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Malaver: ¿Y de verdad Maduro se reunió con Obama?

Posted on: abril 14th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

Fue un suceso –si es que fue- que no debió ser ni informal ni casual y, a causa de que exactamente fue eso, ha despertado toda clase de sospechas sobre si de verdad ocurrió.

 

Lo más intrigante del caso, es que, en el marco de la política y la diplomacia contemporáneas no se deja nada al azar, todo es detalladamente agenciado, a veces con meses de antelación, y casi no existen las circunstancias en que, presidentes, ministros o embajadores se encuentren sin que todo el mundo se entere del cuándo, por qué y dónde del evento.

 

Sin embargo, leímos en un comunicado la noche del sábado del U.S. Department of State, que se produjo “algo” entre los presidentes Obama y Maduro esa tarde, pero sin que se aclare si fue una reunión, un saludo o un tropezón, y, mucho menos, cuánto tiempo duró, ni el lugar del téte a téte.

 

Puede, entonces, razonablemente especularse que Obama entraba o salía de la sala de sesiones de la Cumbre y se le atravesó Maduro: “Hola Obama, yo soy Maduro, y yo quería…” Y que Obama lo cortó: “Maduro, yo no tengo nada contra usted, ni contra su gobierno, sino una profunda preocupación por la democracia y la libertad en Venezuela”. Y siguió.

 

Lo que no sabía Obama es que, muy a “lo comunista”, Maduro iba a salir diciendo que el encuentro había sido muy cordial, que el gringo se lo había pedido y que las relaciones USA-Venezuela “tenían un gran futuro”.

 

Y pienso yo, que esa sería la razón de por qué, “el encuentro, tropezón, o saludo” -que sería el segundo evento más comentado de la Cumbre-, no contó con un videito, una fotico y ni siquiera un “selfi”.

 

Quedó entonces la versión de “lo que pasó” en manos de Maduro y el “G-2” y de ahí salió un Maduro con un crucifijo hundiendóselo en el pecho a un draculiano Obama.

 

 

Por Manuel Malaver / @MMalaverM

El llamado de Luis Miquilena

Posted on: enero 21st, 2015 by Laura Espinoza No Comments

Desde sus 95 años, Luis Miquilena, volvió a dar ejemplo de frescura, juventud y lucidez al llamar a la oposición a tomar las calles y no abandonarlas hasta dar al traste con el régimen anticonstitucional, violento y depredador de Nicolás Maduro. Una dictadura que, no ha dudado en despojarse de los últimos jirones de ficción democrática para asumirse y actuar como lo que es: un desgobierno cuartelario, y al margen de la ley, dispuesto a mantenerse en el poder aun apelando a la más crueles y masivas violaciones de los derechos humanos.

Lo dice un venezolano que sabe de dictaduras, Luís Miquilena, quien gastó 7 años de su vida en las cárceles de Marcos Pérez Jiménez, y otros tantos dándole el beneficio de la duda a otro dictador, Hugo Chávez.

 

De estas experiencias sabe Miquilena que las dictaduras no se derrotan con sueños, con conciliábulos, ni conspiraciones de hotel, sino con líderes que se unan al pueblo y sepan conducirlo a jornadas como las que el mismo vivió el 23 de enero de 1958.

 

Visión de una Venezuela en la cual, es cierto, se habían perdido todas las libertades, pero el país disfrutaba de una prosperidad y bienestar como quizá no conoció, ni volvería a conocer, en toda su historia.

 

¿Entonces -pareciera preguntarse Miquilena- cómo es que ante una satrapía que, aparte de las libertades, le ha arrebatado el pan y la salud a los venezolanos, las calles solo lucen desbordadas de gente hambrienta y enferma en busca alimentos y medicinas?

 

Pues por la ausencia de un liderazgo opositor que no entiende que, a una dictadura, a una mafia cívico-militar, o militar-cívica, solo se le derrota, se le arrolla, con millones de manifestantes en las calles y decididos a protestar hasta que el dictador vuelva a fugarse en la “Vaca Sagrada”.

 

 

Por Manuel Malaver 
@MMalaverM

Odremán, los colectivos, Maduro y la guerra civil entre los chavistas

Posted on: octubre 11th, 2014 by Lina Romero No Comments

Sea cual fuere la explicación que saque el gobierno de bajo de la manga para darle un “olor de heroicidad” al asesinato de Robert Sierra, lo cierto es que las circunstancias de su muerte, más los sucesos violentos que la continuaron, nos aproximan a una operación de escarmiento de parte de algún colectivo “indignado” porque, el que fue su hombre de confianza ante el gobierno y el Ejército, se cuadró después con las autoridades que, esgrimiendo el “Plan de Desarme Voluntario”, forzaban para que entregaran las armas y pertrechos de guerra.

 

Típico fin de fiesta en la alianza entre el “poder constituido” de la revolución y los grupos de civiles armados que, por no terminar de “constituirse”, pueden usarse en todo tipo de atrocidades, como salir a masacrar manifestaciones de estudiantes desarmados si se convierten en un peligro para el status quo de los revolucionarios que, ya instalados, se sienten cada día más seguros en la jefatura del Estado.

 

De alguna parte, entonces, van a salir las órdenes para desarmar y destruir a los irregulares, a los colectivos, y es generalmente de la cópula militar que por cultura, formación y vocación solo tolera a paramilitares mientras le son útiles.

 

Tal dinámica es siempre fatal e inexorable y todas las revoluciones tienen capítulos amplios e ilustrados de cómo nacen, crecen y mueren y habría que recordar breve, pero incisivamente, el fin de la rebelión de los marinos de Kronstadt en la Rusia del año 21, y “La Noche de los Cuchillos Largos” en los inicios de la Alemania nazi.

 

En la Venezuela postchavista habría que buscarle un nombre sugestivo y distintivo, y, desde aquí, propongo nominarlo “Asesinatos en la esquina de Cipreses”, o “Una mañana en la Caracas de las calles rojas”.

 

Cúmulo de incidentes que empezó con el asesinato -también monstruoso- del diputado Robert Serra en su casa de habitación de La Pastora, pero desprendiendo un hilo de sangre que, como en un pasaje inolvidable de “Cien años de soledad” de García Márquez, recorre parte de la ciudad y solo se detiene al llegar al cuartel de la policía en Cotiza, San José, edificación añeja que había sido desocupada por el gobierno de Maduro y entregada a un colectivo, el “5 de Marzo”, cuyo jefe era un tal José Miguel Odremán.

 

Se trataba de un sargento primero de la exPolicía Metropolitana, atraído desde un tiempo no precisado por Chávez y su revolución, jubilado sin que se conozca su tiempo ni hoja de servicio e incorporado por Juan Barreto o quizá Freddy Bernal, a estos cuerpos, los colectivos armados que, bien en el centro o el oeste de la ciudad, eran (o son) la garantía de que ni militares, ni civiles en rebelión desplazarían al chavismo gobernante,

 

Hay quien opina, sin embargo, que la historia de Odremán y su colectivo es más reciente, de febrero de este año, cuando empezó a acumular puntos en la represión y muerte de la rebelión estudiantil que culminó cuatro meses más tarde y con un saldo de 49 asesinados y 400 heridos.

