La creación artística está dejando de ser atributo exclusivo de la capacidad humana. Una realidad que nos ronda o, mejor dicho, ya llegó. Con la Inteligencia Artificial (IA) se puede producir arte que sea indistinguible del arte creado por humanos. Ha surgido un nuevo género, “el Arte IA”, como también el arte asistido por IA.
En este nuevo paradigma de las artes plásticas, la interacción del artista con el sistema IA, produce el objeto deseado en una relación en la que, con vida propia, la IA puede hacer propuestas o alteraciones, inesperadas para el artista.
La imaginación del artista, asistida por el algoritmo de un sistema IA, puede ser sorprendida por la complejidad, la plasticidad, lo acabado del objeto logrado. Son notables los aportes posibles en colorido, textura o generación de nuevas ideas que permiten al artista concentrarse en otros aspectos del proceso.
Son ilimitadas las posibilidades, incluso para conectar campos distintos de creación. Recientemente, un escritor australiano ha producido una novela gráfica, con todas las ilustraciones necesarias, sin saber dibujar. Son sistemas generadores de arte, plataformas que convierten en imágenes cuanto se le pida, text to image, como Dall-E de Open AI o el impresionante Midjourney, que cuentan con bases de datos de millones de ilustraciones a partir de las cuales responden, con precisión y rapidez, a solicitudes, por ejemplo, de empresas de publicidad. Una seria competencia para los ilustradores.
El artista puede imaginar el absurdo y obtendrá una imagen descriptiva. Hay un proceso lúdico que permite diseñar jugando. Como afirmó una artista asistida por IA: “Hacer que cualquier idea cobre sentido y haga menguar el raciocinio hasta desvanecerse”. Abruma y fascina este nuevo mundo del arte que, sin duda, nos obligará a desarrollar una nueva mirada como espectadores.
Parodiando el famoso slogan de la emblemática Publicidad ARS, la Inteligencia Artificial nos insinúa: “Permítanos crear por usted”.
Ramón Peña