Si en su escalada represiva el gobierno autoritario instalara micrófonos en abastos y supermercados, para husmear en las opiniones de la población, haría redadas multitudinarias. En esos ámbitos hay una protesta sostenida, indisimulada, cada vez más airada y amarga.
Si desde 2007, más o menos, hemos padecido un desabastecimiento puntual de algunos productos, sobre todo en repuestos y suministros de maquinarias y electrodomésticos, en los últimos tres años la escasez se ha hecho endémica y generalizada: la procura de los bienes de consumo básico nos exige horas de búsqueda, peregrinación, colas y gastos extras en transporte. Además de que, al encontrar la mercancía, nos cuesta mucho más de lo que habíamos calculado.
La inflación se le salió de cauce al Gobierno desde septiembre de 2012, tras haberse ufanado de haberla doblegado con la Ley de Costos y Precios Justos (esto es, después de haber extendido y profundizado los controles de precios, recurriendo a congelaciones y descensos forzosos de los precios en un grupo de rubros, entre ellos, por cierto, el papel higiénico y las toallas sanitarias).
La escasez originó más inflación, con la particularidad de que esa porción del aumento fue al bolsillo del vendedor (formal o informal) que consigue y vende los productos escasos, pero no al bolsillo del productor, quien sigue esperando que el Gobierno autorice el aumento de precio del bien regulado.
Si esto fuera poco, el nefasto ministro Giordani contribuyó a aumentar la crispación con sus amenazas: “Pónganse alpargatas, que lo que viene es joropo”, y con la intensificación del racionamiento de divisas que disparó el precio del dólar paralelo.
El cierre de la asignación de divisas no sólo disparó la inflación (cuando el BCV publique el resultado de mayo, la inflación anual habrá superado 30%), sino que al prolongarlo se ha impuesto un curso recesivo a la economía: después de reportar un crecimiento económico de 5,7% (asociado en 70% a la construcción), al final de este año se reportará una caída de, al menos, 2%.
Al consultar con la economista Tamara Herrera por qué se racionan las divisas, si está claro que eso provocará esta desesperante situación, que, además, está socavando el gobierno del presidente puesto por el CNE, ella responde: “Por diseño”.
El régimen procede de esta manera, que sólo abona al caos, no de manera improvisada sino por diseño, que, explica Herrera: “No sólo es inherente a un control de cambios cada vez más rígido (al punto de borrar, en febrero, 20% del suministro de divisas para importaciones privadas, provisto vía Sitme), sino que para lograr el mayor control sobre la renta nacional, a lo largo de los últimos siete años se han creado y modificado normas para poner inmensas proporciones de las divisas petroleras fuera de la mirada de los venezolanos. La rendición de cuentas es tan pobre que parece un acto de cinismo”.
¿Cómo ocurre esta acumulación de recursos en dólares mientras el BCV opera con un saldo promedio de reservas líquidas de apenas 3 millardos de dólares? Por tres vías: 1) Traspaso de reservas del BCV hacia el Fonden, por un supuesto “excedente”, del que se tenía noticia exclusivamente por lo que a Chávez le diera la gana de decir. 2) Aportes mensuales al Fonden por parte de Pdvsa, según el precio del petróleo (por cada 100 dólares, Pdvsa entrega 21 dólares); y 3) acumulación en Bandes de los pagos de China por petróleo. Por estas 3 rutas, en 2012 se canalizaron 31 millardos de dólares al Fonden.
Si los mecanismos siguen activos, en lo que va de año se han dirigido hacia el Fonden y Bandes al menos 8 millardos de dólares. Así que, sin contar los recursos del Fondo Chino y Bandes (cualquiera que sea la cantidad que se dignen a informarnos algún día), a los 4 millardos de dólares que había en el Fonden a comienzos de 2013 (según memoria del Ministerio de Finanzas), hay que sumar al menos 8 millardos de dólares.
¿Será posible que, en lo que va de este año, se haya invertido tanto dinero? ¿En cuáles programas?, si es evidente que el país se está cayendo. ¿Por qué el Gobierno se endeuda para obtener dólares? ¿Será que, además de las reservas, también se rasparon los recursos de Bandes y Fonden?
Si los reales están, que los muestren y reconozcan que no los sueltan porque consideran que a esta economía le basta con lo que se ve. Por ende, que hemos estado viviendo un ajuste económico impuesto por vía del racionamiento.
Y si no están, que rindan cuentas, porque hemos comenzado a sospechar que alguien movió ese dinero con la idea de rescatar la revolución en el último momento. O, simplemente, que tal como confirmó Mario Silva, la república ha sido secuestrada por ladrones que actúan en complicidad con factores extranjeros.
El pueblo venezolano podría estar pasando penurias porque los jerarcas del régimen decidieron esconder los dólares en cuentas secretas… o privadas, con sus nombres.
Milagros Socorro