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Pepe Mujica y los hijos de put@

Posted on: julio 6th, 2014 by Lina Romero No Comments

“Son una manga de viejos hijoas de put@.”

 

Ácido, muy ácido…

 

Los notables venezolanos -si es que queda alguno-, sobre todo aquellos vinculados con las enchufadas mulas cansadas de la mesa de la unidad, se horrorizan con algunos de mis artículos; los consideran groseros, cimarrones, callejeros: feos, muy feos.

 

Se cubren los ojos cuando aparecen publicados, susurran indispuestos en los corredores políticos como histéricas doñas académicas, se colocan un fino pañuelo de seda en sus narices y, en público, voltean el rostro a mis ferocidades verbales.

 

Voltean el rostro en público, sí, pero en privado, cuando encuentran la mejor oportunidad, sigilosos, cuando nadie los ve, se escabullen detrás de las cortinas o debajo de sus cómodas butacas para leer horrorizados mis insolencias.

 

Consciente de los alborotos anímicos que les causo, les advierto, o mejor, les sugiero como en otras ocasiones lo he hecho que detengan en este punto la lectura no vaya a ser que su candidez se perturbe, lo que sigue es ácido, muy ácido…, como lo que vive Venezuela.

 

Mujica, el viejo hijo de put@

 

El viejito Pepe Mujica es comiquísimo, no cabe duda, es como un osezno impertinente y dulcemente feroz, lo cual no impide que padezca artritis moral, que esté entumecido.

 

Lo corroboré con sus recientes declaraciones sobre las sanciones que impuso la FIFA al delantero uruguayo Luis Suárez por morder en pleno juego mundialista al defensor del equipo italiano Giorgio Chiellini. De más está decir que ni el boxeo ni el “ultimate fighting” de artes marciales mixtas, deportes de combate entre fieros gladiadores modernos, permiten morder a sus oponentes, mucho menos un noble deporte como el fútbol en el que se supone que los jugadores lo que usan son sus pies, nos sus dientes, para ganar la gloria.

 

Sobre las sanciones, Pepe Mujica dijo: “Los de la FIFA son una manga de viejos hijos de put@. Podían haberle sancionado, pero no ponerle una sanción fascista”.

 

Pues sí -lo decimos sin taparnos la boca-, este viejo hijo de put@ y cínico, que ha convertido al Uruguay en la pocilga neoliberal que acumula y esconde los capitales golondrinos e ilícitos de los políticos más cleptómanos de Suramérica (especialmente los maduristas), pontifica -como suele hacer- sobre el bien y el mal a cuenta de que anda en alpargata y Volkswagen.

 

Claro eso lo diferencia de apoteósicos corruptos latinoamericanos como “el tuerto” Néstor Kirchner o de estiradas y postizas “viejas” multimillonarias como Cristina Fernández, ni hablar de las niñas Hilton-Kardashian-Chávez o de mofletudos nuevos ricos como Diosdado, pero no le da licencia para echarnos en cara su cinismo.

 

El viejo Mujica, como todo cínico hijo de put@, se exalta e insulta a los directivos de la FIFA porque sancionaron a Suárez y le impidieron morder, digo, jugar unos cuantos jueguitos de fútbol, pero calla y hasta celebra el trato verdaderamente inhumano, despiadado y fascista que su despreciable benefactor Nicolás está imponiendo a estudiantes, activistas de derechos humanos y líderes políticos en Venezuela.

 

Los millones de dólares que le regalan los malandros maduristas, provenientes de la más encarnizada corrupción que haya conocido Latinoamérica en su historia republicana, lo anulan y niegan, le agravan su artritis moral y lo entumecen.

 

Pepe Mújica alcahuetea el fascismo sancionador, represivo y cruel de los hijos de put@ de la dictadura venezolana por algo más práctico y necesario que sus ideales: unas monedas (muchísimas, claro).

 

Ser un “digno” limosnero socialista

 

Sobre la crítica el poeta mexicano Octavio Paz afirmaba: “Hija de la razón en su forma más rigurosa y lúcida: la crítica, a imagen de ella, es a un tiempo creadora y destructora; mejor dicho: al destruir, crea.

 

Cuando uno es crítico debe ser tolerante a la crítica y cuando uno usa el insulto para criticar debe ser también tolerante al insulto como crítica.

 

La crítica, mi crítica, aunque horrorice a las histéricas doñas académicas que pastan y consumen éxtasis cómodamente entre las mulas cansadas de la MUD, en su destrucción, aspira crear…, crear conciencia.

 

La hoja de ruta política de Pepe Mujica es a un tiempo brutal y generosa. Un hombre que ha sido guerrillero, es decir, que ha aniquilado a hombres inocentes por la espalda, que ha estado preso y ha expiado sus crímenes detrás de las rejas, que ha levantado su fusil y su palabra contra las tiranías militares latinoamericanas, debe tener cuando menos un dejo de honorabilidad, de respeto por sus luchas y por sus ideales.

 

No puede vender su dignidad de luchador social y político limosneándole a una manga de corruptos y ricachones hijos de put@ maduristas que han devastado una nación y que han encarcelado a más de tres mil estudiantes que gritan “libertad” en las calles de Venezuela, por dinero. Simplemente, no puede.

 

Entendemos que Fidel Castro lo haga, a fin de cuentas él es un limosnero reconocido y tradicional, pero Pepe Mujica, el osezno impertinente y dulcemente feroz de la política latinoamericana, no puede, no debe.

 

No se si sepa que el fascismo venezolano, esa manga no de viejos sino de corruptos hijos de put@, no sólo ha mordido a los estudiantes, los ha asesinado (en su mayoría con certeras balas en la cabeza), los ha encarcelado, torturado, incluso sodomizado, por atreverse a exigir de manera noviolenta democracia y libertad.

 

No sé si sepa que en el país no hay agua, luz, medicinas, papel higiénico, alimentos o paz social, que los índices de violencia criminalidad y corrupción son estratosféricos, o que nuestras cárceles son campos de concentración neonazi donde se calcina, mutila y decapita a seres humanos.

 

No sé si sepa esta o aquella calamidad, ni sé tampoco si, como digno limosnero de socialista que es, eso le importe. Ha comprobado que no, que su preocupación es que Luis Suárez fue sancionado por “fascistas” que le impedirá jugar unos partiditos de fútbol por haber agredido violentamente a sus contrarios, por enésima ocasión.

 

No sé muchas cosas sobre Pepe Mujica, lo que sé -pese a su admirable austeridad- es que es otro cínico de la manga de los viejos hijos de put@ que una vez que llega al poder se olvidan de lo que fueron y de lo que son.

 

Unas monedas, como para todo digno limosnero socialista, valen más que su ideal.

 

 Gustavo Tovar Arroyo

 @tovarr

¿Y el pajarito?

Posted on: junio 30th, 2014 by Lina Romero No Comments

“El derrumbe de un sueño algo hallado pasando resultas ser tú”

Silvio Rodríguez

 

Tomografía de un güevón

 

La G en el modismo venezolano “güevón” es fundamental. Pronunciarlo con H es desabrido y pierde contundencia. Venezolano que se precie no comete semejante bajeza de carácter, dice las cosas como son sin tapujos: usa güevón con G no con H.

 

En Venezuela, además, un soberano güevón se reconoce porque lleva marcada la acentuación en la silaba aguda “vón”. Se alarga el acento y se enfatiza el tono. Decimos: “¡Es un guevooón!”.

 

Güevón no es un calificativo que se use para describir a una persona perezosa o indolente como en otros países de Latinoamérica, sino para simbolizar a un imbécil engreído.

 

El güevón venezolano alardea, presume, pavonea, su imbecilidad. No es un imbécil a secas, es un imbécil que fanfarronea su imbecilidad.

