Debemos insistir en visualizar los avances que hemos obtenido hasta ahora en la lucha contra la organización criminal que ocupa a Venezuela.
Haber logrado la deslegitimación de Maduro y sus cortesanos, monetizar su cabeza hasta ponerle precio por narcotraficante, lograr que sea calificado como violador de los DDHH y acusado por crímenes de lesa humanidad, que esté señalado internacionalmente como dictador, contrabandista, corrupto y aparezca públicamente vinculado al terrorismo internacional, no son conchas de ajo, ni obra de un “gobierno por internet”.
Que le confisquen bienes y fortunas mal habidas a sus testaferros y convertir esos activos en bonos para los héroes de la salud no ha sido una simple tarea cibernética. Que logremos resguardar la custodia del oro de Republica en Londres, no es una decisión que podemos encontrar en Google. Preservar y mantener a Citgo produciendo como única filial de PDVSA, no es una ecuación virtual.
Echar todo esto al cesto la basura y comenzar de cero, no sólo es irresponsable, sino un acto de torpeza política incomprensible, lejano al sentido común, que luce sospechoso y bajo signos de motivaciones ocultas, por decir lo menos.
Es así cómo, desvelados como están algunos actores y grupos de intereses con intenciones oscuras, se impone anticipar eventos y construir escenarios.
Es imprescindible proseguir el relato democratico: roto el hilo constitucional debemos usar todas las herramientas a mano para reponerlo. En consecuencia, si un ciudadano de a pie, investido o no de autoridad, está en la obligación de aportar su esfuerzo en tan magna tarea, – articulo 333 de la constitución- ¿ por qué no el Presidente interino Juan Guaidó ? Este tiene que convertirse en la bisagra histórica para la transición y evolucionar a Gobierno de Emergencia, que nos permita transitar otros escenarios en la misma ruta de conquistar la democracia. Esto no es magia, es politica. Es necesario salir de la zona de confort, de hacer política pura y comprometerse con la ciudadanía activa, reconociéndola, visibilizándola, suministrándole información.
Aportándole a los ciudadanos la utilidad organizativa de la maquinaria electoral de los partidos, ubicada en los 14 mil centros electorales del país, bajo una misma bandera tricolor, que sirva de vehículo para canalizar la articulación necesaria.
Debemos desechar el cronómetro de Maduro, el 6D y el 5E no son el principio ni el final de nada. Ese reloj imaginario debemos tirarlo al cesto de la basura, tal como estamos obligados a hacerlo con el mojigato esquema de izquierda y derecha. En Venezuela no hay espacio para esas exquisiteces que se debaten en salones al ritmo de saborear un café.
Estamos enfrentando una organización criminal que se conjuga en una suerte de Frankenstein entre Pablo Escobar, Fidel Castro y Bin Laden.
Derrotado una vez más el fraude y sus más connotados voceros; nos toca elaborar la política para instrumentar la ruta del R2P, de la responsabilidad de proteger que tiene la ONU y solicitada por el Presidente Guiadó para el pueblo venezolano.
Américo De Grazia