Respeto al alma propia sobre la carne ajena. En esa frase de Andrés Eloy queda resumido el concepto de dignidad, quizá se acerquen mucho a su concepto de dignidad, los versos del poeta venezolano (de cuyo nombre no me acuerdo).
LA FRENTE HONRRADA QUE EL SUDOR SE MOJA
JAMÁS ANTE OTRA FRENTE SE SONRROJA
NI SE RINDE SERVÍL A QUIEN LA ULTRAJA
Recuerdo que cuando fue hecho preso le manifesté mi esperanza y mi confianza, en que él: IVÁN SIMONOVIS sabría llevar su privación de libertad con DIGNIDAD. Hoy veo como la carne de Iván sirve de herramienta para el envilecimiento de sus carceleros y compruebo que mi abuela tenía razón cuando afirmaba: CABEZA LLEVA PÍE Y NO PÍE CABEZA.
Porque Bony en su carta nos habla de Iván, separando debidamente al hombre digno del cuerpo mismo, son estas las palabras escritas por Bony LOS TRATAMIENTOS QUE SU ENFERMO CUERPO REQUIERE, se refiere ella con toda claridad al cuerpo de Iván, porque el real y verdadero Iván Simonovis es el descrito por María del Pilar, el de la cabeza bien puesta sobre sus hombros (CABEZA LLEVA PÍE), allí: en la mente ciudadana esta el compañero de lucha con su Templanza, Voluntad, Inflexible espíritu, ánimo indestructible, de esa forma Iván al ser ejemplo vivo de Dignidad, nos brinda diariamente lecciones de patriotismo, de formación y valor cívico y en estas lecciones no incluye el matrimonio Simonovi la tan putiada palabra PATRIA.
Porque la dignidad es inherente al ser humano, es una forma de ser, es una manera de actuar, de pensar, dignidad es una manera de relacionarnos con quienes nos rodean, ser dignos implica “Respeto al alma propia sobre la carne ajena”, por esa razón hemos sido testigos de esa lucha entre el preso digno y los carceleros, que habiendo perdido la suya llevan años tratando inútilmente de mercadear la dignidad ajena.
El torturador de cualquier tipo pierde su dignidad antes que el torturado, en ese sentido sostenemos que antes de ser dado el primer golpe, antes de ser encarcelada una persona, ya hay muchos culpables, empezando por quienes dan la orden continuando con sus seguidores, a los cuales usted puede llamar policía, ministro, juez, etc. Todos son seres indignos pues todos colaboraron y colaboran con su indignidad a dirigir el monumento que hoy Iván tiene en nuestras mentes y nuestros corazones.
A esos indignos seres que su Dios los perdone, si acaso puede perdonarlos.
Por Pablo Eloy Moscó