 

Claro, un güevón sólo dice güevonadas. Por ejemplo, señala que Tovar-Arroyo es un fascista o que María Corina es una magnicida o que el pajarito que trina en una iglesia es el comandante Hugo Chávez.

 

Son güevonadas. Meras, llanas e inauditas güevonadas. Nada más.

 

En ese sentido esta sin duda es una “revolución güevona” liderada por una cuerda de güevones que sólo fanfarronean a diario su imbecilidad.

 

Justifico ante mis editores y lectores la subida de tono de mis palabras, pero les juro que el 80% del país piensa como yo (el 20% restante son los güevones que todavía creen en esa festival de corrupción que es el socialismo). El lenguaje es para usarlo.

 

Mi voz -quemante- representa el sentir de la mayoría de los venezolanos, hablo por ellos. Déjenme hablar, estamos hartos, no nos callen.

 

Si me insultan a diario con puras güevonadas -fascista, golpista suave, poeta conspirador que no sabe disparar- por todos los medios de comunicación del estado, tengo el derecho constitucional a replicarle a los güevones. Es lo normal, me defiendo de tanto insulto. Además, un güevón es sólo eso: un güevón (con G). Decirle a uno “golpista” como lo fue Chávez es mucho peor, más cuando uno no sabe ni disparar.

 

En el peor de los casos mi rebelión semántica puede representar una oportunidad científica para el país.

 

Me explico: Nicolás, presumiendo su imbecilidad, dice públicamente que yo soy un fascista, lo cual es una güevonada. Tengo todo el derecho constitucional de señalar que quien dice semejante güevonada es un güevón. ¿O no?

 

¿Por qué no le hacemos una tomografía a Nicolás para evaluar clínicamente como funciona el cerebro de un güevon (con G)?

 

Sería un avance muy relevante y singular.

 

Soy de los que piensan que es fundamental que Nicolás Maduro vuelva a conversar con el pajarito. No es un sarcasmo, es una urgencia nacional.

 

Si el pajarito es Chávez y si éste fue capaz de decirle tantas cosas a Nicolás en aquel crucial trinar de hace algún tiempo, es urgente que trinen públicamente en cadena nacional de radio y televisión para que le expliquen al país el contenido de la carta de Giordani.

 

Nadie entiende nada.

 

Chávez no puede andar como pajarito en grama ni hacerse el loco, mucho menos piar tarde. El tema es delicado y no hay quien lo explique. Tiene que trinar otra vez.

 

Por ejemplo, el pajarito Chávez nos debe canturrear razonablemente la güevonada de Nicolás de querer asumir la conducción económica del país si ni siquiera sabemos si sabe contar (sabemos que sabe restar y dividir, pero obviamente no sabe sumar).

 

¿O por qué, Chávez, como buen tórtolo jamás empleó a su tortolito Nicolás como miembro del gabinete económico? ¿Por qué en cambio el ahora zamuro chavista Giordani siempre estuvo junto a él? ¿Tórtolo o zamuro para dirigir la economía, cómo se pudo equivocar de esa manera el comandante pajarito?

 

Esto se enredó y nadie da una explicación coherente. Como si lo que está pasando fuera otra güevonada, los chavistas y los maduristas se acusan entre sí del desastre económico y del fracaso del “trasnochado” modelo socialista, pero nadie señala al verdadero y único responsable de esta salpicada cagada: el pajarito Chávez.

 

Maduro o la dictadura “pop”

 

Sabemos que Nicolás es un dictador “pop”: le encanta la farándula, debate con Rubén Blades sobre geopolítica, delira ideología con Juan Gabriel, su telonero político es el inefable Winston Vallenilla, no se perdía un programa de “noticias” de Chataing y su militar más representativo es el ratoncito Roque Valero; sabemos que se ofendió porque Madonna habló mal de él, que censuró el premio Oscar para evitar que lo tomaran como sopita y que sólo llamó a un “diálogo” nacional cuando murió una miss Venezuela. Puro show, pura TV.

 

Lo más representativo de Maduro como dictador “pop” lo escenificó con el frívolo duelo que le rindió a su amado pajarito eterno bailando, cantando, tocando tambores, manoseando cambures o disfrazado de campesino con un pajarito en la cabeza, a la semana de muerto.

 

Sabíamos que era farandulero y “pop”, pero no teníamos idea -ni el pajarito Chávez nos lo advirtió jamás- que Nicolás sabía algo de economía.

 

¿De dónde habrá sacado semejante güevonada?

 

Sabemos que a un güevon -según la acepción venezolana- le encanta fanfarronear su imbecilidad, pero tampoco se puede exagerar, al menos hasta que tengamos una tomografía de su cerebro y podamos dilucidar el alcance de sus imbecilidades: ¿dirigir la economía del país? ¿Él? ¿Nicolás?

 

¡Dios mío! ¡Pajarito! ¡Por favor, pronúnciate, di algo!

 

La situación es más delicada que nunca. Trina Nicolás, gorgojea, píale a tu tórtolo infinito, canta con él, exígele una explicación: ¿cómo cometió la güevonada de dejarte ahí?

 

Creo que en tu caso es más fácil renunciar que trinar, sólo renunciando no quedarás como un güevooón.

 

Piénsalo…, pero de todas maneras no dejes de trinar.

 

Gustavo Tovar Arroyo

Los inciertos caprichos de una pasión

Posted on: junio 21st, 2014 by Laura Espinoza No Comments

Algún día se conocerán los secretos -de alcoba- que involucraron la última decisión de Hugo Chávez de dejar como sucesor del trono revolucionario al inefable Nicolás.

 

Sabemos que fue una decisión sentimental y no política. Si hubiese sido política habría legado tamaña responsabilidad a alguien más preparado o cuando menos simbólico como su hermano Adán (como lo hizo Fidel), a cualquiera de sus hijas, a algún militar del 4 de febrero o a algún socialista con algo más de respeto y talante revolucionario, nunca al bobalicón del pajarito (por cierto, lleva tiempo sin trinar ¿será que Chávez ya ni se le aparece?)

 

Pero no lo hizo, los inciertos caprichos de una pasión a veces se imponen en la historia de la humanidad y, como sabemos, derrumban naciones y hasta civilizaciones.

 

Sansón se venció a Dalila, París raptó a Helena y ardió Troya, Marco Antonio perdió Roma por Cleopatra y Chávez arruinó su revolución por Nicolás.

 

Lo sé: soy un hereje irremediable; otros también lo son.

 

La herejía de Giordani

 

Me sorprendió la carta de Giordani por su mesura y honradez. No fue un cínico, fue más bien otro perturbado y nostálgico ideólogo de la catástrofe marxista. Otro más.

 

Discípulo de Keynes, en su “Testimonio y responsabilidad ante la historia” Giordani nos relata sin vergüenza alguna como devastó la economía del país en su momento de mayor abundancia histórica, endeudándose, malbaratando el gasto público, usando recursos para campañas políticas y para soliviantar las imaginarias guerras económicas que sólo él y Chávez libraban con sus hambrientos socios “capitalistas”, los boliburgueses.

 

Los resultados manifiestos de su espejismo económico saltan a la vista: escasez, desabastecimiento, inflación, derrumbamiento de la producción nacional, dependencia absoluta de las importaciones y todos los problemas sociales que de ello se deriva: desempleo, corrupción, delincuencia, hambre, analfabetismo, injusticia y desestabilización.

 

Lo curioso, o peor, lo trágico, es que en la larga justificación que hace de su devastador delirio económico, Giordani nos alerta: Maduro es aún peor que yo.

 

Lo sabemos, lo padecemos, no dijo nada nuevo.

 

Sin embargo, entre líneas uno desglosa algunos silencios y muchas dudas, en especial me detendré sobre un comentario que avivó mi sospecha sobre el férreo control -secretismo- que ejerció Nicolás durante la enfermedad y extraña muerte de Chávez. Por lo que vi, Giordani lo comparte.

