Ante la actual situación nacional las reservas internacionales han caído a su nivel más bajo, la deuda pública total (externa e interna) se ha multiplicado por seis, el bolívar no vale nada, a pesar de que decretaron el bolívar fuerte; la escasez de productos crece y la destrucción de la producción nacional, de allí que haya que importarlo todo.
Pero resulta que también acabaron con los dólares y ahora ni siquiera tenemos con qué importar lo que necesitamos como país, como sociedad para subsistir, y todo el mundo se pregunta: ¿Cómo acabaron con esa inmensa fortuna que le ha ingresado al Gobierno en los últimos 14 años, muy superior a todos los ingresos de Venezuela en su vida como nación?.
Afirmamos que la concertación de tres factores nefastos para los intereses del pueblo y la democracia han sido capaces de conducirnos a la actual crisis económica y social, además de vivir en una permanente confrontación dirigida desde el Gobierno que mantiene dividido al pueblo. Esos factores de igual jerarquía en cuanto a su responsabilidad en los resultados son la incapacidad, el despilfarro y la corrupción.
Para esa combinación de factores son más importantes las comisiones por los sobreprecios en las importaciones que las inversiones para apoyar la producción nacional, así como la devaluación ha sido un gran negocio para los funcionarios públicos que en complicidad con sus testaferros privados tienen acceso a los dólares preferenciales, sin importarles que la devaluación sea el impuesto más criminal que se les pueda imponer a los sectores populares, los cuales son víctima del alto costo de la vida inalcanzable, con sus bajos salarios en bolívares. Ahora quieren ocultar con mentiras la responsabilidad directa del Gobierno nacional en esta grave situación, como lo del golpe eléctrico, el espárrago que se aflojó en Amuay o el cuento de que no hay comida por la guerra económica de la oposición.
Hoy tiene más vigencia que nunca el estribillo de nuestra gran gaita La grey zuliana: “Acabaron con la plata y se echaron a reír, pero les puede salir el tiro por la culata”.
Por Omar Barboza