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Aprendamos de España

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Aprendamos de España

La paliza electoral que recibió el PSOE y en especial su líder Pedro Sánchez en las elecciones regionales, de gobernadores y alcaldes, este pasado domingo deja unos aprendizajes que todos los políticos de América Latina deben mirar con cuidado, eso si, pues su realidad tiene muchos matices distintos a los de España. Pero, si se quiere aprender, vale la pena mirar.

 

 

En estas elecciones el partido Podemos de extrema izquierda, ese gran aliado de Maduro y de Petro, prácticamente desapareció. Ciudadanos, el partido de centro que tuvo gran éxito en las dos pasadas elecciones, desapareció también. Vox, el partido de derecha se fortaleció en toda España menos en Madrid, la ciudad y la comunidad. El Partido Popular se comió los votos de Ciudadanos y algunos de Vox en Madrid y el descalabro del PSOE fue brutal. El PSOE perdió en comunidades, departamentos o estados en nuestros países, donde tenía un poder consolidado. Sánchez, en general, se llevó por delante el partido y los movimientos que lo apoyaban.

 

 

¿Qué lecciones se pueden sacar de esta jornada electoral? La primera es para los medios. Hace unos días le preguntaban a una funcionaria del gobierno de Petro, Ana Teresa Bernal, que porqué había perdido Sánchez y respondió, “por la matriz mediática”. Así le llama esa izquierda a los medios. Se le olvida que la cadena radial Ser, la primera en España, y el periódico El País, el primero de España, estaban de manera descarada al servicio de Sánchez. Y la lección es clara: cuidado con esos apoyos irrestrictos a esos populistas, cuidado con dejarse comprar por una pauta y entregarse a ese populismo que la cuenta de cobro viene y a estos gobernantes les importa un pito lo que suceda con los medios. Los usan y los desechan.

 

 

Una segunda lección es la palabra del gobernante. Sánchez prometió no gobernar con Podemos o con Bildu, el partido de la ETA e incumplió ambas promesas, ni hablar de las veces que faltó a la verdad. España le pasó la cuenta de cobro como los colombianos se la pasaron al presidente Santos con el plebiscito, pues mintió a diestra y siniestra sobre las condiciones para la negociación. Esas mentiras hoy son la herencia política de Santos como las de Sánchez son las suyas. El ciudadano no es tan bobo y si bien ese 15% o 20% de barras bravas siempre se comen el cuento y las mentiras, el resto es más sensato y abierto a escuchar.

 

 

En España la alianza con Bildu una organización terrorista a la que no le costó nada reintegrarse a la sociedad, ni un perdón, tuvo un efecto inmenso en estas elecciones en contra de Sánchez. En Colombia quizás no sea así por ahora, dada nuestra historia, pero la violencia que hoy se vive con las mal llamadas disidencias de las FARC y con el ELN, producto de un proceso mal hecho, le va a pasar factura al gobierno, a la paz y las instituciones que se crearon en especial la JEP y la Comisión de la Verdad. Estas dos últimas hicieron y hacen hasta lo imposible por lavarle el rostro criminal a las FARC y el ciudadano está hasta la coronilla.

 

 

Una tercera es que el español se aburrió de que le impusieran esa mirada correcta a la sociedad. Hicieron una ley donde había decenas de modelos de familia menos la familia tradicional para citar un solo ejemplo. Se aburrieron de los elles y ellis y mandaron un grito de libertad. ¡No nos impongan, dejen que el ciudadano decida!, fue el mensaje claro. Y una cuarta es la soberbia. Sánchez gobernó para él y no para el partido, pensó en él y no en el futuro de España y le pasaron la cuenta de cobro. ¿Cuántos gobernantes de nuestra región son así? Con esa soberbia estoy seguro de que nada van a aprender.

 

 

Para Colombia en elecciones regionales hay muchos aprendizajes. Lo primero es que al liberalismo, al conservatismo y a la U, le van a pasar factura por estar con el gobierno de Petro. Venderse por un plato de lentejas tiene un costo y la sociedad debe hacérselos pagar con acciones en redes sociales contra los que se venden, con acciones en sus lugares de votación y contra quienes apoyan en las elecciones de octubre. Que el costo político sea mayor al beneficio debe ser tarea de todos.

 

 

Una segunda lección debe ser no olvidar el centro. En España Vox se quedó con la derecha pura y dura, y el PP se quedó con la centro derecha y una parte importante del centro. No hay que ser vergonzante con la derecha pero tampoco alejar a ese centro que es el que da el triunfo electoral. Contar con el desastre de Petro para ganar las regionales no es suficiente. Sirve para atacar a sus candidatos, lo que es bien rentable, pero hay que tener candidatos únicos y buenos para competirle. A menos de cinco meses de las elecciones no hay ese proceso que deje unión y a los mejores candidatos. No sea que el centro y la derecha por esos egos entreguemos esta gran oportunidad política, y el país de pronto.

 

 

Hay que abonarle a Sánchez que en una jugada inteligente asumió la responsabilidad y citó a elecciones para el 23 de julio. Sin duda el PSOE va a tratar de presentar la alianza PP-Vox, como lo ha hecho en estos cuatro años, como el regreso del fascismo al poder. ¿Les suena similar a lo que hacen Petro, Lula, Maduro y Ortega? Ellos viven del enemigo, no pueden construir de lo propio pues son muy malos gestores. Necesitan ese enemigo para movilizar y es lo que vamos a ver en las elecciones españolas y las elecciones regionales colombianas.

 

 

Si el PP logra mayoría absoluta queda claro el camino para muchos partidos conservadores: unión, mensaje contundente y movimiento al centro derecha. Si no, pero con Vox logra la mayoría absoluta, queda claro que la derecha y su partido está para quedarse y que se debe emprender un nuevo camino de unión para tener dos alas o de alianza que tiene un costo político que es más fácil de manejar.

 

 

Finalmente Argentina debe también mirar con cuidado estas elecciones y las del 23 de julio. Obvio el desgaste de Sánchez o de Petro no es ni de cerca el desastre de Fernández y de la mafiosa corrupta de la Kirchner. Ninguno se presenta por cierto, pero la derecha está dividida entre un sector muy radical, el de Milei, y la derecha que representa Macri, quien tampoco va a ir a las elecciones. En unas primarias deben decidir quién es el candidato de esa derecha menos radical, pero no pueden perder de vista el objetivo de recuperar el gobierno y deshacer los desastres del kirchnerismo.

 

 

Una derecha dividida puede perder con el candidato de izquierda y mantener a ese país en ese caos económico. Quizás la desesperanza que hoy existe en ese país no deje que eso suceda y se dé una unión o que incluso divididos ganen pero el riesgo es alto.

 

 

Lo cierto es que ese populismo pierde, por ahora, a un gran aliado en Europa, va a perder un gran aliado en el sur del continente, ya perdió a su aliado en Perú y puede tener muy debilitado a uno de sus principales exponentes: Gustavo Petro en Colombia.

 

 

El péndulo lentamente regresa. Lo clave es hacer las cosas bien, convertirse en verdadera alternativa, y esperar que el latinoamericano promedio entienda que ese populismo solo trae pobreza y quede con inmunidad de rebaño pues estos 25 años de destrucción a lo largo y ancho de la región ya son suficientes.

 

 

 Francisco Santos 

 

Artículo publicado en La Silla Rota

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