1. Quiebre financiero: confesión Tareck El Aissami
“Hoy Venezuela se encuentra imposibilitada para buscar financiamiento, encontrándonos en la necesidad de plantear nuevas fórmulas para salir de esta complejidad”, confesó el vicepresidente venezolano, Tareck El Aissami, al término de una reunión con los acreedores de la deuda externa. De esta forma, el segundo más alto funcionario del Estado reconoció la bancarrota financiera de la República Bolivariana de Venezuela, fundada por el PresidenteHugo Chávez, bajo el precepto constitucional de ser “irrevocablemente libre e independiente”, con “su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional (fundados) en la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador”. Ignominioso fin de un grandioso proyecto de liberación de una potencia petrolera, arruinado por default en menos de un lustro por una camarilla de usurpadores socialdemócratas ineptos e inmorales.
2. Catalepsia socialdemócrata
La incapacidad de la dictadura socialdemócrata de pagar las importaciones necesarias resulta del agotamiento estructural de un modelo económico, que ya se había hecho disfuncional en los últimos años del gobierno de Hugo Chávez. El mismo Comandante no implementó las reformas estratégicas ineludibles para refundar el modelo, pese a que las discutía a puerta cerrada, a partir de la crisis mundial de 2008. Y, tampoco lo hizo la camarilla de Cabello-Maduro, desde que se quedó con el poder, a la muerte del Comandante (marzo 2013). Diez años de ineptitud y catalepsia socialdemócrata burguesa frente a los grandes cambios nacionales y globales han producido el desastre, que hoy día vive la nación. Ante tal situación, la pregunta inevitable es: Si las tendencias de evolución negativa del modelo eran visibles tan tempranamente, ¿Por qué no se cambió el rumbo del proceso para conjurar la tragedia?
3. La variable decisiva
La respuesta es evidente. La actual crisis terminal resulta del fallido intento de la Nueva Clase Política “bolivariana” –de la nueva fracción socialdemócrata– de usurpar el poder político, monopolizando la renta petrolera. Dado que esa renta se realiza en dólares estadounidenses, toda la dinámica económica nacional y su macro- y micro-cibernética giran en torno a ese equivalente general supremo. Del manejo adecuado de esta variable decisiva dependía, por lo tanto, la evolución del proceso bolivariano.
4. Aristóbulo Isturíz: confesión herostrática
Karl Marx decía que todos los misterios de la teoría encuentran su explicación en la praxis. Aristóbulo Istúriz, entonces Gobernador del estado Anzoátegui, lo comprobó otra vez: “El control de cambio en Venezuela no es una medida económica…, es una medida política. Porque si nosotros quitamos el control de cambio, ustedes sacan los dólares y nos tumban. Mientras gobernemos tendremos que tener control de cambio. […] Y tendremos que amoldarnos, con control de cambio, a manejar la economía” (14.7.2014). A confesión de parte, relevo de pruebas. Eternizarse en el poder mediante el monopolio del dólar, avalado por las bayonetas y mentiras, es la fórmula de gobierno del “Presidente Obrero” socialdemócrata. ¿Qué lo distingue de cualquier otro régimen burgués?
5. Analfabetismo político en Miraflores
Dirigir un país a través del control del plusproducto –medida recomendada por Fidel a Chávez, en su momento— es la política de todas las clases dominantes del mundo. Pero, hay que saber hacerlo. Y ahí, la troika tenía todo resuelto. Delante de sus narices, Evo Morales, Rafael Correa, Lula y Daniel Ortega, aplicaban exitosamente el know how del desarrollismo criollo viable en América Latina. Simplemente, tenían que entender y asimilar la dialéctica de este desarrollismo. Pero, su incultura, arrogancia, irresponsabilidad e ideología delusional (delusional thinking) lo impidieron y llevaron la economía a la catástrofe nacional. A la par con Mugabe en Zimbabwe y Trump en Estados Unidos, figuran entre los campeones del analfabetismo político global. Ahora aguardan la guerra de Arabia Saudita contra Irán –que Washington e Israel provocan desesperadamente vía sus calibanes mercantil-feudales de la Casa de Saúd— con la vana esperanza de que podrá salvarlos de la bancarrota financiera.
