar nuestras propias metas si la canalizamos de manera constructiva para evitar el resentimiento que tanto afecta las relaciones personales y profesionales.
Así que, fulanitos, tómenlo como propósito de Año Nuevo para 2025: bajarle dos a la envidia que los carcome.
Carolina Jaimes Branger
@cjaimesb