A qué jugamos?

A qué jugamos?

 

Soy una ciudadana venezolana de nacimiento, común y corriente que ve con profunda tristeza cómo los malos manejos, la corrupción y las ansias de poder y dinero han destruido lo que pudiera haber sido el país más desarrollado de Latinoamérica. Venezuela, bendecido por la mano de Dios, posee costas con bellas playas ideales para el desarrollo turístico, llanuras extensas llenas de tierra fértil aptas para todo tipo de cultivo, un gran polo de minería que siendo explotado racionalmente constituiría un inmenso ingreso para la nación, tenemos hierro, bauxita, oro, petróleo, ríos, un clima perfecto todo el año y una gente emprendedora y pujante… y lejos de ser una “brillante tacita de plata” nos hemos convertido en un golpeado “pocillo de loco” en donde no producimos absolutamente nada,  donde el turismo no tiene cómo sobrevivir y donde la explotación irracional no sólo está acabando con nuestros recursos sino también con nuestros bosques y nuestras aguas.

 

 

Pero peor aún nos hemos convertido en un país de la tercera edad, porque esa gente emprendedora y pujante, nuestros jóvenes, están huyendo despavoridos, de un país que no tiene nada qué ofrecer. Un país que ha sido absorbido por la corrupción, la inseguridad, el narcotráfico, los negocios ilícitos, el ansia de poder y sobre todo la ignorancia.  Durante 40 años vivimos en una democracia a la que le faltaba madurar, pero que independientemente de muchos defectos, crecimos como país.  Durante los últimos 16 años, la corrupción, la inseguridad y el narcotráfico se han convertido en un tsunami que ha arrasado con todo. No ha dejado nada en pie. Por eso mi pregunta: A qué jugamos señores? El pasado 6 de diciembre una gran mayoría castigó con su voto a la élite gubernamental, poniendo su esperanza en un cambio de dirección. Han pasado casi tres meses de haber ganado la mayoría en la Asamblea Nacional y no se ha visto ninguna decisión que pueda dejar entrever un cambio.

 

 

Las pocas medidas que se han anunciado han sido anuladas por un Tribunal Supremo de Justicia que sabemos que es ilegítimo dado que su nombramiento violó varias normas. Por qué entonces la nueva Asamblea Nacional de entrada no eligió un nuevo TSJ? ¿Por qué permite que estos jueces ilegítimos sean los que decidan lo que se hace o se deja de hacer en el país? ¿Por qué si una de las funciones de la AN es la de ser contralora permite que la ausencia de interpelados no tenga consecuencias?  ¿Por qué si ya es público que Nicolás Maduro es colombiano, sólo por ser hijo de madre colombiana, independientemente de donde haya nacido y no ha renunciado a su nacionalidad, no hacen algo al respecto? ¿Por qué le dan tantas largas a la Ley de Amnistía? Estas son respuestas que todos los  venezolanos queremos saber. Está en sus manos señores que Venezuela resurja de sus cenizas o quede ahí hecha polvo. Es necesario tomar medidas drásticas y contundentes ya que demuestren que vamos en el camino de un cambio. De lo contrario, ese voto castigo dado el pasado 6D al chavismo/madurismo se revertirá y en ese punto ya no habrá vuelta de hoja. El momento es ya. Es hora de dejar las pugnas internas dentro de la mal llamada Unidad. Es hora de dejar de pensar en cada quien para pensar en el país.  ¿A qué jugamos señores?

 

Sonsoles Vaamonde

 

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