 

Pero por una causa u otra (o las dos), Odremán fue protegido, respetado y considerado en las altas esferas de las administraciones de Chávez y Maduro, como lo revela la profusa galería de fotos en que aparece al lado del propio “presidente eterno”, José Vicente Rangel, Nicolás Maduro, Cilia Flores, el general, Wilmer Barrientos, el embajador de Siria, y en idas y venidas al palacio de Miraflores donde, al parecer, siempre era bien recibido y celebrado.

 

Y quizá fue por esos apoyos, por lo que, a diferencia de otros jefes de colectivos, como Valentín Santana de “La Piedrita”, Augusto Ramírez de “Alexis Vive”, o Hermes Barradas de “Secretariado Venezuela”, Odremán aspiraba a una carrera política, imprimiendo y dando a conocer un afiche durante la campaña electoral pasada, donde aparecía al lado de Maduro con la leyenda: “La llave ganadora”

 

Ahora bien, quien dice “poder político” dice “poder económico” y el jefe del colectivo “5 Marzo” (él decía que controlaba otros 100) no tardó en demostrarlo, al extender la base original de su grupo, la parroquia San José, hasta las parroquias Altagracia, Catedral, Santa Teresa y Santa Rosalía.

 

Un radio que comprende el centro de Caracas, donde habita casi un millón de personas, y con una alta concentración del comercio importador y exportador que se desparrama en tiendas para vestir y calzar, alimentos, medicinas, juguetes, high tech y toda clase de servicios.

 

Dice un informe del CICPC que Odremán y los hombres del “5 de Marzo”, -al lado de otros colectivos que se le unieron, “Escudo de la Revolución” y “Bicentenario”-, actuaban como azotes de las parroquias del centro y del norte de Caracas, extorsionando comerciantes y empresarios, cobrando vacunas y peajes, y estando incursas en la mayoría de los atracos, robos, y secuestros expres que se ejecutaban en la zona.

 

Pero hay más, mucho más (dice el informe): no había toma de edificio, fábrica o comercio en el centro donde no estuvieran involucrados “Odremán y sus colectivos”, los cuales pasaban después a negociar apartamentos y oficinas (como ocurría en el Manfredir) y a ofrecerles protección.

 

Todo lo cual podría explicar que, cuando empezó a implementarse el “Plan de Desarme Voluntario” el 28 de septiembre pasado, una de las mayores resistencias se encontraran entre Odremán y los colectivos “5 de Marzo”, “Escudo de la Revolución” y “Bicentenario”, siendo deducible que estuvieran directamente involucrados, o fueran los cerebros, tras la muerte de Robert Serra.

 

Viene a probarlo, el ensañamiento, la crueldad e implacabilidad con que fueron acribillados Odremán y cuatro de los hombres de su entorno más cercano (Maikel Contreras, Carmelo Chávez, José Rodríguez y Ángel Tovar), quienes, de ser desarmados bajo engaño, pasaron de inmediato a ser rematados por una lluvia de balas de las cuales, solo 40, impactaron la humanidad del jefe del colectivo “5 de Marzo·.

 

El hecho fue de por si impactante, espeluznante y perturbador, pues si bien no puede negarse que asesinatos de peor naturaleza y resultados se suceden a diario en Caracas y ciudades del interior, es la primera vez que un cuerpo policial institucional, el CICPC, ejecuta a plena luz del día, ante las cámaras de tabletas y smartphones -y como interesados en que la ciberaudiencia no se perdiera detalles- crímenes que en cualquier país del mundo civilizado o se hubieran evitado, o no se hubieran difundido.

 

Por decenas, entonces, se cuentan los videos que circularon en las páginas webs y las redes sociales (los censurados y autocensurados medios impresos y radioeléctricos tradicionales seguían con sus programaciones habituales y ciegos y sordos a la Venezuela real), con los minutos en que Odremán es ultimado, los segundos en que agoniza, las discusiones cuando se le conmina a entregar las armas, y después el fragor del fuego graneado donde pistolas y ametralladoras oscurecen la luz del sol.

 

La gran pregunta es: ¿Por qué el empeño de transmitir en “vivo y directo” semejante carnicería, a quiénes se pretende amedrentar e intimidar, cuáles son los receptores de un mensaje tan siniestro y por cuyo derramamiento de sangre se espera que van a correr a rendirse y a no volver a hacer resistencia como la habían intentado lo occisos?

 

No conocemos, a este respecto, las expectativas del gobierno, ni cuál será la reacción final de los amenazados y amedrentados.

 

Lo que si sabemos es que colectivos armados, con cientos de militantes entrenados y dotados para la guerra proliferan en Caracas y en todo el país; que si bien una minoría cree y es sinceramente revolucionaria, otros no tienen ideología, ni son miembros de partidos y reciben pagas por “su trabajo”, que en caso de no recibirse, son el acicate para incursionar en la delincuencia de donde se suministran recursos para exhibir el lujo en que nada la mayoría.

 

La periodista, Angélica Lugo, de El Nacional, escribía en una nota reciente que solo el “Juan Montoya agrupaba 5000 militantes, repartidos en 40 colectivos, 38 concejos comunales y 17 sedes”

 

Ejército fantasmal del cual, hay quien dice, salen los índices de criminalidad más altos del mundo, de la danza de muerte en la que murieron 25 mil venezolanos el año pasado y se espera que para el actual pasen de 28 mil.

 

Quiere decir que, una vez entrados en choques, en colisión, con el gobierno, lo más seguro es que la violencia social que hasta la muerte de Robert Serra era la marca de fabrica de la revolución que hoy sufre el país, se transforme en violencia política y sean dos bandos, los colectivos y el oficialismo los que empiecen a desangrarse.

 

No queremos establecer que la tendencia se conforme en días, semanas o meses, pero sí que, en algún momento del próximo año, Maduro y sus militares experimentarán la peor de las guerra civiles: la que ocurre en sus propias filas, la intestina que va dando cuenta de capa tras capa de transgresores de las leyes de la historia, la política, la cultura y la moral.

 

Es un resultado al que siempre se adviene después que las revoluciones entierran a sus enemigos históricos (la burguesía, las clases medias y los imperialistas), pero que en Venezuela, por las características del proceso, han dejado vivitos y coleando, como para que confirmen desde el frente de sus casas que las revoluciones también se suicidan,

 

Manuel Malaver

 

Malaver: ¿Por qué Maduro le tiene pánico a Nitu Pérez Osuna?