 

Si se lee su carta con atención y se compara con lo que fueron los pronunciamientos oficiales de aquellos días corroboramos una denuncia permanente que hicieron los medios de comunicación y que el chavismo se resistió a creer: Maduro le mentía descaradamente al país.

 

No sólo en lo que se refería al gravísimo estado de salud de Chávez, sino principalmente en cuanto al fingido hecho de que, casi muerto o muerto, Chávez seguía gobernando, firmaba documentos y hasta administraba la economía del país.

 

Entre insinuaciones y reticencias, pero con fechas y argumentos, Giordani hace una revelación sin precedentes dentro de las filas del chavismo: “En la medida en que la salud del Presidente se vino haciendo cada vez más complicada, la ausencia de un contacto directo con su persona, y las permanentes mediaciones a través de algunos en particular hicieron cada vez más distante la toma de decisiones, su contenido y el tiempo para ser llevadas a la práctica.”

 

¿Quién fue ese “mediador” predilecto, el hombre que en el lecho de muerte lo vio caminar, le tomó la mano con ardor y entre morisquetas dialogó con él durante cinco inimaginables horas? Nicolás Maduro.

 

En su carta Giordani fue respetuoso y no levantó si quiera un insulto en contra de Maduro, sin embargo éste inexplicablemente lo llamó “traidor”.

 

La herejía de Giordani fue su pensamiento crítico, pero más que ello fue su duda razonable sobre lo qué pasó realmente con el comandante Hugo Chávez Frías y sobre cuál será el destino del despelote éste que ellos llaman revolución.

 

Giordani lo señala sin ambigüedades: Maduro improvisa, no tiene ni comparte liderazgo, pretende cambiar todo lo que hizo Chávez hasta que se enfermó y murió.

 

No sólo lo señala, lo razona a su modo.

 

Uno se pregunta ¿a cuenta de qué Nicolás se siente y actúa como si él fuese la mismísima revolución?

 

Maduro: el chavismo soy yo…

 

¿Qué esconde Maduro? ¿Qué callaban Chávez y él? ¿Cómo logró Nicolás que el pronunciamiento póstumo de su amado comandante hiciese que toda una supuesta “revolución” gire entorno a un inexperto como él? ¿Cómo se explica un chavista medianamente racional tanto disimulo en esta relación?

 

¿De ser un simple guardaespaldas a ser el elegido para controlar la revolución, además de manera incontrovertible y acrítica?

 

Ante el más mínimo reproche, por más respetuoso y razonado que sea éste, un enfurecido Nicolás salta y llama “traidor” a uno de los más representativos y comprometidos líderes del chavismo, lo estigmatiza y condena.

 

¿Qué le espera a los demás chavistas, a los menos iconográficos? ¿No había arriesgado su vida Giordani por salvar a Chávez cuando el golpe de abril de 2002, ahora es un traidor porque criticó a Maduro?

 

Aquella plenitud de luna llena que inspiró a Chávez a preferir a Maduro como su sucesor pese al hecho inconstitucional de su doble nacionalidad (se sabe que es colombiano y venezolano), pese a que no tiene profundidad ideológica ni liderazgo político, pese a que es un analfabeta e improvisado en temas económicos, pese a que era el hazmerreír de las Fuerzas Armadas (secretos de alcoba), no sólo tiene a la deriva al chavismo, sino a Venezuela.

 

Maduro es un político farandulero y “pop”, si algo es. Sus deficiencias intelectuales y morales son inocultables. Como líder, por sí sólo, es incapaz de movilizar ni a cien personas. Es comidilla y hazmerreír mundial, hasta sus cercanos aliados como Lula o Correa lo censuran. Es una vergüenza total.

 

¿Cómo llegó ahí?

 

Giordani lo critica y Maduro le responde: el chavismo soy yo.

 

Pregunto: ¿realmente Maduro es el chavismo o tan sólo es el incierto capricho de una pasión?

 

Es sorprendente, pero obvio. Con el tiempo lo será aún más.

 

El secreto de alcoba pronto se dilucidará.

 

 Gustavo Tovar Arroyo

@tovarr

Chávez se retuerce y yo me río…

Posted on: junio 18th, 2014 by lina No Comments

“Todo aquel que piense que la vida siempre es cruel tiene que saber que no es así

que tan solo hay momentos malos y todo pasa”.

 Celia Cruz

 

¿Chamuscado o quemado?

 

Debo intentar escribir una crítica seria, concienzuda, que abomine la presión que se ejerció sobre nuestro admirado Luis Chataing para sacarlo del aire. Haré un esfuerzo, pero es difícil.

 

Me preocupa que al final esta parodia dé un giro inesperado. Hablar de dios o del diablo, relacionarlos con Chávez, es arriesgado, me meto en una incendiada camisa de once varas.

 

¿Saldré chamuscado o será simplemente que soy un quemado?

 

En la quinta paila del infierno

 

Si ese lugar en llamas conocido como el infierno existiese ahí está Hugo Chávez Frías retorciéndose.

 

Lo sé, estoy seguro.

 

En primer lugar porque el paso del sátrapa por la faz de Venezuela fue una devastación apocalíptica, lo arruinó y pervirtió todo. Sus últimos retratos confirman su asombrosa semejanza con la luz bella de las tinieblas, el tenebroso lucifer. Se acercaba moral y físicamente a él, ¿o no?

 

Si fuese un educador en teología usaría los retratos de la deformación física de Chávez en los que aparece deformado, calvo, con la nariz aguileña, las orejas puntiagudas y una sonrisa afectada por la malicia para mostrar la estampa psicológica del mal.

 

Así se deforma un ser humano cuando vende su alma al diablo para preservar el poder.

 

En segundo lugar sé que Chávez está retorciéndose, carbonizándose de arrechera porque desde el sartén del fuego y la expiación donde se encuentra debe estar viendo cómo Diosdado Cabello toma control del régimen que él instauró, a paso de vencedores.

 

Sabemos que Chávez detestó a Diosdado hasta el último de sus días, lo hizo público ante la Asamblea Nacional donde, ya enfermo, señaló que su voluntad era que Diosdado no la presidiera.

 

Esa fue la última batalla política que Chávez perdió, la batalla que lo llevó a la tumba.

 

Los tres chiflados

 

No sabía que Diosdado Cabello tenía un show televisivo. Tampoco sabía que se denomina Con el mazo dando. Juro que cuando escribí mi artículo “Diosdado, el cavernícola” no lo hice inspirado en ese bodrio mal producido, chapucero y de baja ralea comunicacional; fue más una intuición que una conclusión.

 

Los hechos –y su gordinflona pendejez– confirman mi alegoría. No me equivoqué, Cabello no es un revolucionario, es el eslabón perdido del siglo XXI: un mofletudo chiste.

 

Me contenta que Diosdado se esté apoderando del liderazgo político del régimen. Su torpeza y su ilustre corrupción son harto conocidas dentro de las filas chavistas. Es más detestado por ellos que por los opositores.

 

Diosdado destruirá con su mazo no al país (ya este está destruido), sino a la revolución chavista que agoniza, pero permanece viva. No quedará piedra sobre piedra. Este tipo a quien Chávez aisló en vida, a quien despreció y arrinconó por corrupto (la familia Chávez sabe muy bien lo que digo), es un glotón del poder y de las riquezas que este ofrece.

 

Esta semana cuando vi una repetición de su programa junto a Jorge Rodríguez y Tareck el Aissami me regocijé, supe que los tiempos finales del chavismo estaban contados.

 

Entres los tres anunciaron con fuegos artificiales, bombos, platillos y expectativa de fin de mundo, el capítulo “Las pruebas” de la última serie de TV “El magnicidio” (que suplantó a la otra telenovela: “La fiesta mexicana”).

