A comienzos de los años sesenta tuve ocasión de visitar la República Federal de Alemania con un grupo de estudiantes latinoamericanos para participar en un curso de formación política, que incluía una entrevista con el viejo canciller demócrata cristiano, reconstructor de Alemania después de la Segunda Guerra, Konrad Adenauer, ya retirado de la vida pública. Vivía en una modesta casa y lo encontramos cultivando sus rosas en el jardín.
Alemania había quedado dividida en dos mitades después de la guerra: una mitad comunista, paradójicamente llamada República «Democrática» de Alemania, y una mitad ocupada por las potencias occidentales; y el muro de Berlín, que separó en dos a la ciudad por años, acababa de ser levantado.
Adenauer nos recibió con mucha amabilidad y conversó un largo tiempo con nosotros. En el momento de las preguntas, le pedí su opinión sobre la reunificación de Alemania y si él creía necesaria una nueva guerra para que se pudiera lograr la reunificación. Me contestó con mucha firmeza: «Nunca guerra. Nunca guerra». Y agregó que sería una cuestión de paciencia: «Si ellos tienen la razón, y yo estoy seguro de que no la tienen, Alemania se reunificará como una gran nación socialista. Si, por el contrario, nosotros tenemos la razón, y yo estoy seguro de que la tenemos, Alemania se reunificará como una gran nación democrática».
¡Cuánta razón tuvo el viejo Adenauer! El muro de Berlín cayó en noviembre de 1989 siendo canciller otro gran estadista demócrata cristiano, Helmut Kohl, y Alemania se reunificó como una gran nación democrática. El modelo socialista que se había establecido en la República «Democrática», basado en la dictadura de un partido único, en la economía dirigida por el Estado y en el sometimiento del país a la Unión Soviética, colapsó por sí solo y se vino abajo sin necesidad de una nueva guerra. La clave del éxito posterior de la reunificación de Alemania no estuvo en la confrontación, sino en el diálogo.
Lástima que los que están gobernando a Venezuela todavía no se han enterado de que el modelo socialista fracasó en Alemania; de la misma forma en que ha fracasado siempre, en todos los países y en todos los tiempos.
Seguiremos conversando.
@efernandezve
Por Eduardo Fernández
