logo azul

El Infierno de Dante

Categorías

Opinión

El Infierno de Dante

No se trata amigo lector de un ensayo de literatura universal centrado en La Divina Comedia, obra cumbre del escritor renacentista Dante Alighieri. Aún cuando no cabe duda, que tal cántica inspiró el titulo de esta columna.

 

El gobierno ha intensificado el control de precios, bajo el ropaje intencional de reducir la inflación, a pesar de los fracasos debidamente comprobados a lo largo de la historia de esta lesión a los derechos de propiedad y libertad económica.

 

En plena era de avances tecnológicos y en medio de la globalización, que no acepta limites y bardas a la libre movilidad de recursos financieros y humanos, desde esta Tierra de Gracia se lanza un grito trasnochado: “una fantasma recorre el mundo, el fantasma del capitalismo”. Se han congregado en santa alianza todos los órganos del poder popular bajo la égida y coordinación de la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socio Económicos para extirpar su salvaje existencia.

 

La Sunnde profiere aplicar rigurosamente la Ley Orgánica de Precios Justos y ejercer sus competencias, es decir, llevar al infierno mismo de la exposición regulatoria al empresariado en reacción a sus múltiples pecados transmutados en la Guerra Económica contra el «Paraíso» del “Socialismo del Siglo XXI”.

 

Entra así en escena el margariteño Dante Rivas, que al igual que su homónimo florentino cuando escribió su afamado texto religioso, se encuentra en el meridiano vital, si se tiene presente la expectativa de vida del venezolano (74,31 años para el 2011).

 

El mega ente regulador en que se ha convertido la Sundde, cuenta ahora con el empuje del geógrafo Dante Rivas que en materia del pugilato funcionarial tiene en su haber dos victorias, si se le compara su actuación con la media de desempeño de sus colegas de gobierno. Así pareciera resultar de su burocrático transitar por el Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (SAIME) y el Instituto Nacional de Transporte Terrestre (INTT), en los cuales lideró importantes cambios y una labor reconocida como aceptable. No así podemos decir, de su desempeño como Ministros del Poder Popular para el Ambiente, en el cual fue preso de la vorágine de un monstruo que ha venido creciendo sin poder ser vencido o, por lo menos, aplacado en cuanto a la posibilidad cercana de una gestión que lo lleve a niveles prestacionales de eficiencia y eficacia.

 

Las empresas sometidas a la regulación entran al «Infierno» regulatorio leyendo la inscripción cercana a la descripción de la planificación centralizada : ”es por mí que se va a la ciudad del llanto, es por mí que se va al dolor eterno y el lugar donde sufre la raza condenada, yo fui creado por el poder divino, la suprema sabiduría y el primer amor, y no hubo nada que existiera antes que yo, abandona la esperanza si entras aquí”.

 

Y al abandonar la esperanza de producir, retribuir debidamente su esfuerzo y cumplir con la misión de colaboración con otras empresas para marcar la pauta de desarrollo, se adentran de la mano de la Sundde y sus interpretaciones de abierta discrecionalidad por los distintos círculos del infierno regulatorio.

 

En el primer círculo, que el poeta italiano reservó a los infieles, se encuentran los empresarios no bautizados en la religión del socialismo bolivariano y el bajo catecismo del Plan de la Patria; efectivamente atormentados con verificaciones, fiscalización y requerimiento de múltiple índole.

 

El segundo circulo, reservado por el florentino a la lujuria, se encontrarán ya no a los «malefactores carnales» sino aquellos empresarios que aspiran, dentro de la lógica de las leyes y libertad económica, a una razonable rentabilidad por su emprendimiento.

 

El tercer circulo, que Alighieri destinó a la gula, donde se castiga a los condenados “con la pena de ser batidos por una fortísima lluvia mezclada con grueso granizo, y ensordecido por lo terribles ladridos de Cerbero, que además los desgarra con uñas y dientes”, se ubicarán los pecaminosos empresarios que definan su estructura de costos de acuerdo a los principios contables generalmente aceptados y el ordenamiento jurídico, y no por los criterios restrictivos de la Sundde.

 

El cuarto circulo, el de avaricia y la prodigalidad, se encuentran, en descripción del poeta italiano, aquellos que chocando unos con otros, se injurian y reprochan: «¿Por qué acaparas?», los otros: «¿Porqué derrochas?» para continuar cada grupo por recorrer nuevamente el círculo en sentido contrario, hasta chocar de nuevo con el otro. Es el círculo dedicado a los empresarios indicados sin base legal y comprobación de acaparadores, aún incluso aquellos que mantenga inventarios para cumplir, por ejemplo, con exigencias legales de garantía a sus clientes.

 

El quinto circulo, colmado por los iracundos y perezosos en la visión de Alighieri, estará reservado a aquellos empresarios acusados de boicot por la racionalidad del infierno, nada poético por cierto, de nuestra existencia regulatoria. No importa que estén agobiados por los costos de la normativa laboral, la dificultad de acceso a las divisas, la incidencia confiscatoria de la tributación local y parafiscal, la escasez de insumos y la inflación.

 

El sexto círculo, el de los herejes de Dante, el italiano, no el neoespartano y revolucionario, estará reservado a los empresarios condenados por insistir en los grandes tropiezos y yerro continuado del modelo económico de Giordani. Serán aquellos acusados de desmejorar los bienes y servicios regulados.

 

El séptimo circulo, el de los violentos contra sí mismos y la naturaleza (suicidas; blasfemadores; sodomitas y usureros) para «il Sommo Poeta», estará reservado, en este endógeno Inferno, para los dirigentes empresariales que llaman la atención del gobierno, que reclaman cambios inmediatos de la política económica y monetaria. Los especuladores de siempre, los que generan prácticas corruptivas entre particulares. El alto mando de la Guerra Económica.

 

El octavo circulo, los que comenten fraude y traición. En nuestra infernal planificación centralizada entraran los que tengan una información de costos y financiera acorde con la racionalidad y las leyes económicas contraria a la irracionalidad de los criterios del ente regulador.

 

El noveno circulo, el de la gran población penitente en el drama religioso, se encuentran los grandes traidores, los autores de las grandes traiciones. Aquí sin duda irán a parar todos los que, de una u otra, manera disientan o difieran de los criterios regulatorios en materia de controles de la estructura de costos, rentabilidad, uso de la capacidad instalada y uso de divisas.

 

La planificación centralizada promete un «Paraíso» pero sus resultados convierte en un «Infierno» la existencia ciudadana: inflación y escasez.

 

Ojala, aún cuando tememos lo contrario, que Dante Rivas, quien nos merece respeto y tenemos buena impresión, no quede condenado al «Infierno» de la planificación centralizadora.

 

Por Leonardo Palacios Márquez

(@NegroPalacios)

 

Comparte esta noticia:

Contáctanos

Envíe sus comentarios, informaciones, preguntas, dudas y síguenos en nuestras redes sociales

Publicidad

Si desea obtener información acerca de
cómo publicar con nosotros puedes Escríbirnos

Nuestro Boletín de noticias

Suscríbase a nuestro boletín y le enviaremos por correo electrónico las últimas publicaciones.