 

Lo vimos, lo escuchamos y lo único que nos vino a la mente fue la serie de TV gringa: Los tres chiflados, en la cual, como sabemos, sus corajudos y valientes personajes nunca estuvieron conscientes del hazmerreír que causaban.

 

Traté por todos los medios de evadir la imagen de Moe, Larry y Curly, pero no pude. Ellos cumplían con chistosa seriedad su papel de detectives, mientras el público se desternillaba de risa.

 

Perdonen mi indolencia ante una serie de televisión que se supone debe ser de suspenso –y no una comedia– como la serie “El magnicidio”, pero mientras Rodríguez, Tareck y Diosdado hablaban yo lo único que intentaba dilucidar era quién entre ellos era Larry, quién Moe y quién Curly (o en todo caso, Shemp).

 

Me rebané los sesos, fui atento a cada gesto, a cada chiste, pero no lo logré. Me fue imposible. Cualquiera de los tres podría representar indistintamente a alguno de los chiflados.

 

Me sentí mal e incluso dudé de mi capacidad como crítico de farándula de televisión, solo un anuncio logró sacudir mi atención: el arma asesina del magnicidio sería presentada como exclusiva.

 

La tarjeta de crédito

 

El momento culminante de mostrar la prueba infalible del magnicidio llegó: el arma peligrosa que asesinaría a Nicolás Maduro era la tarjeta de crédito negra –sí, negra, negrísima– de Diego Arria.

 

¡Coño! ¡Qué giro más inesperado! ¡Qué sorpresa!

 

Estallé de la risa como tenía años sin hacerlo. Ni Moe, ni Larry, ni Curly lograron jamás algo semejante. Celebré, aplaudí, reconocí el talento del régimen para desternillarme a carcajadas.

 

¡Una tarjeta de crédito la prueba del arma magnicida! Genial, verdaderamente genial.

 

Además, el trato fotográfico que le dieron al arma magnicida, los acercamientos de enfoque, su peligrosa numeración, la imagen brillosa de su maldad, la historia de vaqueros “Wells Fargo” descubierta en la esquina derecha –¿era la izquierda?–, la tensión psicológica que producía el plástico criminal…, todo un logro telenovelesco, los tres chiflados lo hicieron: la prueba del magnicidio había sido encontrada y delatada por TV.

 

(En este punto de la narración me asalta una risa incontrolable, no puedo detenerla, recordar el arma magnicida me induce un severo, imparable, ataque de risa…, perdonen, no puedo…, la risa sigue…, coño, cómo la paro, tengo que escribir una conclusión…, no puedo, sigo riendo…, Chávez se retuerce en el invierno…, digo en el infierno, se retuerce pero de risa…, él también fue un jodedor imparable…, Cabello el cavernícola…, sigue la risa, no para, coño, cómo la paro…, los tres chiflados…, el infierno…, la risa no para…, no la puedo parar…, Chataing mostró ante las cámaras cómo se crea una prueba…, Dios…, no paro de reír, la prueba de los tres chiflados superó la de Chataing…, sigue la risa, me espera el infierno por semejante blasfemia…, es un tema serio el magnicidio pero qué hago con tanta risa, incontenible risa, no puedo parar, mejor dejo de escribir…, será para otra ocasión…, la prueba, la tarjeta…, coño…).

 

Posdata conclusiva

 

Recuperado en cierta medida el aire, descubro que todo esto se debió a un problema de rating…, “los tres chiflados” Rodríguez, Tareck y Cabello no permitirían que Luis Chataing los superara, sus “chistes malos” fueron derrotados por el “buen chiste” de nuestros Larry, Curly y Moe.

 

Me metí en la camisa incendiada de once varas y nunca dilucidé quién era quién entre los tres chiflados. No lo logré. No puedo ser crítico de farándula, necesito algo serio que comentar.

 

Venezuela es un Carnaval y las penas no se van ni cantando…

 

Gustavo Tovar Arroyo

Carta triste a una madre de Venezuela

Posted on: mayo 26th, 2014 by lina No Comments

A Gisela Berrizbeitia

 

“El idioma del agua fue enterrado” Neruda

 

El luto

 

Debo agradecer con humildad las manifestaciones de solidaridad y apoyo de estos días.

 

Sé que vivimos tiempos asfixiantes, estamos advertidos y preparados, pero a veces la maldad del madurismo rebasa lo previsible, sólo a veces.

 

Pronto relataré lo que ha ocurrido, Venezuela debe conocer quiénes son los verdugos y hasta dónde han llegado.

 

Me resulta muy difícil escribir desde la negrura fúnebre, pero debo hacer el esfuerzo.

 

La tristeza es larga

 

Tiemblo…, con torpeza intento escribir algo que no sea un poema, algo más modesto que no rebusque el desconsuelo ni lo disfrace, que lo descare y muestre su altanero rostro. Me cuesta. Escribo paralizado de tristeza, una tristeza que se alarga y, en el dolor, me borra.

 

Pierdo mi nombre, soy otro venezolano desvanecido por la muerte que no cesa, que nos muerde. Soy otro venezolano apagado por las lágrimas mortales de este siglo.

 

No recuerdo haber leído algún autor que confesase que escribía mientras lloraba, mucho menos un artículo que se supone es de opinión.

No importa, en esta Venezuela quien no llora está enganchado a la dictadura o es un acomodado y cínico miembro de la mesa de la unidad.

Yo no estoy enganchado a la dictadura ni soy un cínico, no puedo serlo mucho menos en esta hora deplorable de Venezuela, las combato abiertamente con toda el coraje moral que nace en mí, no hay espacio para vergüenzas: yo lloro…, lloro con ella.

 

Carta triste a una madre de Venezuela

 

Amada amiga:

 

Me inclino sobre ti vencido, una tristeza incontestable me derrumba.

 

No sé qué decirte, no existe una sola palabra que consuele mi vergüenza, la desolación me ha reducido al silencio y las palabras sólo logran hinchar mi laceración.

 

¿Cómo te consuelo, amadísima?

 

Estoy tan lejos, nunca el exilio había sido más desgarrador y amargo. En esta infame distancia, me abrazo a tus pies porque no puedo cargar con el doloroso peso de mi lamento, no encuentro a dónde sujetar tanta tristeza, nada será igual con tu desdicha, nada, ni la vida, ni la libertad, ni los sueños. Ni Venezuela.

 

No comprendo nada, jamás podré comprenderlo.

 

Destrozados como estamos el futuro se disipa, se esfuma. Me pregunto si la patria entenderá qué te ha hecho, qué nos ha hecho. Sólo ruego a Dios que te dé fuerza, que te ofrezca su amor y a través de ti lo pose en este país despedazado, que te abrigue y te levante, que nos levante.

 

Venezuela es mejor, el mundo es mejor… porque tú existes.

 

Nadie ha cuidado tanto a la juventud, la ha guardado en sus brazos y le ha brindado abrigo como tú lo has hecho.

 

Has sido la madre -regañona a veces- de la libertad.

 

Te debemos tanto y ahora esto.

 

En ti Andrés Eloy no es el poema Los hijos infinitos, en ti es su evidencia: “Cuando se tiene un hijo, se tiene al de la casa y al de la calle entera”.

 

Si las madres de Venezuela supieran cómo has cuidado a sus amados, si supieran que no han sido desabrigados en la lucha amarga que han emprendido sino guardados por tu bondad y generosidad, te adornarían a besos.

 

Yo lo hago amarrado a tu inmerecido dolor. Te abrazo y me sujeto a tu gentileza, este siglo llevará en mí tu duelo. Seré siamés de tu sufrimiento, no caminaré si no lo hacemos juntos; no puedo.

 

Te ofrezco mi pequeñez, mi hondísimo abatimiento como compañero, dime hacia dónde vamos, dime si nos quedamos, acompañaré tu destino.