Posted on: agosto 16th, 2014 by Super Confirmado No Comments

En poco más de un año el gobierno de Maduro le quitó su lugar de trabajo a Nitu Pérez Osuna en Globovisión, el Universal y ahora en RCR a través de una decisión de Conatel que le suspendió su programa “Aquí…entre tú y yo”. Y la pregunta inexcusable es: ¿qué impele al jefe de un régimen más patético que dramático, más temible que poderoso, a perseguir, acosar y asfixiar a una periodista cuya fuerza reside, no tanto en su atributos físicos (“pica como una avispa y flota como una mariposa”), como en el coraje y la valentía para denunciar a la satrapía que por 15 años ha ofendido a Venezuela con su desprecio a la libertad, la democracia y el estado de derecho.

 

Definitivamente la respuesta es por el pánico que siente por el periodismo libre, por el ejercido sin concesiones, tapujos, ni componendas, por el que aceptó el reto de batirse por la libertad de expresión, convencido de que, en poco tiempo, volverá a ser la energía que rescate y reconstruya el país.

 

Por eso, ni en tiempos del zamarro y trucado dictador Chávez, Nitu dejó de decir y escribir lo que tenía que decir y escribir, segura de que la victoria de los libres podrá tardarse, pero no distraerse, ni perderse en el camino.

 

Es una periodista de pasiones, pero no de emociones, como que las primeras son como los rayos que no cesan, y las segundas desaparecen con rapidez con que estallan.

 

Inmensamente dotada para guerrear en esta época de dinosaurios donde la torpeza, la pesadez, y la estática es lo único que mueve a estas moles que atropellan con solo abrir los ojos.

 

“Aquí…y entre nosotros” los espera Nitu, con su fragilidad y levedad, y esa pasión en los ojos que es su amor por Venezuela.

 

Por Manuel Malaver / El Diario de Caracas

@MMalaverM

¡Y tú también, Héctor Navarro!

Posted on: junio 26th, 2014 by Super Confirmado No Comments

No pasó de largo la carta que le envió el exministro, Jorge Giordani, al presidente, Maduro, a raíz de su despido del gabinete y donde lo acusó de “incapaz, improvisado, despilfarrador, derrochador, de falta de liderazgo” y de ser el responsable de la catástrofe económica que ya se vive en el país. “J’ acusse” que también hizo referencia a un tema extremadamente grave -y que no se por qué se está dejando fuera del debate- como es la corrupción que carcome al madurismo y que ha permitido que 20 mil millones de dólares fueran saqueados de Cadivi por empresas relacionadas con altos funcionarios del gobierno, y que, no solo no han sido denunciadas, sino que se han cubierto con un sospechoso manto de protección.

 

Es justamente el point en que insiste, Héctor Navarro -otro multiministro de Chávez-, y quien, al solidarizarse con Giordani y exigirle a Maduro que reflexiones sobre sus denuncias, insiste con firmeza en el ítems de Cadivi y los 20 mil millones de dólares misteriosamente desaparecidos.

 

En otras palabras: que previo a las críticas del modelo económico y su innegable efecto en la bancarrota de la economía nacional, tanto Giordani, como Navarro, formulan una denuncia penal que atañe directamente a Maduro, como es su complicidad en el más cuantioso y escandaloso atraco que se han hecho a las finanzas del país en toda su historia.

 

Creo, también, que este es el señalamiento que alegan para solidarizarse con Giordani otros exfuncionarios como Ana Luisa Osorio, Víctor Álvarez y Rafael Isea, los cuales, al igual que las mayorías de las bases chavistas, están percibiendo como el “Socialismo del Siglo XXI” devino en una vulgar “cueva de Alí Babá”.

 

Y no vale en este contexto la alharaca sobre los “desleales y los traidores”, porque, corrupto es corrupto… y la ideología es otra cosa.

 

MANUEL MALAVER

Un bacalao llamado Maduro

Posted on: junio 22nd, 2014 by Laura Espinoza No Comments

¿Quién no recuerda al “hombre del bacalao”, aquel dibujo estampado en la parte inferior de una botella que servía de emblema a un vitamínico gringo (la “Emulsión de Scott”), y en el cual aparecía un marinero al parecer noruego carreteando un inmenso bacalao que lo cubría de los hombros a los pies?

 

Se me viene la cara entre nostálgica y triste del hombre de mar, y como en trance de decirnos: “Carajo ¿y no habrá un cristiano que me quite de encima esta tortura?”

 

Nunca tomé el reconstituyente (que así también se le llamaba), y quizá porque se le promocionaba como “aceite de hígado de bacalao” y tenía un color blancuzco, jamás supe de su sabor, y bondades, lo cual no excluyó que, al igual que la mayoría de mis coterráneos, lo instalara en mi imaginario como la imagen del caso de un hombre o colectividad atormentados por un peso impuesto e injusto que le destruye su naturaleza y destino.

 

“Por ahí anda fulano con un bacalao que le acaba la vida”, o “andaba muy feliz, pero le cayó un bacalao y desde entonces no ve luz”, o “¿por qué se dejó montar ese bacalao?”, son frases del coloquial venezolano, y la verdad es que, visto los antecedentes, la imagen no puede más acertada si se toman en cuentan los trazos y detalles que la grafican.

 

Pero ¿a qué viene todo este exordio y por qué comenzar un artículo sobre política remontándome a vivencias de décadas lejanas cuando se pensaba que una fuente de vitaminas “A y B” importada de Estados Unidos, era efectiva para prevenir y combatir la tuberculosis, el paludismo, la artritis, la diábetes, los infartos, la bronquitis y el raquitismo?

 

Pues, justamente, porque repasando las noticias de las 24 horas últimas (que son las que me nutren con ideas y motivos para borronear estas líneas de los domingos) me tropiezo con la carta que le escribe el exministro, Jorge Giordani, a Nicolás Maduro, para rechazar su despido del gabinete, y apartando el hórrido pasado y presente de uno y otro personaje, ni establecer cuál de los dos tiene razón, llego a la conclusión que Maduro es “el perfecto bacalao” del país y de la revolución.

 

Para empezar porque le pesa, no solo cientos de miles, millones de toneladas a la estima, la confianza, la esperanza y la racionalidad de 28 millones de nacionales, sino también, porque, aparte de serle impuesto como jefe de Estado sin ninguna cualidad, legalidad y legitimidad, ha conducido al país a la más catastrófica, metastásica y traumática crisis de su historia.

 

Es la Venezuela del “NO HAY, porque, literalmente, se le ha quitado, arrebatado, y robado todo, desde los alimentos básicos para que una familia pueda vivir con lo indispensable, hasta las medicinas para curar sus enfermedades crónicas, sin contar las materias primas e insumos para que la industria y la agricultura pudieran medianamente funcionar.

 

Pero lo increíble es que, también se acabaron los dólares que suministraban las exportaciones petroleras que tradicionalmente atendieron las contingencias del desabastecimiento, que unido al colapso del aparato productivo agrícola y ganadero, nos han convertido en un país que vive “del fiado”.

