Monarquia Española
Monárquico no soy. Ni de lejos. Me siento diametralmente opuesto a todo lo que no sea democracia, alternabilidad y cambios. De hecho, soy alérgico a fondo a militarismos y dictaduras mesiánicas de “caudillos deificados”, que son otra forma -quizás peor- de monarquía. Por el contrario, pues, me siento Republicano por convicción profunda de ideas y también por herencia de mis padres. Además, siempre miré a las monarquías europeas como algo fuera de época en los finales del siglo XX y mas ahora en el XXI. Cuando murió Franco, ese criminal dictador, rémora del mayor atraso fascista de la pre-II Guerra Mundial, seguí con el mayor interés, casi con pasión y al “dedillo” -tanto como se podía en aquellos años- lo que fue la transición a la democracia española y la consolidación de ésta. Y fue entonces cuando comencé a “descubrir” a aquel extraño Rey, Juan Carlos, que al revés de lo esperado, se mostraba como -tomo prestada la frase del gran periodista Juan Luís Cebrián, director-fundador de El País- un motor del cambio y la democracia. Lo era junto a figuras claves como Adolfo Suárez (UCD), Felipe González (Psoe), Santiago Carrillo (PCE) y otras mas. ¡Qué generación aquella!.
Ex presidentes españoles
Adolfo Suárez con Santiago Carrillo (izda.) y Felipe González.
Miren este primer dato: Como ETA se había cargado al almirante Carrero Blanco, otro dinosaurio, virtual heredero de Franco, éste desempolvó a la antigua dinastía de los Borbón, (con el padre de Juan Carlos se había peleado y lo echó de España) y trajo al jovencito Juan Carlos. Lo designó Rey con poderes absolutos. El dictador murió pensando que había amarrado su dictadura por muchos años mas. Pero Juan Carlos renunció a los poderes absolutos y convocó a elaborar una Constitución para la democracia. Designó un jefe de gobierno con quien acordó negociar medio en secreto con republicanos, socialistas y comunistas asi como con la nueva derecha democrática. Democracia parlamentaria y una monarquía “de estado” que no de gobierno. La sometió a referéndum y fue aprobada, por cierto, con 88% de los votos en un país donde la república, la izquierda, y los nacionalismos vascos y catalanes seguían siendo la mitad o algo mas del país. ¡Cedió el poder absoluto!. Conservó un poder algo simbólico para unir a España y transitar a la democracia. Nada común.
Con su anuencia e impulso discreto regresaron a la legalidad el Partido Socialista Obrero Españól, el partido comunista, el Partido Nacionalista Vasco, la Generalitat catalana. Se disolvió el viejo “Movimiento”, el partido único fascista del franquismo y se fundó una derecha moderna y democrática, la UCD que luego daría paso al PP.
Su papel fue clave para desbaratar el golpe de estado militar del coronel Tejero, aquel militarote abusador que asaltó a las Cortes (al Congreso) con todos los diputados y todo el gobierno adentro. Juan Carlos los rechazó y ordenó que se entregaran. Y así tuvieron que hacerlo. ¡Un Rey restituyendo la democracia!. Con su discreto pero claro apoyo se firmó el llamado Pacto de la Moncloa, con todos los partidos de la derecha a la izquierda, el de la gobernabilidad y la alternancia.
Adolfo Suárez (izda.) el día del intento de golpe de Estado de Tejero en el Congreso de los Diputados el 23 de febrero de 1981. Foto EFE
Intento de golpe de Estado de Tejero en el Congreso de los Diputados el 23 de febrero de 1981. Foto EFE
Sus gestos grandes quedaron para la historia. Hay que ser catalán para entenderlo, pero el Rey fue a la inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1982. Allí al tomar la palabra para el acto protocolar de declarar inaugurados los Juegos, dijo un par de frases en catalán. ¡Fin de mundo!. Un Rey de Castilla, heredero de la corona conquistadora, reconocía el idioma y la cultura del país sometido, el que siempre se rebeló contra la dominación. Un gesto de reconciliación histórica. Cuando lo escuché en la TV di un salto, los que estaban conmigo allí, en la redacción de deportes de Correo del Caroní no entendían nada. Recordé los relatos de mi madre de como de niña, durante la dictadura de Primo de Rivera, solo hablaban catalán en la intimidad del hogar y en voz muy baja, so pena de cárcel.
Luego, también por la TV, lo vi junto al entonces presidente venezolano Luís Herrera Campins con ocasión de conmemorarse el Bicentenario del nacimiento del Libertador Simón Bolívar. Juan Carlos vino a Caracas y allí, en el Panteón Nacional, rompió el protocolo y se arrodilló ante el sarcófago contentivo de los restos del Libertador. El rey arrodillado ante Bolívar el vencedor de la Independencia. Era la reconciliación con América.
Los venezolanos de éste tiempo lo recordamos mas por aquel famoso terremoto del “¿Por qué no te callas?” que no tuvo réplica sino silencio. Hoy, a los 76 años, con una España que necesita renovación en sus instituciones, en su democracia, también supo dar el paso correcto: abdicar en favor de su hijo Felipe para dar paso a las nuevas generaciones, lo que de paso supone que España tendrá a Letizia, una Reina plebeya, periodista, ex narradora de noticias de TVE.
Principe Felipe de Borbon España
Nota final 1: Veo a los dirigentes de algunos grupos de la vieja izquierda española, algunos con rostro de “renovadores” sin serlo, reclamando que no aceptan mas a ningún Rey, que quieren referéndum popular. Llamazares, Iglesias, etc son los que callaron y hasta aplaudieron cuando el Rey Fidel Castro abdicó su corona en Cuba en favor de su hermano Raúl, al que designó sucesor en el mando supremo sin que nadie lo eligiera. Como en la Cuba tan cercana de España apoyaron esa monarquía sui géneris, no les creo sinceros en su republicanismo total en la España de hoy.
Nota final 2: Algunos feos escándalos, como el de corrupción de su yerno Iñaki Urdangarin. O el del indignante safari en África del que fue protagonista, salpican la historia de Juan Carlos, lo que demuestra simplemente que los Reyes también son simplemente humanos. Con defectos como el resto de los mortales. Por eso es que las monarquías son cosas de otro tiempo, aunque algunas veces funcionan como instituciones para dar estabilidad, gobernanza y hasta para abrir caminos a la democracia o -está por verse lo que hará Felipe- para renovarla.
Nota final 3: Frases: 1.- Felipe González: “Yo no he sido un monárquico militante convencido, y el Rey lo sabe desde el minuto uno en el que hablamos (…pero…) en los últimos 300 años de historia de España nunca ha habido una época en la que un rey asume la totalidad de las responsabilidades, renuncia a esa totalidad desde el día que nombra a Adolfo Suárez, delega el poder ejecutivo en el Gobierno antes incluso de someterse al dictado de la Constitución y nos da por primera vez en 300 años un periodo de estabilidad democrática y de convivencia en libertad” 2.- Lluis Bassets: El rey que abandonó el centralismo “Monarquía y centralismo han sido términos muy asociados en España, el reinado de Juan Carlos I es la excepción” 3.- Un pilar de la integración europea (análisis) El Rey personifica en Bruselas la transición democrática de España y su ingreso en la Unión Europea 4.- Mas (presidente de la Generalitat catalana): “Habrá cambio de Rey pero el proceso catalán sigue adelante” 5.- Los empresarios: “Decisivo en el entendimiento de los españoles”. Sindicatos: “Aprovechar la ocasión para emprender una reforma de la Constitución”
Damián Prat