El país entero se paralizó el pasado 10A cuando finalmente los miembros de la MUD se apersonaron en Miraflores para un encuentro con el poder. Gracias a los buenos oficios de los cancilleres de Unasur y del Vaticano, 11 representantes de los partidos políticos pudieron plantear en cadena nacional su visión de país, que evidentemente difiere mucho de la historia oficial
Opositores y oficialistas por igual hicieron votos porque cese la violencia y porque se cumpla la Constitución. Los dirigentes de oposición aunque se dividieron los temas a tratar, coincidieron además en su llamado a la liberación de los presos políticos y en pedir se hiciese una reunión con los estudiantes, a quienes decían no representar.
La oposición llegó a este encuentro no sin muchos tropiezos. Voluntad Popular y su líder máximo, Leopoldo López, no estaban de acuerdo con la comparecencia. Suponemos que María Corina Machado y el alcalde Ledezma pensaban igual. Esa misma noche, el hashtag #VenezuelaNoDialogaconAsesinos estuvo entre los Trending Topics globales. Y mucho se especuló sobre la desconfianza de que los líderes políticos fuesen a «vender» a los estudiantes. Pero el encuentro se dio y fue positivo al menos en el campo expositivo para la oposición.
De ese lado la lógica de los presentes era compacta: se trataba de 10 representantes de partidos políticos más el coordinador de la MUD. Pero del otro lado todo fue más confuso.
¿Con quién dialogaba la MUD? ¿Con el gobierno? ¿Con el Estado?… ¿con quién? ¿Si era con el gobierno, qué hacía allí Diosdado? ¿Si era con el Estado, por qué no hablaron todos los Poderes? ¿A cuenta de qué había un Tupamaro, un gobernador y un alcalde si la conversa era con el Poder Nacional?
El detalle es que la MUD hablaba con el «cogollo» del PSUV. Líderes que personalizan el poder y que estaban allí no defendiendo al pueblo, ni siquiera a la revolución, sino a sus propios intereses y privilegios.
Esa reunión dejó de manifiesto cómo se viola la Constitución al entremezclar descaradamente los conceptos de partido, gobierno, Estado y nación, supeditando todos a la voluntad del primero.
Sin rubor ni vergüenza oímos decir al presidente de la Asamblea Nacional que él obedecía al Presidente de la República. Con todo desparpajo, el gobernador de Anzoátegui hablaba con su tono mandón en nombre de ministros y el Ejecutivo Nacional, y daba cifras de los casos que maneja el Poder Judicial. Y con absoluto cinismo los personeros del régimen espetaron frases en nombre de un pueblo del que lucen cada día más distantes, para boicotear toda posibilidad de entendimiento.
Queda claro que los principales obstáculos a la paz estaban sentados en el lado rojo de la mesa del 10 . Los once del patíbulo usarán el poder sin rubor para mantener su hegemonía.
@rubensyanes
Por Rubens Yanes