 

Una semana sí y otra también, el llamado “Zar de la Economía”, Rafael Ramírez (que también es presidente de PDVSA, y ministro de Energía y Petróleo) anuncia que está punto de llegar un préstamo de 4 mil, 5 mil o 6 mil millones de dólares -ya sea de China, Rusia, o una petrolera gringa-, y la verdad es que sí llega, nadie sabe donde va a parar porque la carestía de los venezolanos, no solo no se alivia, sino que recrudece.

 

Pero vayamos a una pregunta más simple porque es contable y se fundamenta en los boletines trimestrales del BCV: ¿Cuál es el destino de los 50 mil millones de dólares que deberían ingresar a la economía como producto de las actuales ventas de crudo, que a un b/d promedio de 100 dólares, serían garantía para que un país que cuenta con 28 millones de habitantes no le faltara nada, absolutamente nada.

 

Misterio de misterios, porque el gobierno del “bacalao” Maduro prácticamente se ha declarado en “default” con sus acreedores externos (“selectivo” y “sucesivo”, pero “default” al fin), y ya nos tiene sin líneas áreas para viajar el exterior, repuestos para la flota automotriz y los equipos bélicos que se vienen comprando desde hace 15 años, y remesas para enviar a estudiantes en países extranjeros que penan por cubrir sus gastos o regresar.

 

Sin echar muchos números, ni empeñarse en pesquisas de alta cirugía financiera, la respuesta no puede ser sino una: los menguados ingresos del país por concepto de las exportaciones de una venida a menos PDVSA, se desvían para sustentar a la quebrada, en bancarrota, e irrecuperable (después de 55 años de comunismo) economía cubana, que cual maleza parasitaria se engulle los alimentos, las medicinas, los repuestos, materias primas y servicios que antes, antes de la revolución, con crisis y todo, con caída de los precios, de la producción y alzas inflacionarias incluidas, mantenían medianamente funcionando a la economía nacional.

 

Y es materia que en estos días comienza a introducirle correcciones, refrescamientos e innovaciones a los que se habían dado en llamar axiomas en la experiencia histórica mundial: no es cierto que el colonialismo proceda siempre después de agresiones políticas, militares y económicas desde afuera, pues en un país sudamericano se dio el caso en que, una nación soberana, llamó al gobierno de un país extranjero para que la invadiera, y de pasó comenzó a pagarle una altísima factura para mantener la ocupación.

 

Una por la cual el país invadido se ha ido destruyendo metódica y criminalmente y a sus habitantes se les ha impuesto una carestía de alimentos cercana a la hambruna, y un desabastecimiento de medicinas que no puede calificarse sino de genocidio.

 

No es, por supuesto, lo que se dice en el memorial de agravios que Jorge Giordani, le dirigió hace tres días a Maduro (pues de trata de dos corresponsables y principales de la tragedia que enluta a Venezuela, llamándolo “incapaz, improvisado, derrochador, despilfarrador y carente de liderazgo”), pero dejando claro que se refiere a un “bacalao”, un punching ball, a un comodín al que siempre recurrirán los acusados cuando tengan que descargarse de la culpa de haber destruido a Venezuela para entregarle sus ruinas a unos invasores extranjeros.

 

Manuel Malaver

@MMalaverM

Maduro: matar, torturar y encarcelar por un fracaso

Posted on: marzo 9th, 2014 by lina No Comments

Es una fatalidad que al mundo democrático le costó procesar, entender y creer -aun cuando la oposición la denunciaba y demostraba de manera irrebatible y contundente-, pero al final los hechos terminaron imponiendo su rostro bronco, agrietado y feroz: en Venezuela llevaba 15 años imponiéndose una dictadura que, como todas las de su género, concluiría transitando el camino de la guerra, la violencia y la muerte.

 

Fue una duda sembrada por la liviandad de un hábil demagogo, experto, además, en comprar lealtades y conciencias, y creador de un modelo político y económico híbrido por el que, el viejo, mohoso y anacrónico comunismo stalinista y castrista, se camuflaba ahora en los moldes de la democracia constitucional que se presentaba con afanes de novedad, pero solo para esconder las dagas, cañones y fusiles de siempre.

 

“Democracia participativa y protagónica” se llamaba, por oposición a la “democracia representativa y constitucional”, y que, tal demostraron historiadores como Germán Carrera Damas y politólogos como Aníbal Romero, era una trampa para atrapar incautos, puesto que, traía el contrabando del caudillo, del autócrata y del dictador que terminaría siendo el único “participativo y protagónico”.

 

Pero Chávez no venía con una, sino con un arsenal de trampas, y para desestabilizar a sus críticos, agitó el mascarón de proa de la “constituyente”, que empezó siendo el primero de muchos “golpes” con los que las mayorías fueron colocándose en el cuello el dogal de la dictadura.

 

“Dictadura constitucional”, la etiquetaron algunos, otros “electoralista” y los más “neototalitaria”, pues traía el veneno añoso pero eficaz del stalinismo y el castrismo, pero en odres nuevos.

 

Lo que siguió fue un espectáculo que, como traía la oferta de redimir a los pobres, establecer la igualdad, corregir las injusticias sociales y combatir la corrupción, pero desde la fortaleza de un Estado rico (ya que contaba con un importante ingreso petrolero), se le dio el beneficio de la duda del “ahora sí”, pues si los socialistas habían fracasado porque no lograron producir la riqueza que prometían distribuir ¿cómo podían repetir el fracaso en un socialismo que nacía rico, en uno que contaba con una renta de la tierra cada vez más cuantiosa, inagotable, y de fácil demanda, colocación y realización en los mercados internacionales?

 

¡Y fracasó…! Fracasó, no solo porque el socialismo es un voraz dilapidador de las riquezas que encuentra, sino porque destruye las fuentes, herramientas y razones físicas y morales por las que se producen.

 

En el caso venezolano le tocó, primero, a PDVSA, la estatal petrolera creada después de 80 años de esfuerzos del pueblo venezolano y responsable del 70 por ciento de las divisas que ingresaban al país. Después a la industria pesada, mediana y manufacturera. Y por último, al aparato productivo agrícola privado, que a causa de las invasiones, expropiaciones y confiscaciones a sus fundos y haciendas para ser estatizados y colectivizados, devinieron en baldíos.

 

El caso fue que, como herencia a su sucesor Maduro, Chávez, al momento de su muerte hace un año, dejó un país con su producción reducida a casi cero, pues, de una parte, el ingreso en dólares sufrió una merma continua por el colapso de PDVSA y el comportamiento a la baja de los precios del crudo; y de la otra, ya no hay producción agrícola nacional y mucho menos petrodólares para importar alimentos.