6. Rafael Ramírez: Confesión “sin Bolas”
En un reciente artículo, Rafael Ramírez da otra narrativa explicativa de la catástrofe del régimen, sin mencionar, que él es uno de los principales co-responsables: “…cuando el Presidente Maduro me designa vicepresidente del área económica (2013), yo tenía una idea clara de los problemas y de lo que había que hacer. Algunos compañeros me advertían que no tendría el apoyo necesario para hacerlo… [Nuestra] agenda la explicamos… desde el sector internacional en Londres en junio de 2014, hasta la dirigencia y las bases del PSUV en el Congreso del partido en julio de ese mismo año, donde recibió un entusiasta apoyo… La consigna fundamental del Plan era estabilizar la economía, alcanzar los equilibrios. Crear otro sistema cambiario que convergiera hacía un valor que tuviese algún tipo de fundamento económico…También se propuso una estrategia para el manejo de deuda, aplanar los vencimientos y el manejo de activos en el exterior, entre otros. No se pudo. ¿Qué fuerzas actuaron torpedeando esta agenda? Siguen allí y hay que identificarlas…”.
7. El hermano Ramírez
Efectivamente, si estas “fuerzas” han saboteadas las reformas vitales necesarias para la sobrevivencia del proyecto histórico de Chávez, desde hace más de un lustro, hay que identificarlas y neutralizarlas. La pregunta obvia es, ¿por qué Ramírez no las identifica? Desde la salida del General Raúl Baduel en 2008, forzada por la mafia de Diosdado Cabello, el hegemón del gobierno siempre ha sido ese teniente anticomunista. Y sigue siéndolo hasta el día de hoy, detrás de la fachada del ridículo Reality Show, que el cantinflesco “Presidente Obrero” pretende vender como política. La respuesta a la interrogante es autoevidente: Ramírez sigue la Jura de Reglas de esa hermandad tropical privilegiada, de la cual es miembro, disfrutando “las dulces mieles del poder” (Fidel).
8. José V. Rangel: Confesión “con Bolas”
Quién finalmente las encontró es el decano del periodismo chavista venezolano, José Vicente Rangel. En una transcendental editorial de su programa televisivo criticó al gobierno de Cabello-Maduro, diciendo que “El ejercicio de la política no puede estar referido a lo banal, a la maniobra artera o a la manipulación rastrera de las ideas”. La situación en Venezuela coloca a los ciudadanos “contra la pared” y que es “insoportable el costo de vida”. Con gran valor insistió, en que es “imposible callar ante el fenómeno que azota a todo el pueblo por igual, sin excepción, sin distingo social y político (y que) los venezolanos estamos contra la pared”; y aseguró que ninguna de las medidas “forjadas” aplicadas a la economía convence, ni por parte del Gobierno, ni tampoco por parte de los empresarios. Por supuesto que no convencen. ¿A quién pueden convencer los candidatos al Premio Nobel de la Ignorancia Económica, encabezados por los asesores gachupines y la nueva estrella Pasqualina Curcio, y amantes de la sabiduría como el “filósofo” mexicano, Fernando Buen Abad, con sus panegíricos quijotescos?
9. Stalingrado
El colapso de los circuitos financieros internacionales y de la acumulación ampliada del capital; la gradual configuración de un gobierno en el exilio, con el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) opositor instalado oficialmente por la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington, D.C; el progresivo aislamiento frente a Estados Unidos, la Unión Europea y el Grupo de Lima; un cada vez más completo cerco militar de la OTAN y de sus vasallos criollos, incluyendo el control militar de la Amazonia por los militares gringos; sin programa de gobierno, sin reservas monetarias internacionales, con una inflación que convierte el bolívar en mero papel; sin apoyo social mayoritario y sólo sostenido por el control del dólar, las mentiras oficiales y las bayonetas, la orden de batalla de Cabello-Maduro –como la del General Paulus en Stalingrado– no tiene futuro.
¡O los sacan fuerzas internas, como a Robert Mugabe en Zimbabwe, o serán terminados por el entorno mundial
Heinz Dieterich