El pasado domingo 5 de enero, la Asamblea Nacional instaló el actual período de sesiones parlamentarias.
Me correspondió intervenir en representación de la fracción de la Alternativa Democrática, y empezamos por decir que no postulamos ningún candidato para la junta directiva porque conocíamos de antemano la decisión excluyente y negadora de la voluntad popular que representamos que ya había tomado la bancada del oficialismo.
Destacamos el hecho de que ante un país que vive en crisis de todo tipo, es necesario el diálogo para buscar soluciones, que esa actitud excluyente hacia quienes representamos la Unidad Democrática en la Asamblea Nacional es una posición contraria al interés nacional. Señalamos entre los graves problemas que vivimos, el hecho de que la inflación del año 2013 haya terminado en 56%, con sus graves consecuencias para un costo de la vida cada día más alto; el crecimiento de la violencia y el incremento de los homicidios a niveles insoportables, y la crisis institucional que significa el hecho de no haber renovado el TSJ ni el CNE porque no ha habido voluntad para el diálogo.
Anunciamos que votaríamos negativamente la ratificación de la junta directiva de la Asamblea Nacional; en primer lugar, porque ha venido aplicando de manera arbitraria el Reglamento Interior y de Debates que impide que prosperen las propuestas de la Alternativa Democrática para dar debates que tengan que ver con el interés nacional, con los problemas del pueblo. En segundo lugar, porque ha permitido el atropello físico a muchos diputados, promoviendo incluso maniobras judiciales para quitarles la inmunidad parlamentaria de manera arbitraria a algunos colegas diputados de esta Asamblea Nacional, y porque se ha torcido la voluntad popular para obtener el voto 99 utilizando nuevamente al Poder Judicial como instrumento político, por lo cual consideramos que no tenía méritos para ser ratificada.
Dos días después de esa sesión, la Conferencia Episcopal Venezolana, a través de monseñor Diego Padrón, en relación a la necesidad del diálogo, dijo: “Lo contrario fue la instalación de la Asamblea Nacional. Espero que este evento no entre nunca en los libros de textos escolares como de diálogo y parlamentarismo civilizado”.
Ante las sabias palabras de monseñor Padrón, sólo nos queda decir: Amén.
Por Omar Barboza