 

No miento, me desespera no poder frenar tu agonía, erigir con mis brazos un aliento u ofrecerle orilla a tu desconsuelo. Lloro contigo, me derrumbo contigo, tú…, sólo tú dirás qué sigue en esta lucha.

 

Nunca imaginé que la palabra libertad acuñará tanto dolor, tanta tristeza. No es dulce, es amarga, ahora entiendo, desde la desgarradura, su verdadera dimensión, su hermosura histórica.

 

La lucha por la libertad sólo es equiparable a la amargura que produce conquistarla.

 

Amada amiga, madre de Venezuela, no tengo voz en esta hora triste, sólo pesar, sólo un hondo y larguísimo suspiro. El estremecimiento es unánime, cada célula protesta semejante desconcierto.

 

Tu hijo, que se nos fue, que veló por ti hasta el último de sus segundos, que fue tu héroe, nuestro héroe, sabrá que toda su pasión, que toda su fuerza será heredada por la juventud de este siglo. Su valor y su amor iluminan, son guía.

 

Amiga, amada amiga, me hinco y me aprieto a tu tristeza sólo para recordarte que la humanidad necesita beber el idioma de tu agua madre. No los dejes sedientos.

 

Venezuela debe ser liberada de la perversidad comunista. Luchar y vencer a la tiranía es el único consuelo. Que el llanto sea parte de la siembra de esa Venezuela más humana y libre que hemos soñado juntos.

 

Y que la libertad resplandezca entre nosotros.

 

Y que la libertad cure nuestra imborrable pena.

 

Y que la libertad sea el agua desenterrada que bebemos de tus delicadas manos.

 

Amada amiga, madre de Venezuela, tu eres la esperanza

 

Gustavo Tovar Arroyo

La patria eres tú…

Posted on: abril 26th, 2014 by lina No Comments

“Patria son tantas cosas bellas”

 

Rubén Blades

 

Las bases políticas del desprecio

 

Hugo Chávez en vida cacheteó, pisoteó, amordazó y torturó a Venezuela; para que no quedará ninguna duda sobre su monumental coñaza a la patria -y como burla póstuma- nos legó a Nicolás, su amado.

 

Chávez era un cínico, siempre lo fue. Despreciaba a la patria, su rencor era superior a cualquier sentimiento noble que alguna vez pudo tener por ella.

 

He pensado mucho en él a raíz del “diálogo”. Ver conversar a la cuarta y a la quinta repúblicas, verlas abrazarse, entenderse, pactar, negociar, me resultó muy didáctico. Lo comprendí todo.

 

Lo cierto es que si el diálogo funcionara el chavismo dejaría de ser chavismo, por eso fracasará sin lugar a duda: está fundado sobre las bases políticas del desprecio.

 

El insulto de Aveledo

 

Cuando la semana pasada Ramón Guillermo Aveledo insultó al director del Foro Penal, Alfredo Romero, cuyo heroico esfuerzo no ha sido otro sino atender a las miles de víctimas venezolanas del ultraje chavista, a los heridos, a los torturados, a los encarcelados, a los muertos, comprendí ingratamente que el desprecio no es un sentimiento exclusivo del chavismo.

 

El desprecio político es venezolano, está en todas partes, es una peste.

 

Uno no sabe qué papel cumple Aveledo a estas alturas, a quién representa, cuál es su función, quién le atribuye el privilegio del insulto o, algo más elemental, donde cobra quince y último. Uno no entiende mucho, uno está desconcertado.

 

Sabemos, sí, sin mezquindades, que cumplió un encomiable trabajo en su momento, que sobrellevó muy bien el compromiso unitario de las primarias (con todas las dificultades que ello significó y significa), que respaldó institucionalmente las sendas campañas presidenciales de Henrique Capriles y que intentó, a su modo, mantener la plural unidad opositora.

 

Pero ahora ¿qué hace? ¿Insultar a quiénes han ofrecido lo mejor de sí para defender la dignidad de los venezolanos que claman libertad, justicia y democracia en las calles?

 

Los logros del Foro Penal son diametralmente distintos a los fracasos de la Mesa de la Unidad (los electorales han sido los más graves e irresolutos). Mientras el Foro Penal ha unido a Venezuela en un sentimiento de fraternidad y de justicia, la MUD ha hecho trizas la unidad política de la oposición con su permanente desprecio a los estudiantes, a los líderes opositores rebeldes, a la digna lucha de los venezolanos en las calles y ahora hasta a sus defensores de derechos humanos.

 

Generalizo cuando inculpo a la Mesa de la Unidad en bloque, no son todos, son algunos: su cogollo, herederos infalibles e imperturbables de las prácticas de la cuarta república, la misma que causó el desastroso advenimiento de Chávez al poder (no puedo dejar de pensar en el desprecio de Caldera por la democracia y la justicia) y que a través del diálogo, de los pactos y las negociaciones con el régimen se resiste a morir.

 

¿Van viendo hacia dónde va este suelto?

 

Maduro admira a Ramos Allup

 

Le guardo cierta simpatía intelectual a Ramos Allup, simpatía que no me impide observar el daño que le ha causado a uno de los partidos políticos más importantes de la historia latinoamericana: Acción Democrática (AD).

 

AD es hoy como Pompeya, una calcinación, una reliquia. Uno transita el partido como quien deambula entre escombros. No digo que Ramos Allup sea el Vesubio adeco, pero sí creo que su incapacidad para organizar, su falta de visión y su mezquindad al impedir el surgimiento de líderes emergentes, han hundido al partido blanco en el desprecio.

 

Otra vez la palabra recurrente, la palabra peste en la cuarta y en la quinta republicas: el desprecio.

 

Maduro admira a Ramos Allup, al menos eso dijo. No sabemos si admira el sabio uso que hace del secador de pelo (destreza que los identifica, por cierto); o su capacidad para parlotear de modo peculiar e ilustrado sin ningún resultado práctico (Ramos es un extraordinario tribuno, ¿quién lo duda?); o su volcánico genio para demoler todo a su alrededor, incluso a AD el partido de Betancourt, Gallegos o Andrés Eloy.

 

Lo que sabemos es que ambos, en su estéril diálogo, nos mostraron el porqué Venezuela está tan acoñaseada: por el desprecio unívoco que sienten ambos, que los une, que los hermana, ante la esplendorosa voz de libertad de los mártires que gritan: ¡Bandera, bandera, bandera!

 

Capriles dice que los extremos se necesitan y se retroalimentan. Bueno, ahí los tuvo sentaditos junto a él: los extremistas políticos del desprecio, esa peste.

 

Patria son tantas cosas bellas

 

El 12 de febrero de 2014, doscientos años después de la heroica rebelión popular de 1814 (liderada por los jóvenes de entonces como ahora), el “aprecio” se rebeló, está en la calle.

 

Aprecio por la dignidad venezolana antes que nada, aprecio por la libertad y por la justicia (el Foro Penal a la vanguardia), aprecio por la fraternidad y la igualdad de nuestro pueblo, aprecio por la soberanía y la democracia, aprecio por la valentía y el coraje, aprecio por el venezolano y por lo venezolano, aprecio, mucho aprecio, por la patria Venezuela.

 

No todo está perdido. La dignidad crece, es mayoría. Mientras exista un venezolano digno, habrá patria. Tú eres ese venezolano y venezolana digna, tú eres esa dignidad rebelde, tú eres la patria que se rebela.

 

A coro con Rubén Blades te digo con el alma en la garganta: “Flor de barrio, hermanita, hermanito, ¡patria son tantas cosas bellas! Como aquel viejo árbol del que nos habla el poema, como el cariño que guardas después de muerta la abuela, son las paredes de un barrio, es su esperanza morena. Es lo que se lleva en el alma cuando uno se aleja. Son los mártires que gritan: ¡Bandera, bandera, bandera! No memorices lecciones de dictaduras o encierros, la patria no la definen los que suprimen a un pueblo. La patria es un sentimiento como mirada de viejo, sol de eterna primavera, risa de hermanita nueva: La patria son tantas cosas bellas.”