 

En otras palabras: que el socialismo de ricos nos hizo pobres, de exportadores en importadores, de autosuficientes en insuficientes, de sustentables en insustentables, de financistas en deudores, y de dadores en unos lamentables pedigüeños que sobreviven vendiendo la soberanía a países como Rusia y China, que ya son dueños de una parte significativa de las reservas de crudo, y somos insolventes con empresarios de países como Brasil, Argentina y Panamá, a los cuales debemos cerca de 10 mil millones de dólares.

 

Y como consecuencia, hay hambre en Venezuela, por noches y días seguidos se apiñan pobres y ricos a las puertas de abastos, mercados y supermercados, porque se acabó la leche, la carne, la harina de maíz, el arroz, la pasta, el café, el aceite, y el papel tualé.

 

Para decirlo en breve: estamos como en Cuba, o Corea del Norte, después de haber descendido de las alturas del último ciclo alcista de los precios del crudo (2004-2008), que en su pico llegaron a 128 dólares el barril y le generaron al tesoro nacional un ingreso de DOS BILLONES DE DOLARES.

 

Pero es que tampoco hay medicinas, y los pacientes de enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión, las cardíacas y el cáncer, pueden agravarse o morir porque los tratamientos medicados desaparecieron pues el Estado rico y petrolero no tiene recursos para pagarle a los laboratorios que los fabrican o importan.

 

Pero de los venezolanos que escapan de las enfermedades y de la escasez de medicinas, tampoco puede decirse que estén a salvo, porque somos el 5to país del mundo con mayor índice de inseguridad, y en 2013 tanto como 25.000 nacionales perdieron la vida por la acción de bandas, pandillas y mafias de delincuentes que, no solo no tienen ningún contén del Estado, sino que cuentan con su simpatía y hasta con su complicidad.

 

Si concluimos que este es el país en el cual Chávez, con la ya comentada “constituyente”, puso fin a la independencia de los poderes, interfirió e hizo fraudulento el sistema electoral, partidizó la Fuerza Armada Nacional, se convirtió en financista y se hizo súbdito de la obsoleta, octogenaria y anacrónica dictadura de los hermanos Castro de Cuba, rebanando y haciendo inútiles los derechos humanos que prescribe la Constitución, percibimos cuál es la Venezuela en la cual un Estado neototalitario pretende reducir a sangre y fuego la protesta popular.

 

Una represión que después de 4 semanas ya cuenta 22 muertos, 261 heridos y 1199 detenidos y que será la única en el mundo que se habrá perpetrado por un fracaso, por un error, por una inutilidad, como que no hay un solo ejemplo que logre demostrar que el socialismo sirva para algo, y menos en la nación donde se experimentó con las mejores probabilidades de imponerse y concluyó en lo siempre: la URSS, la China de Mao, Cuba y Corea del Norte.

Por eso, a quienes hoy asesinan, torturan y encarcelan venezolanos, no se les puede etiquetar de “equivocados”, “”utopistas”, “fanáticos” o “fundamentalistas”, sino de simples y gruesos criminales, de asesinos por naturaleza, que en poco tiempo estarán vistiendo el uniforme de los presos comunes.

 

Gatillos alegres de la especie de Maduro, Cabello, Jaua, Rodríguez Torres, Benavides, Vielma Mora y otros que ni siquiera farfullan los argumentos de aquellos dictadores que hicieron alguna historia, sino que repiten el horror de los que destruyeron la que había, esperpentos como Raúl y Fidel Castro.

 

Manuel Malaver 

 

 

 

El castrochavismo en la fase del caos y la desintegración

Posted on: agosto 3rd, 2013 by Super Confirmado No Comments

No hay certezas en la Venezuela de los días finales del castrochavismo, y su epígono, el madurismo, salvo que el modelo entra en una fase de caos y desintegración y que las últimas encuestas revelan que el líder opositor, Henrique Capriles, le ganaría a Maduro con 6 puntos en unas elecciones presidenciales si se realizaran hoy.

 

Presagios que podrían bypasearse si no hubiera unas elecciones para Alcaldes y Concejales el próximo 8 de diciembre, y otras a convocarse en algún momento del 2014 para la renovación de diputados a la Asamblea Nacional y que van a sonar como dobles de campana para el duelo que, sin duda, seguirá a la derrota del sucesor de Chávez en el “Referendo Revocatorio” del 2016.

 

Quiere decir, que la salida del poder de Maduro pasa todavía por la toma de dos posiciones que, aunque imposibles de defender por sus actuales ocupantes, no tendrían porque significarle su desalojo de Miraflores, si bien, no hay dudas, que la pérdida de una y otra, ya lo constituirían, mucho antes de que se celebre el “Referendo Revocatorio”, en un presidente nominal.

 

Extrema fragilidad en la cual incidirían, sobre todo, las dos auditorías antimaduro que reportarían las elecciones para nuevos alcaldes, concejales y diputados, pero, igualmente, la sobrevivencia de un gobierno que, sin un líder fuerte y desgastado por la crisis nacional, prácticamente continuaría sin saber que hacer con el país y con si mismo.

 

A este respecto, pienso que se quedó corto el economista, Emeterio Gómez, cuando le declaraba el jueves a una colega de “El Diario de Caracas”, que el problema para el gobierno de Maduro, “era que después de Chávez se había quedado sin política”, siendo que, en realidad, con lo que se quedó fue “sin modelo”, pues resultando el “Socialismo del Siglo XXI” y su autor, Hugo Chávez, los culpables de la catástrofe en que hoy se hunde Venezuela, se necesita ser “caradura” y “suicida” para continuar hablando de semejante esperpento.

 

Tenemos, entonces, un presidente, y unos burócratas que, en el sentido más estricto, no saben que hacer con sus vidas, ni con el país y, literalmente, concentrados en la caza de alguna iluminación que les diga a donde dirigirse.

 

Que no será, por cierto, otro pajarito, tan asustados como están los pobres de que algún cazador o cazadora, alucinados por el desabastecimiento, lo baje de su rama

Desesperación que se agrava porque el país que podría, en tan dramática coyuntura, suministrarle una suerte de alivio al postchavismo, la república de Cuba, “marcha”, como recientemente le declarara el escritor, Américo Martín, a un portal capitalino “por caminos políticamente diferentes a Venezuela”, ya que, mientras la isla caribeña inicia reformas que la acercan al capitalismo, “Maduro y Compañía” parecieran insistir en una revolución de difícil comprensión y realización, porque no marcha en ningún sentido.

 

En otras palabras, que si habría que arrimarse a alguna lumbre, sería a la que viene por el lado del llamado “Modelo Chino”, que todos conocemos no guarda ya ninguna identidad con la China de Mao y la Revolución Cultural, pues una y otra fueron barridos con más furia y de una manera mas radical que como pretendió hacerlo el primer emperador, Ching Chi Huang Ti con la filosofía de Confucio.

