1. Era lo que faltaba
El propio Presidente Nicolás Maduro, anunció, el viernes pasado, la intervención de la Dirección General de Mercado Nacional de PDVSA, dependiente de la Dirección Ejecutiva de Comercio y Suministro de dicha empresa.
«Hay indicios muy serios de la vinculación de grupos mafiosos con algunas instancias de empresas del Estado, los vamos a perseguir y los vamos a castigar con el doble de la severidad con que se castiga normalmente,» dijo el Presidente Maduro.
¿Por qué esta medida drástica? Porque el gobierno tiene indicios ciertos de contactos entre mafiosos y ciertas instancias del Estado Venezolano. Grave. Muy grave. Gravísimo.
Estamos en presencia de un hecho inédito, desde que yo tengo uso de razón. La responsabilidad de la investigación, ordenada por Maduro, recayó en el Vicepresidente Ejecutivo, Jorge Arreaza, y Asdrúbal Chávez, presidente de Petróleos de Venezuela. Era el que faltaba en la parranda.
2. La medida es por 30 días
La Gaceta Oficial, que contiene el decreto de intervención, al referirse al objetivo de la medida, señala que es para revisión, análisis, evaluación y optimización de las operaciones de recepción, almacenamiento, despacho, distribución y comercialización de combustibles, lubricantes, asfaltos, solventes y grasas, entre otros derivados, con la finalidad de hacer más racional y eficiente la atención de la demanda interna de esos productos, y evitar su contrabando y otras prácticas distorsivas. ¿Cómo lo ven, ustedes lectores? Yo también lo veo mal. Muy mal. Malísimo. Era lo que nos faltaba en nuestra gallina de los huevos de oro.
3. Los tentáculos de corrupción se expanden
La corrupción no respeta ni al Vaticano. En Venezuela ningún organismo está a salvo. Bien sea Miraflores, la Conferencia Episcopal, PDVSA, ministerios, empresas públicas, y pare usted de contar. He nombrado a Miraflores, porque si los tentáculos han llegado a Pdvsa, pienso que les será más fácil a los mafiosos, penetrar, a través del portón principal, en el mismísimo Palacio de Miraflores. ¿Me he explicado? Bueno, lo cierto es que nada ni nadie es ajeno a este flagelo. El dinero no encuentra obstáculo para derribar cualquier muro. La compra de conciencia permite que se vulneren los mecanismos de seguridad más sofisticados del mundo. Y se dobleguen las mentes más sólidas. Dios mío, mete tu mano para salvar a este país de tan gigantesca tragedia…
Me voy de frase: «Si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte de ella» (Joan Baez)…
Chao. ¡Volveré!
Teófilo Santaella
Aporrea