 

La patria eres tú, porque tú eres esa belleza llamada Venezuela.

 

No te canses: ¡lucha!

 

Gustavo Tovar Arroyo

 @tovar

La Venezuela crucificada y su resurrección

Posted on: abril 19th, 2014 by lina No Comments

Viernes nada santo

 

Las estrepitosas -por represivas y salvajes- imágenes delvía crucis quevivió nuestra juventud el día de ayer mostraron cuan desbaratada está nuestra sociedad.

El chavismo ni siquiera respeta los ritos más sagrados de nuestra cultura.

 

Todo lo pisotea, todo lo demuele. Están empeñados en que no quede piedra sobre piedra, están empeñados en flagelar nuestra dignidad.

 

Siguiendo el despiadado mandato de los Castro desean desolarnos, para sus fines de control y subsistencia tienen que arrasarnos, tienen que hacernos sus mendigos. No hay clemencia. Nos escupen, nos insultan, nos clavan un puñal en las costillas, añoran nuestro desangre.

 

En manos del fariseísmo chavista y de los cubanos, Venezuela es una nación crucificada.

 

¿Resucitará?

 

La insoportable levedad de ser mudo

 

Henrique Capriles, el otro, el desconocido, el inverosímil “twitternator”, en días recientes recordó su victoria electoral del pasado abril, acusando, otra vez, a la oposición de no desear el cambio, señalándola con arrogancia por su derrota. Para sorpresa de propios y extraños señala: “Nunca estuvieron conmigo”.

 

¿De qué habla? La Causa no es él, nadie quiere un titán, sólo Luis Vicente León y sus sospechosos deleites y asesorías; la Causa es Venezuela. ¿Es tan difícil comprenderlo?

 

Henrique fue el depositario de una gran esperanza que sin ninguna duda se ganó de forma admirable con muchísimo sacrificio y entrega, a pulso. No se entiende qué le pasó, qué le está pasando. Probablemente las continuas conversaciones que está teniendo con los criminales del régimen (según sus propias palabras) lo están ofuscando. Está extraviado, ahora hasta su injustamente despreciado, Henry Ramos Allup, es su mejor referencia. Fin de mundo.

 

Ya el fraude ni se menciona, no existió. Ni una sola arremetida contra el régimen ilegítimo y corrupto. Nada.

 

Con soberbia Capriles señala que el mayor afectado del fraude electoral fue él y se equivoca, no fue él, fue el pueblo, fue Venezuela; su flaqueza facilitó la crucifixión. Ni siquiera una disculpa hacia el venezolano que creyó -con furor- en su liderazgo, ni siquiera una vergüenza por haber rendido la voluntad soberana del pueblo, ni siquiera un arrepentimiento por haber hecho claudicar la esperanza nacional.

 

Curiosamente, sospechosamente, inexplicablemente, ¿pactadamente?, ni él ni la facción MUDa de la oposición hablaron del fraude, no recordaron ni siquiera a los mártires venezolanos que ofrecieron su vida para reivindicar la victoria democrática, ni enfilaron contra las meretrices del CNE ni contra la pocilga del TSJ, nada, arremetieron eso sí, otra vez, contra aquellos “radicales” que desean desde lo más hondo de su ser salir de esta abominación traidora para resucitar a Venezuela.

 

Es insoportable la levedad rendida de los MUDos. Insoportable. Su silencio cómplice nos da latigazos, nos hiere. Mientras la juventud resiste, los Iscariotes negocian la crucifixión.

 

Dios mío, Dios mío, ¿por qué nos has abandonado?

 

Se lavan las manos

 

El régimen hace lo que le viene en gana, roba sin clemencia nuestros recursos, arremete contra la juventud (la asesina, tortura, apresa), somete a Leopoldo López a las más infame e injusta de las prisiones, nos azota y humilla: crucifica a Venezuela, mientras nuestros oficiantes del silencio y del diálogo (humillado), sin condiciones, en harapos morales, saludan y hasta celebran a los verdugos: se lavan las manos.

 

Su miedo y blandura los delatan: son fundamentalistas de la comodidad.

 

Ahí están, ahí han estado y ahí estarán sentados en su mesa mientras los estudiantes -nuestra reserva moral- resisten y se rebelan.

 

En su momento, Cristo, pese a que no era político sino santo, le cayó a patadas a los mercaderes del templo, lo hizo por dignidad. ¿Alguien seguirá su ejemplo?

 

Y es que no puede ser, ya basta, que le claven lanzas en las costillas al país, que lo desangren, y todavía existan Iscariotes que digan que estamos avanzando, que en Venezuela el pacto entre el cogollo de los MUDos y la oligarquía chavista sirve de algo.

 

Los mercaderes de la dignidad, vengan de donde vengan, son abominables.

 

La resurrección de la libertad

 

Lo hemos advertido en demasía, es un tiempo sensible en Venezuela, delicado y sensible. La lucha ha dejado de ser política, es espiritual. Nos rebelamos a la tiranía o seremos sus esclavos. La historia de la humanidad no se equivoca y Cuba es el ejemplo viviente de una nación desangrada y esclava.

 

Venezuela eres tú; sí, tú. No voltees a los lados. Una nación no sólo es su paisaje y su riqueza natural, una nación es su gente. Tú, como persona, eres su gente.

 

Han crucificado a Venezuela pero mientras tú existas, mientras yo exista, mientras juntos existamos, habrá fuerza espiritual suficiente para resucitar la libertad. Es nuestro destino lograrlo.

 

Sé que te sientes decepcionado y traicionado por lo que está pasando, sé que preguntas a Dios si te ha abandonado, sé que te provoca alzarte a insultos y broncas contra los responsables de la rendición opositora, pero ya no es beneficioso hacerlo, hay que luchar, hay que reivindicar la dignidad. Ellos, los MUDos, se han rendido. Todavía quedamos tú y yo, somos mayoría.

 

Lucha, luchemos, sigamos el ejemplo que la juventud está dando, unámonos a la inquebrantable dignidad de Machado, López y Ledezma, seamos una fuerza espiritual común. No nos rindamos, que el viernes vuelva a ser santo, que cada domingo de este siglo signifique nuestra resurrección.

 

Mientras nuestro aliento sea capaz de empañar una lámina de vidrio tendremos la moral necesaria para vencer.

 

Hay un plan…

 

Gustavo Tovar Arroyo

@tovarr

Leopoldo López, la cárcel y su espíritu

Posted on: marzo 22nd, 2014 by Super Confirmado No Comments

¡Libertad o nada!

Leopoldo López no sólo dialoga con su inocencia en la fría soledad de su celda, los que lo conocemos sabemos que en ella Leopoldo además idea, dibuja, describe y escribe, lo que será el siglo XXI de Venezuela.

 

Sí, los que lo conocemos sabemos que, en Ramo Verde, Leopoldo López diseña el amanecer de la nación, pinta su aurora, y nos introduce de una vez por todas en el siglo XXI, que nos ha sido negado por la imposición despótica y corrupta de la larga noche chavista y su sangre.

 

En la soledad de su celda, Leopoldo López traza la ruta de lo que será el camino político hacia la mejor Venezuela. Su fuerza y su indoblegable fe son su disciplina diaria, su motivación; su anhelo de un floreciente porvenir para el pueblo venezolano es la luz que lo inspira. Así se hace historia, así la estamos haciendo, nuestro destino innegociable es la libertad.

 

El país invadido y humillado

Las naciones descubren sus más deslumbrantes relámpagos de luz intelectual y política en momentos de mayor tensión y tiniebla. Cuando todo parece perdido, cuando el ánimo se desvanece y parece apagarse la llama ardiente de la esperanza, un chispazo de lucidez, un brío, un arrojo moral reivindica nuestro espíritu y nos levanta.