 

Se trata de un híbrido donde una dictadura militar y de partido único, y totalitaria en lo político y lo ideológico, se marida con un sistema económico de capitalismo salvaje, donde empresas transnacionales del más diverso origen son invitadas a invertir con la garantía de que no tendrán la presión de sindicatos que no existen, ni se permitirán, y de que pondrán repatriar sus capitales y dividendos en cuanto y donde lo deseen.

En otros palabras: que el retorno al capitalismo semiesclavo del siglo XIX, que hizo “prosperar” los países industrializados de Europa y a los Estados Unidos, que solo retrocedieron en su brutal explotación de la clase obrera, cuando el liberalismo alentó la creación de los sindicatos y los partidos políticos, que dieron piso al surgimiento del llamado capitalismo democrático.

De modo que, China solo espera por un fortalecimiento de su clase obrera y sus clases medias en lo económico y político, para que ceda y se quiebre la dictadura totalitaria y se convierta en la primera democracia del mundo en lo que se refiere a números de habitantes.

 

La gran pregunta es: En el años de la parálisis, del atasco y del despiste ¿será el “Modelo Chino” la tienda donde se refugien “Maduro y Compañía” a la hora de sobrevivir unos años y decir que lo hacen arropándose en el “Pensamiento Mao Tse Tung y del Comandante Chávez? ¿Cuántos ingenuos más quedarán en Venezuela y en el mundo para comprar semejante estafa y no darse cuenta de que se nos quiere imponer el capitalismo salvaje en lo económico, con una dictadura de partido y pensamiento único en lo político?

 

Creo que dependerá de cómo se encuentren en los días de tales decisiones los precios del petróleo, que con una buena redistribución de los ingresos entre los clientes de este y otros continentes que le fueron tan útiles al presidente Chávez, volverán otra vez a jugar un papel de primer orden en la permanencia de la “revolución chavista”, transformada ahora en “madurista”.

 

Otro tanto habría que hacerse con el desmadre de la fachada revolucionaria a nivel nacional, agujereada en toda su superficie, prácticamente devenida en un boquete o túnel por donde se está trasvasando a Henrique Capriles y a la oposición el respaldo que de manera tan notable le dio oxígeno al que pareció un movimiento político con vocación veinteañera, pero definitivamente destruido por una embriaguez mesiánica que no permitió guiar, orientar, ni contener a su creador y destructor.

 

De todas maneras, la adopción del “Modelo Chino” en Venezuela no se haría sin atravesar una ruta muy compleja, como puede ser llamar a los chinos, en una primera fase, para que en muchas formas opere como simulador imperialista que financie a un costo razonable la recuperación del país de la debacle chavista, y después, para que encabece una toma del capital internacional más agresivo de las riquezas nacionales, a cambio de pagarle a “Maduro y Compañía” un royalty.

 

Ya se sabe que funcionarios venezolanos del nivel del presidente de PDVSA, y ministro de Energía y Petróleo, Rafael Ramírez, el vicepresidente de la República, Jorge Arreaza y el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, realizaron recientemente viajes a China, de un lado, para pedirle un nuevo préstamo por 5.000 millones de dólares (que elevaría nuestra deuda con el gigante asiático a 30.000 millones de dólares), y del otro, para interesarla en invertir en las empresas de Guayana y Corpoelec.

 

También se habla de una participación en PDVSA, y siempre a cambio de crudo por dólares, que convertiría a los chinos en los primeros clientes de las exportaciones petroleras venezolanas.

 

Nada distinto, en fin, con el sistema que imperó en Venezuela durante los tiempos de la dictadura del general, Juan Vicente Gómez y las llamadas “Siete Hermanas” de la época más feroz de la explotación petrolera, en la Bolivia de la “Era de los Barones del Estaño”, y en Cuba en los tiempos del imperio soviético.

 

Solo que en los tiempos del “Modelo Chino” la república quizá cambie de denominación y pase a llamarse “República Bolivariana Socialista de Venezuela” y que a los trabajadores se les tratará de convencer de que no se inscriban ni toleren a los sindicatos porque ellos mismos son los dueños de su propia explotación.

 

Por Manuel Malaver

 

Maduro o la política postchavista de “vivir la vida loca”

Posted on: julio 28th, 2013 by lina No Comments

La manía ambulatoria que, desde que asumió la presidencia hace casi 4 meses, ataca de manera furiosa a Maduro, podría ser diagnosticada a partir de diversos síntomas, pero yo prefiero detenerme en su condición de presidente hereditario, de aquel empleado que, lejos de hacer méritos para ganarse el cargo, le cayó simpático, simpatiquísimo, al jefe, quien se retiró y lo nombró dueño del equipo, cuarto bate y novio de la madrina.

 

“Lo que poco nos cuesta, hagámoslo fiesta” reza un dicho popular, y la verdad es que contar ya 16 salidas del país en apenas 108 días de gobierno, en flotas de hasta 3 aviones, con invitados que pueden pasar de 50, alojado en hoteles 5 estrellas, y entregado al lujo y al “savoir-vivre” en que ha devenido la política global, pienso yo que está más cerca de la “rumba eterna” que de la “revolución permanente”.

 

Y no digo que Chávez, el antecesor y legatario de Maduro, no fuera el inventor de tan “sacrificada” y “dura” forma de gobernar, pero creo que, por lo menos, hay que reconocerle que tuvo el cuidado de asignarle un propósito, una justificación, como era propagar la buena nueva de la revolución, e iniciar un reparto indiscriminado de bienes nacionales (petróleo, petrodólares, refinerías, oleoductos, termo e hidroeléctricas, carreteras, urbanizaciones, compra de bonos basura) a todo vivián que le dijera que estaba con el proceso y dispuesto a inscribirse en una cruzada, o “Madre de todas las Batallas”, para acabar con el capitalismo, el imperialismo y los Estados Unidos.

 

En otras palabras que, impulsó la política de redistribución de la riqueza nacional pero a escala continental y global, echándose encima las llamadas “Metas del Milenio” de la ONU, y por tanto, recibido con aplausos, aclamaciones y jolgorios por cuanto presidente vago de este y otros continentes quisiera hacer realidad la letra de aquel éxito de Ricky Martin que se llamó: “Livin’ la vida loca”.

 

Y aquí concluyo que Maduro, sin bienes nacionales ni de otro tipo que repartir porque el país está en bancarrota, y, lo que es más, sin una buena nueva que predicar porque la revolución está vieja, definitivamente vieja, pues se ha dedicado a la “rumba viajera” por la “rumba misma”, por el disfrute de esa explosión de colores, sonidos, sabores y olores que resulta siempre de deambular por hoteles, palacios, castillos, y tiendas en el desierto y bajo la luz de la luna, donde los poderosos de la tierra reciben siempre a otros poderosos.

 

Y esperan que el visitante, si está solvente con ellos, les preste, o si moroso, les pague.

