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Comportamiento ejemplar

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Comportamiento ejemplar

Un comportamiento ejemplar»… En esa frase dada por el Vicepresidente Arreaza a propósito de la actuación de los paramilitares en moto se resume toda la política del terror que se está imponiendo desde el gobierno. Y es que si algo se ha logrado en este mes -a la par de la renovación del espíritu de resistencia- es, precisamente, desnudar el talante represor del régimen.

 

El cinismo de calificar esa orgía de sangre que ha significado la actuación de estas fuerzas de choque como una «actuación ejemplar» llega al paroxismo del vómito cuando se piensa en las madres que se han quedado sin sus hijos, las esposas sin sus maridos, los hijos sin sus padres. Si el permitir su actuación es una inmundicia, el estimularlas y alabarlas es imperdonable. Hay que tener «sangre de horchata» para pensar -si quiera- sentarse en una mesa a conversar con quienes están aplaudiendo y estimulando este «estado de sitio» que de facto se ha impuesto en el país sin ningún tipo de condición y servirles así de «fachada» democrática.

 

No son pocas las fuentes que se nos acercan y nos dicen que dentro de la oposición organizada hay quienes están presionando para que pronto, muy pronto, se anuncie la aceptación del diálogo sin condiciones que quiere «imponer» el gobierno a objeto de, por una parte, «normalizar» la situación y, por la otra, lavar su imagen internacional ante las detenciones, asesinatos, torturas, allanamientos y política del terror tanto de las fuerzas oficiales como de las para-malandras. De llegar a ser ciertas estas voces (las cuales aún me niego a creer) estarían traicionando a la colectividad que ha estado luchando en las calles, a las víctimas y, lo que es peor aún, se estarían convirtiendo en cómplices de esas «actuaciones ejemplares» del terror oficial.

 

¿Quiere decir esto que no se dialogue y que no se busque una solución a este conflicto? Definitivamente No. Pero cualquier conversación tiene que pasar por el desmontaje real de estos grupos y la liberación de todos los presos políticos, tanto los de ahora como los de antes. Condiciones mínimas. De allí en adelante cualquier cosa.

 

La MUD ha dado una agenda mínima razonable para sentarse a conversar y se ha cuidado mucho de mencionar palabras que ya están en la boca de muchos como lo es el término: «dictadura» (lo que a la luz de los hechos luce más que evidente). Intuimos que con esto quieren preservar la posibilidad de una válvula de escape ante un escenario mucho peor. Sin embargo, están en un territorio delicado porque si quienes tienen este espíritu de lucha se sintieran traicionados pudieran pasar por encima de esa instancia y enterrarla como referente para siempre. La gente en este caso también reclama «un comportamiento ejemplar». Ojalá se entienda…

 

mariaisabelparraga@gmail.com

Por María Isabel Párraga

 

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