 

Eso exactamente ocurrió con la inspiradora entrega de Leopoldo ante la tiranía, recuperábamos el aire y la luz, nuestra dignidad y honor como pueblo sembrador de libertad se redimían. La moral venezolana mostraba su rostro, ya no éramos una nación humillada, levantábamos la frente.

 

Recordemos. Un año atrás la voluntad el pueblo soberano de Venezuela había sido despreciada. Los venezolanos, que a través de nuestro voto habíamos dicho ¡basta! a quince años de oscurantismo chavista y a su perversión totalizante, habíamos sido engañados y robados. Ganamos las elecciones y deshonraron nuestra victoria.

 

Objeto de una miopía política vergonzosa, quienes recularon en abril pasado y no supieron dignificar la voluntad democrática y el mandato soberano del pueblo, pese a promesas y juramentos abnegados de que lo harían, con su capitulación no se daban cuenta de que entregaban el país a los invasores cubanos y a la maldición represiva de los hermanos Castro.

 

La excusa -digna de monaguillo mas no de un líder político (ni hablar de un estadista)- fue tan vaga como temerosa: no se quiso arriesgar la vida de venezolanos, que igual han muerto en el orden de miles desde entonces. No sólo eso, ahora los invasores cubanos intentan hacernos sus prisioneros con persecución, represión, tortura, encarcelamiento y muerte, los cubanos intentan convertirnos en sus súbditos, nos dan una tarjeta de racionamiento para poder dominar nuestra hambre de libertad y justicia.

 

Vergonzoso, realmente vergonzoso. Pregunto: ¿qué hace una nación cuando es invadida por otro país? ¿No se defiende? ¿Qué hace un líder cuando la voluntad de su pueblo es subyugada? ¿No la defiende? En todo caso, nuestros líderes y sus espejismos electorales decidieron recular y con el tiempo, sin razón lógica ni visión política, nos humillaron como pueblo: le dieron la mano al traidor y legitimaron el asalto cubano. Se rindieron.

 

Esta inesperada e injustificable claudicación al mandato soberano y democrático del pueblo generó desesperanza, desvaneció nuestra moral, nos confundió y derrotó espiritualmente. El desamparo era unánime. Habíamos consolidado el naufragio nacional.

 

Estábamos perdidos.

 

La épica urgida

¿Qué habría hecho Simón Bolívar en un caso semejante? ¿Sucre? ¿Páez? Sin ir tan lejos, ¿cómo habría reaccionado Betancourt? ¿Habrían claudicado o habrían ejercido su liderazgo para salvar a la patria? ¿Le habrían pedido permiso a las prostitutas instituciones del régimen (TSJ, CNE o a la OEA) para redimir la dignidad venezolana, para rescatar nuestra moral pisoteada?

 

No, no lo habrían hecho. Habrían luchado, habrían ofrecido su vida y su libertad, toda la fuerza de su alma, por reivindicar el honor de Venezuela y el valor de los venezolanos, como hizo Leopoldo López.

 

Hombre de ideas, político precursor de la libertad, la democracia y la justicia social, humanista, gerente de la prosperidad y el bienestar público, servidor intachable, cuya gestión ha sido reconocida como una de las mejores (si no la mejor) y más ejemplares que haya conocido la historia de Venezuela, esposo apasionado, padre de dos hermosos venezolanos, Leopoldo López con su sacrificio y fortaleza moral nos reivindicó ante la historia y mostró que la virtud y el coraje son la realidad de la nueva Venezuela.

 

Sin comportarse como un monaguillo ni pretender serlo, tampoco como un demagogo que justifica su propia debilidad con argumentos populistas, firme practicante de la resistencia noviolenta que tanta libertad trajo al mundo en el siglo pasado, Leopoldo López entendió que para rescatar a Venezuela de la tiranía y liberarla de la invasión cubana había que tener temple para el sacrificio y mostrar que no hay barrotes que puedan encarcelar nuestro honor como nación.

 

Leopoldo dio un paso corto hacia la infame cárcel, pero dio un paso inmenso ante la historia de Venezuela. Ofreció su libertad para alcanzar el despertar de un pueblo.

 

La cárcel y la luz del espíritu

La lucha en Venezuela es espiritual: el bien contra el mal; la honestidad contra la corrupción; la lealtad contra la traición; el valor contra la cobardía; la vida contra la muerte; la libertad contra la esclavitud; pero también la lucha es política. Leopoldo está del lado correcto de la historia y sella el amanecer del siglo XXI con su ejemplo. Junto a su partido Voluntad Popular, que ni se cansa ni perderá, han sido un relámpago de fortaleza espiritual en medio de la tiniebla chavista. No están solos, ni lo estarán.

 

Enfrentamos una tiranía y una imposición extranjera, hay que repelerlas. La aurora venezolana es un hecho histórico. Ni cerrando ventanas ni corriendo cortinas podrán ocultar la avasalladora luz que inunda todos los rincones de nuestra tierra. La libertad se respira y se siente, está frente al espejo, mírala y sácala a la calle.

 

Gracias Leopoldo por tu virtuoso gesto, sigue reinventando a Venezuela con tus pensamientos y en tus escritos, que la cárcel haga florecer la inmensa luz de tu espíritu. Mientras, nosotros tendremos gestos por tu liberación y por la de los presos políticos, seguiremos reinventando al país en las calles. Nuestra victoria es segura, Dios nos abraza y guía, el bien vence.

 

Por Gustavo Tovar Arroyo

El fin de Nicolás Maduro

Posted on: marzo 11th, 2014 by Super Confirmado No Comments

Las mulas cansadas

No oculto mi desdén por las mulas cansadas del pensamiento venezolano, sus histéricas doñas académicas y sus doctores del bostezo. No pierdo mucho tiempo leyéndolos ni advirtiendo sus cóleras porque los infantes terribles de la libertad, los estudiantes, no le paran ni media bola a sus advertencias.

 

Nacieron cansados, agotados, lagañosos, pesados. La soberbia cerebral los engorda, son mendigos de un reconocimiento que nunca obtendrán porque la historia tiene clara su mediocridad. Trajeron a Chávez e intentan darle permanencia con desquiciadas fórmulas electoreras. Para ellos el tiempo nunca acaba, su fatiga no solo es psicológica, es moral. Son los derrotados de siempre. Los estudiantes hace bien desoyéndolos.

 

Los lunáticos y la vía electoral

No es colaboracionista decir que saldremos de Maduro por la vía electoral, es lunático. Después del secuestro descarado de nuestras instituciones, de las violaciones sistemáticas y generalizadas de los derechos humanos de los venezolanos, de la corrupción, de la perversión dictatorial y de la opresión totalitaria del régimen, quien piense que con este Consejo Nacional Electoral hay posibilidad de ganar una elección presidencial ha perdido completamente la razón.

 

Ni con dementes ni con las mulas cansadas del pensamiento, liderando la lucha por la libertad, podremos salir de la vagabundería chavista. Imposible. El fin de Nicolás Maduro es posible, está cerca, lo único que se necesita es unidad de criterio para dar el paso hacia el desenlace último. No podrán impedir el derecho constitucional del pueblo de rebelarse contra la tiranía; no podrán estorbar la arremetida independentista de la juventud. No podrán parar la libertad.

 

El golpe de Estado

No entiendo cómo los pajizos (por el color, no se me malinterprete) destiñen sus espíritus rebeldes una vez que se hacen partidarios políticos del cansancio y de la soberbia dorada.

 

¿Dónde se extravía su fuerza, qué luz cegadora los encandila y despista?

