La edificación es maravillosa y lleva por nombre “Ciudad Judicial del Estado Cojedes”. Envidia debe darnos a los caraqueños, cuyo Palacio de Justicia, sede de los tribunales penales de nuestra jurisdicción, está realmente en ruinas
Me ha tocado viajar, varias veces, a la capital del Estado Cojedes, cuya actividad principal es la agroindustria, siendo además un centro ganadero regional, perteneciente al Municipio Bolivariano Esequiel Zamora.
Para llegar allá se deben cruzar los Estados Miranda, Aragua y Carabobo, y pasando por el monumento a la batalla del mismo nombre, se entra de lleno en jurisdicción del Estado Cojedes.
La razón de ser de los viajes fue un juicio penal, concretamente de violencia contra la mujer, que accedí a defender, primero, por considerar al cliente absolutamente inocente de los hechos que le atribuyeron, y segundo, por la cercanía que tengo con esa persona.
Me sorprendió sobre manera ver la sede de los tribunales penales, radicados en un edificio de reciente construcción, terminado en el 2.018, época en la que el Magistrado Maikel Moreno, a quien le agradecemos esa obra, se desempeñaba como Presidente del TSJ.
La edificación es maravillosa y lleva por nombre “Ciudad Judicial del Estado Cojedes” Envidia debe darnos a los caraqueños, cuyo Palacio de Justicia, sede de los tribunales penales de nuestra jurisdicción, está realmente en ruinas.
Pero, siempre el pero, como dice el dicho, no todo lo que brilla es oro. La sede cojedeña, de tres pisos, tiene dos ascensores, pero ninguno de los dos funciona. Cuando indagué al respecto, me informaron que funcionaron muy poco tiempo, luego se dañaron y así se quedaron. La molestia fundamental es para los que por una u otra razón, están impedidos. Es realmente tormentoso llegar a cualquiera de los tribunales que están en el primer piso.
No tenga usted una necesidad fisiológica, porque el único baño que hay disponible para el público, y los abogados para eso somos considerados público, es un asco, está destartalado y no hay quien se ocupe de arreglarlo y ponerlo, al menos, utilizable.
Los arquitectos que diseñaron la preciosa edificación, se olvidaron que era para la República Bolivariana de Venezuela, y no solo eso, sino que funcionaría en uno de los estados mas calurosos del país, y que en algún momento, el aire acondicionado central dejaría de funcionar.
Obviamente la edificación, al estar planificada para funcionar con un aire acondicionado central, por lo que prácticamente no tiene ventanas, la situación se vuelve terrible e inaguantable cuando dicho mecanismo falla. Estuve yendo por un período de tiempo largo, más de un año, y el aire acondicionado sigue sin funcionar. Olvidaron los proyectistas que el verbo mantener está en desuso en nuestra querida Patria desde hace muchos años, incluida la IV República, como la llaman los bolivarianos.
La Sala de Audiencia del tribunal al que me tocó asistir, es realmente un horno en pleno funcionamiento. Existe apenas un ventilador que alivia un poco a la Juez y a la Secretaria, a más nadie. Si a eso se le suma el uso de la toga durante la audiencia, entonces va a pasar calor parejo.
Tampoco tomaron en cuenta que el Código Orgánico Procesal Penal, en su artículo 317, obliga a efectuar un registro preciso, claro y circunstanciado de todo lo ocurrido en el desarrollo del juicio oral y público, mediante el uso de medios de grabación de voz, videograbación u otro medio de reproducción similar. Eso, en el juicio que estuve, no ocurrió. Ni siquiera había con qué hacerlo.
Y así está funcionando la Justicia en Venezuela, que recordemos, es columna vertebral de la democracia. Los llamados a administrar las grabadoras, o un sistema que al menos se le parezca, inobservan la letra de la propia ley, son los primeros en hacerlo. En descargó de ellos debemos decir que tampoco le suministran los recursos para ello.
¿Qué haremos?
Reinaldo Gadea Pérez
@gadeaperez