 

“Nunquam prandium liberum” era un adagio que los antiguos romanos -siempre tan pragmáticos -aplicaban a diversas circunstancias de su vida cotidiana, pero sobre todo a las económicas, y que, caído del cielo entre los economistas que entre los 50, 60 y 70 resucitaban el neoliberalismo en la Universidad de Chicago, fue traducida como “There Ain’t No Such As Free Lunch” (“No existe el almuerzo gratis” en español) y, desde entonces, no creo que pase un día sin que sea citada en centros académicos de todo el mundo.

 

“No existe el almuerzo gratis” y su predicado y consecuencias deberían ser tomados muy en cuenta por estos presidentes petroleros y socialistas, fanáticos de “Vivir la vida loca” y que se la pasan firmando acuerdos después de suculentos almuerzos o cenas rociados de “Vega Sicilia”, o “Chateau Lafite Rothschild”, entre degustaciones de escoceses de edades medio centenarias, y menús donde no escasean el caviar Besugo, corderos de la Patagonia, costillas de cabras piamontesas, y algún que otro faisán relleno de trufas y foie gras.

 

Y después, mientras le avisan al presidente que los aviones ya tienen los motores prendidos para emprender su nuevo destino, firma cuanto acuerdo le colocan al alcance de su pluma con la cara de un comensal pasado de tragos, y que solo piensa en las glorias que lo esperan en la próxima estación.

 

No son esas las reflexiones de los presidentes “aliados” tan dispendiosos en banquetes y acuerdos, sino las de unos Jefes de Estado responsables con las finanzas de sus países, a quienes no dejarán de repicarles en los oídos el proverbio romano, tan celebrado por Milton Friedman: “Nunquam pradium liberum”.

 

Por eso, solícitos y con sonrisas complacientes, siguen los más mínimos detalles de la firma de aquellos papeles, que una vez, rubricados se complementan con protocolos para que los pagos sean cabal y puntualmente cancelados.

De ahí que, las visitas de Chávez y Maduro a estos países “hermanos y aliados”, o las que realizan sus presidentes al muestro, tengan que ver con estos atrasos, con facturas que debían cancelarse y se bypasearon, pero no para los cancerberos brasileños, uruguayos y argentinos, que si se aprendieron un verbo en sus relaciones con los botarates petroleros y socialistas venezolanos, es el de “cobrar”.

 

Cartilla a la que solo escapa un solo país, la República de Cuba, pero es porque en su derecho de país colonizador de Venezuela, no fía, sino que vende de contado.

 

En este orden, la presencia de Maduro en Cuba, como antes sucedía con la de Chávez, siempre será una fiesta, pues se trata de uno de estos extraños nuevos ricos que en vez de dirigir la riqueza que les ha caído del cielo gastando o invirtiendo en las tierras que les han sido tan generosas, la dilapidan afuera, en el extranjero, donde solo pueden verlos como desequilibrados y desarraigados.

 

Nativos de un país de donde llegan exclusivamente noticias negativas, como las batallas campales que suceden en los abastos, mercados y supermercados entre consumidores por un pollo, un paquete de harina pan o un rollo de papel toalet.

 

O también los cortes de energía eléctrica que llaman apagones, que no se aplacan sino que se incrementan y hablan de una sociedad con su suministro de electricidad en fase terminal y que solo se recuperará con una inversión de 20 mil millones de dólares, que no se tienen.

 

O de las cifras que diariamente cobra la inseguridad personal en las calles de toda Venezuela, que en los 108 días del gobierno de Maduro, pasa de los 4200 muertos.

“La situación de Venezuela bajo su conducción, compañero Nicolás, es inmejorable” dice Raúl Castro con su voz ronca, pero clara, en el banquete de bienvenida que da en el Palacio de la Revolución, al hombre que, junto con Chávez, considera “nuestro otro hermano Castro”.

 

“Usted ha sabido recibir con mano firme las riendas que, por una decisión inescrutable del destino, puso bajo su mando el inolvidable comandante en Jefe, Hugo Chávez. Y podrá el imperialismo yanqui, y sus lacayos criollos, inventarle atentados, boicoteos, calumnias, infamias, pero lo que no podrán es que su voluntad de llevar el barco de la revolución a puerto seguro, le tiemble un instante”.

 

Palabras que Maduro no se anima a responder cansado como está de 5 días de encuentros, fiestas y desfiles patrios en Venezuela, del viaje de 4 horas Caracas-La Habana y del de 7 horas que todavía no sabe si emprenderá a Brasilia, antes del amanecer, para reunirse con Dilma Roussseff, porque no se lo han confirmado, caso ante el cual tendrá que buscarse un nuevo destino.

 

“No está buena la situación de la compañera, Dilma” le comenta Raúl mientras lo acompaña al hotel a recoger unos regalos que debe recoger personalmente de babalaos cubanos. “No está buena y la visita del Santo Padre, Francisco, podría ayudarla, pero no mucho”.

“Dígame camarada Raúl” espabila Maduro que se cae del sueño “Dígame qué consejos le llevó en su nombre, porque a mi no me cree ni el Credo”

 

“Cosas muy sencillas, Nicolás, muy sencillas. Las mismas que le dijimos a Chávez después que ganó las elecciones del 98. La primera, es convocar a una constituyente donde salga garantizada una mayoría de diputados radicales del Partido Trabalhista.

 

La segunda, hacer una nueva constitución donde resulte barrida la independencia de los poderes, poniendo especial énfasis en el control de los poderes electoral y judicial.

Tercero, estatizar Petrobras y limpiarla de personal que no sea de confianza del trabalhismo y no importa cuantos gerentes, técnicos y trabajadores se vayan. Cuarto: Purgar las Fuerzas Armadas. Quinto: Aprobar una Ley Mordaza como la de ustedes y el camarada Correa para que los medios, con sus dueños y periodistas entiendan que él no está con el gobierno, corre el riesgo de desaparecer de la profesión y del país”.

 

“Excelente” dice Maduro “pero tengo mucho sueño como para recordar algo y lo mejor sería que me lo mandarás por correo electrónico, el de la computadora ”.

 

“Te lo envío” dice el hombre de la voz de bajo. “Pero acuérdate que la Ley Mordaza, es muy importante, porque promueve la autocensura. Y también de la automatización de las elecciones, porque con un CNE de tu parte y con unas buenas máquinas Smartmatic, no se pierden nunca elecciones. Pero tu sabes de eso más que yo”.

Pero Maduro no lo oye, ansioso como está de llegar al hotel, recibir los regalos, tomar el Air Bus y emprender de nuevo el vuelo.

“She will wear you out

Livin’ la vida loca”

 Manuel Malaver

 

 

 

 

 

 

 

El castrismo tras la muerte de Chávez y la derrota de Maduro

Posted on: abril 28th, 2013 by Laura Espinoza No Comments

El castrismo, y más específicamente, los hermanos Fidel y Raúl Castro, están pasando agachados ante las dos fatalidades que sin duda serán determinantes para que el chavismo pase como un movimiento político casi irrelevante en la historia de Venezuela y América latina.

