A través de la historia, la humanidad, en un proceso evolutivo y de mejora continua, ha experimentado cambios en todos los aspectos, que de una u otra manera se transforman en un contexto de cambio social, tomando en cuenta el impacto directo o indirecto que los mismos inciden en ella.
Indudablemente, que cada sociedad, como grupo de individuos de características de homogeneidad en cuanto a aspectos culturales, idiosincrasia, usos y costumbres, raza y religión profesada mayoritariamente en ella, posee sus propias necesidades, sus propios procesos evolutivos, y desde luego, de sus propias soluciones. Sin embargo, es igualmente cierto que en todos esos procesos de cambio social, ha existido una constante en la línea del tiempo que ha sido la llama que ha encendido el fuego interno de muchos de sus miembros, para convertirse en fuego colectivo, generando los movimientos que sacuden los cimientes de dichas sociedades, esa llama es, las ansias de libertad e independencia.
Estas ansias de libertad son la consecuencia intrínseca de la necesidad de reconocimiento de los derechos universales inalienables del Hombre, la igualdad ante las instituciones del Estado y las leyes, así como ante los demás miembros de cada grupo de personas, y la rebeldía ante el atraso que amenaza constantemente el progreso evolutivo de las naciones.
Ante estas circunstancias comunes en todos los confines del mundo, en uno u otro momento de la historia, siempre surgen liderazgos individuales que llevan dentro ese fuego de libertad con espíritu de lucha social, personas rebeldes ante la opresión, la esclavitud, la tiranía, al estancamiento moral y ético de la sociedad, a la pasividad que lentamente va creando un sentimiento colectivo de resignación social a ser lo que hasta el momento han sido, sin ansias de superación individual y general como sociedad, sin expectativas de un futuro mejor, porque esas mismas condiciones anulan el espíritu luchador sin percepción consciente de lo que en cada uno va surgiendo.
Muchos de estos líderes en la línea del tiempo, luchadores por la independencia de las naciones, con un sentido de igualdad altamente desarrollado, y con un sentimiento de fraternidad entre los individuos, pertenecieron en su momento a un movimiento que agrupaba, incluso por condición natural, a estos personajes de la historia con características particulares.
Hoy, en pleno siglo XXI, cuando la sociedad se encuentra en un constante cambio de paradigmas, casi a diario, en la que los conceptos, la tecnología, la globalización y la realidad social van generando cambios vertiginosos, continúan surgiendo generaciones de hombres libres con ese fervor, con la fuerza y el vigor que se nutre de la libertad intrínseca en sus conciencias y muy adentro, en su alma libre e indómita con una visión acorde a la realidad del tercer milenio.
Hoy, son otras cadenas las que oprimen a la sociedad, hoy existen otras formas de esclavitud, hoy se suman otros tipos de tiranos y tiranías a las ya existentes, hoy se deben cavar calabozos a nuevos vicios de la sociedad a través de la práctica de virtudes, valores y principios éticos sólidamente formados.
Hoy, los nuevos paradigmas del tercer milenio, requieren soluciones acorde a los tiempos que vivimos. Existen nuevas generaciones que manejan códigos diferentes a un mismo hecho. Las Organizaciones e instituciones deben estar conscientes de ello, y en el mejor de los casos, adaptarse a los cambios de paradigmas sin cambiar su esencia ni sus postulados, los cuales deben ser invariables. Lo variable es el código empleado.
Hoy la lucha por la libertad, bajo el santuario de la conciencia de muchos individuos, es llama viva en sus corazones henchidos de libertad, es fuerza y vigor en su espíritu, por su condición de hombres libres, de buenas costumbres, éticos, morales y principios inquebrantables…esos individuos a quienes la historia ha demostrado su talante, son los Masones, eternos luchadores de la libertad, agentes de cambio social.
Cambios generados con una visión diferente de los hechos de la sociedad, en la que para ellos, la tolerancia, el respeto a las ideas, el deber como ciudadanos, los derechos inalienables de cada persona, sin importar su condición social, cultural, económica, religiosa y hasta étnica, son valores intrínsecos en ellos, que los defienden para crea conciencia colectiva de independencia, porque son hombres formados bajo juramento para la Libertad…ASÍ SOMOS LOS MASONES
Ovidio Aguilar Meza