 

Y que les son perfectamente atribuibles, pues si no la hubieran cogido (cosas de viejos) por despedirse de este mundo jugando a comportarse como “gerentócratas colonialistas”, quien sabe si Chávez todavía estuviera vivo con un cáncer incurable, es cierto, pero de desenlace fatal lento, y Maduro, con su padre político y “biológico” respaldándolo desde un quirófano o la cama de un hospital, es posible que escapara a la derrota catastrófica que le aplicó Henrique Capriles en las elecciones presidenciales del 14 de abril pasado.

 

En otras palabras: que liquidando a Chávez al obligarlo a tratarse un cáncer de rutina con la medicina de un país del quinto mundo, los cubanos también le cavaron la fosa política a Maduro, quien, sin la guía del líder del cual dice le debe hasta la enseñanza de las primeras letras, no podía sino ir a su holocausto electoral.

 

Pero los Castro nunca fueron prudentes -y mucho menos pacientes-, y ya con 168 años encima y una carrera política que ha sido más producto de una cadena de golpes de suerte que de sus méritos, en cuanto vieron que se les acercaba la presa venezolana, se lanzaron a asaltarla, aplastarla, asfixiarla, y engullirla de la manera más rápida, cruel e implacable posible.

 

En definitiva, que no hubo piedad con los revolucionarios tardíos venezolanos, residuales y nacidos en el tiempo y el país equivocados, adolescentes de mente y cultura, y que para ganarse el amor de aquellos “héroes” que nunca habían dejado de idolatrar desde los años 60, corrieron a honrarlos poniéndoles a sus pies las inmensas riquezas del país,

 

Y Fidel y Raúl Castro, simplemente, las convirtieron en su tabla de salvación o sobrevivencia, como una vez había sido aquella Unión Soviética que les suministraba, desde equipos militares, hasta combustible, pasando por alimentos, calzados y vestidos para toda la población, mientras ellos se dedicaban a guerrear por el mundo y que exportando la revolución.

 

Comenzó entonces la desventura por la que Venezuela se transformó, por segunda vez en su historia, en colonia de un país extranjero, pero no ya de un imperio poderoso, expansivo y global como fue la España de los siglos XV, XVI, XVII y XVIII, sino de uno en ruinas, destartalado, y agónico al que simplemente se le pagaba para que nos explotara.

 

Claro, no sin antes barnizar la tragedia de una fantasía tan torpe como grotesca, tal fue rediseñar a América latina como la tierra prometida de la resurrección del comunismo y el totalitarismo que habían quedado enterrados en la Europa del Este después de la caída del Muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética, y promover una suerte de regreso de una “Guerra Fría” de bolsillo, por la que el castrismo, el chavismo y los países clientes que se le agregaran, se proponían barrer de la faz de la tierra al capitalismo, al imperialismo y a los Estados Unidos.

 

Tinglado que solo podía amalgamarse con una sola arcilla: las cantidades ingentes de petrodólares que empezaron a ingresar a Venezuela como consecuencia de un nuevo ciclo alcista de los precios del crudo (2003-2009) y que, lejos de emplearse en la solución de los problemas venezolanos, fueron a llenar las arcas de países “aliados” como Nicaragua, Ecuador, y Bolivia, pero sobre todo de los siempre necesitados “hermanos” cubanos.

 

A los cuales se les suministró absolutamente todo, o casi todo, tal como antes había sucedido con la Unión Soviética, pero no ya para exportar la revolución, sino para perpetuar una dictadura que, ya con sus “Padres Fundadores” devenidos en dos venerables octogenarios, era evidente que no se dirigía sino a la instauración de una dinastía.

 

Pero con la ayuda venezolana que significó recuperar el colapsado sistema eléctrico de la isla, reconstruirles refinerías obsoletas, carreteras, urbanizaciones, y escuelas y centro clínicos y hospitalarios, también se operó una ocupación cubana de Venezuela, con el emplazamiento de cuerpos de seguridad, toma de los sistemas de identidad ciudadana, y de registro de propiedades, y sobre todo, con la presencia de militares castristas en los cuarteles nacionales a quienes se les facultaba para participar en las reuniones del Alto Mando y en las operaciones de las FAN.

 

En definitiva que, la típica relación colonia-colonialistas, hasta que un suceso que no estaba en la programación de los revolucionarios, ni en la agenda de los asuntos humanos, vino a significar un cambio de 180 grados que hoy tiene a los colonialistas cubanos, y a los colonizados venezolanos haciendo las maletas para irse con su música a otra parte.

 

El presidente Chávez fue diagnosticado de cáncer de pelvis en La Habana el 10 de junio del 2011, y después de un año y siete de meses en que se le practicaron 4 operaciones fracasadas, y copiosos tratamientos de quimio y radio terapia también sin resultado, murió en Caracas el 5 de marzo pasado.

 

A este respecto, las preguntas son copiosas y urticantes: ¿Por qué los gobernantes isleños mantuvieron la historia médica de Chávez como un secreto de Estado, por qué nunca se supo cuál fue el origen, naturaleza y curso de su dolencia, por qué, una vez conocido que la medicina cubana no tenía los conocimientos ni los recursos para curar al paciente, no se le remitió a Venezuela, o a Brasil, donde había evidencia que podía ser tratado y curado? ¿Por qué no se conoce aún la autopsia del fallecido y se le mantuvo durante 84 días prácticamente fuera de contacto aún de sus familiares y amigos más cercanos como para que no emitiera opinión de cuál era su estado de salud y si se arrepentía o ratificaba a Nicolás Maduro como su sucesor?

 

Porque, este es el otro acto de la tragedia del final abrupto y misterioso del presidente Chávez, cuando el 8 de diciembre pasado, sabido ya que era inevitable que no sobreviviría al cáncer, nombró a Nicolás Maduro como su sucesor, un funcionario de tercera categoría, que solo por la influencia cubana había sido nombrado canciller, y que en lo único que se había distinguido era como un obsecuente defensor de los intereses de Fidel y Raúl Castro en la Venezuela chavista.

 

El mismo títere, esquirol, y entreguista a quien los venezolanos acaban de hacer objeto de una aplastante derrota electoral, no obstante que con la asesoría y consultoría cubana, se pretendió perpetrar un fraude como los que acostumbraba a hacer Hugo Chávez, pero con mejor clase, estilo, o suerte.

 

De modo que, ahí están los vetustos y agónicos dictadores cubanos incursos en otra historia turbia de fraudes y asesinatos, pero sin dar cuenta de sus actos y al parecer preparándose para dejar la primera dinastía en la historia del continente…pero con petrodólares venezolanos.

Manuel Malaver

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