No solo anulan su fortaleza espiritual, enturbian su lucidez. Olvidan la historia de la civilización y cómo han conquistado su libertad los pueblos latinoamericanos y del mundo. Desteñidos de valor y de memoria, pajizos, lo olvidan todo. Venezuela como nación fue el resultado del golpe de Estado independentista de nuestros próceres. Su democracia, la única que ha conocido, también surgió de un golpe de Estado.

 

Hay golpes de Estado buenos, benévolos; si son inspirados y motivados por una masiva rebelión popular se enaltecen ante la historia. En nuestro caso es un derecho constitucional, un deber patrio, una obligación moral. No hay más remedio, el destino nos obliga.

 

El fin de Nicolás Maduro

En Venezuela se vive una aurora política, un amanecer: el parto doloroso y sin anestesia es la rebelión popular. Estamos pariendo una nueva nación. Hay que pujar, la infanta libertad muestra su rostro a su madre Latinoamérica, pega su primer grito en las calles, nace. No será fácil su nacimiento ni rápido, será un parto difícil, lleno de trance y consternación, pero será. Ya es inevitable.

 

Hay dos maneras de rebelarse frente a una dictadura: a través de las armas y la violencia o por medio de la resistencia civil y no violenta. Las rebeliones armadas, como la de Chávez, se hacen a escondidas, en el sigilo de la madrugada porque son asesinas; las no violentas son públicas porque son civiles, surgen del desconocimiento popular y pacífico a la dictadura.

 

A partir del siglo XX las rebeliones populares no violentas se convirtieron en una realidad histórica. Ucrania ha sido la última nación en conquistar su libertad de ese modo. Otros países lo han logrado: Egipto, Yugoslavia, Checoslovaquia, Estonia, Chile y Polonia.

 

¿Por qué Venezuela no?

Los estudiantes unidos a María Corina Machado, Leopoldo López y Antonio Ledezma han anunciado una rebelión popular no violenta. Su arma es la moral; su fuerza imbatible: su sueño de libertad. Tres etapas complejas deberemos transitar para vencer.

 

La primera es la liberación no violenta en sí, impulsada por una enorme rebelión popular. Como ha sido desde el principio de los tiempos cualquier rebelión, habrá que ocupar masivamente, como signo de desobediencia civil contra la tiranía, todas las instituciones públicas: La Casona, la Fiscalía, los tribunales, Miraflores, gobernaciones, alcaldías y la Asamblea Nacional. El pueblo debe ocupar todos los poderes públicos, crear una crisis institucional que rompa con la dictadura y que obligue la huída de los invasores cubanos.

 

Solo cuando logremos ocupar las instituciones del Estado de manera masiva habremos alcanzado el fin de Nicolás Maduro. Pero no basta con eso, hay que seguir. La segunda etapa es una transición rigurosa hacia el control político, hacia la depuración de los poderes públicos y hacia la democratización del país.

 

Una junta cívico-militar deberá asumir el gobierno del Estado y guiar hacia unas nuevas elecciones limpias, justas, equitativas de todos los poderes públicos, como fue en tiempos de Pérez Jiménez y como ha sido en todos los países con experiencias liberadoras semejantes.

 

Obviamente, un nuevo Consejo Nacional Electoral será el organismo rector del proceso. La democracia se depurará en este lapso. Solo un gran acuerdo nacional, mucho diálogo y un compromiso republicano entre las partes nos permitirán reinventar la república. En el reconocimiento mutuo surgirá la paz social. No antes.

 

La tercera y última etapa comenzará una vez que sea escogido el nuevo presidente de la República y se hayan reconstituido todos los poderes públicos. Ese día habremos conquistado el futuro y habremos, al fin, iniciado el siglo XXI venezolano. Nada de esto será posible si nos ponemos en manos de lunáticos o si seguimos el paso de las mulas cansadas de la política. Dejemos atrás a los pajizos. Ellos están derrotados de antemano, siempre lo han estado.

 

El trayecto es largo, pero necesario. Ya comenzamos a transitarlo.

 

Los estudiantes son la vanguardia.

Hay que seguirlos…

 

Por Gustavo Tovar Arroyo

350

Posted on: febrero 25th, 2014 by Super Confirmado No Comments

“Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión”.

 

Declaración Universal de los Derecho Humanos

El balazo en la cabeza

Miguel Rodríguez Torres, Diosdado Cabello y Francisco Ameliach, entre otros militares traidores de Venezuela, asesinaron a centenares de venezolanos en sus golpes de Estado de 1992. Centenares de víctimas desprevenidas e inocentes fueron alcanzadas por el “diálogo” mortal de estos fascistas que supieron clavar, con balas, sus ideas políticas en la cabeza, en el corazón y en la espalda del pueblo de Venezuela.

 

Sangre derramada por doquier, mucha ansiedad y tristeza fue la huella que impusieron en su primera aparición pública estos asesinos en serie, estos despiadados del poder que hoy lamentablemente todavía rigen, con sus balas y su oscura mortandad, el destino de nuestra nación.

 

No invento ni exagero cuando de forma descarnada expongo lo anterior, es público, es conocido, es parte de la historia reciente. Además, los asesinos ni siquiera se avergüenzan de su felonía. Asumieron sus crímenes y se rindieron a la justicia, estuvieron presos, pero fueron absueltos por un acto de irresponsabilidad inconmensurable del decrépito y soberbio Rafael Caldera. Si no hubiese sido por él, estos malhechores estarían pagando todavía su condena.

 

Nunca debieron salir de la cárcel y mucho menos ocupar puestos de poder político, por esa lenidad estamos como estamos. Que sirva de lección y aprendizaje para generaciones futuras.

 

Lo cínico es que las principales víctimas de la furia criminal de estos tipos fueron sus propios “hermanos del alma” militares, cuyos cuerpos inermes, cayeron uno tras otro tras la arremetida golpista. Paradójicamente, es esa misma y traicionada fuerza militar la que hoy los resguarda y mantiene en el poder causándonos esta apoteósica debacle.

 

“Patria socialista o muerte”, estos militares golpistas y su jefe convirtieron a Venezuela en una nación humillada, perseguida, torturada, herida, degollada y moribunda, que ha vivido entre el sobresalto, la autocracia y el luto.

 

Una bala en la frente del disidente opositor es su consigna, su manifestación de amor, su ministerio de paz y de justicia. Son la peste dictatorial que ha clavado en la cabeza de la nación su oscuridad y su plomo.

 

Hay que erradicarlos del poder si queremos recuperar la luz y la vida.

El desafío no violento

Ha habido dos formas de enfrentar las tiranías y el despotismo a lo largo de la historia. Una, a través de las armas y la violencia; otra, a través de la resistencia civil y la no violencia.

 

De raíz arraigadamente cristiana, la no violencia como método de lucha para enfrentarse a regímenes despóticos, liberarse de dictaduras y transitar hacia la democracia, surge con Gandhi y su desafío al imperio británico (el más poderoso de la época) para lograr la independencia de la India.

 

A diferencia de la resistencia pasiva o de la desobediencia civil de Thoreau, el ahimsa o el camino de la no violencia, según palabras de Gandhi, no consiste en “abstenerse de todo combate real contra la maldad”, por el contrario, consiste en una lucha espiritual más profunda y enérgica, en un desafío activo, un reto dinámico contra el poder, sin agredirlo y sin usar las mismas armas (balas o tanques) para derrotarlo.

 

La lucha no violenta no doblega al prójimo, lo transforma.

Gene Sharp en su libro De la dictadura a la democracia es quien mejor sintetiza y explica de modo sencillo y práctico cómo erradicar una dictadura aplicando la teoría de la lucha no violenta.

 

Razona sobre el poder político y señala que este es otorgado por cada ciudadano a la autoridad de un país y, en ese sentido, advierte que cuando se desconoce esa autoridad, cuando se le desafía y reta, cuando se moviliza contra él y contra sus instituciones, ese poder otorgado se desvanece, se pierde.

 

Sharp expone que la lucha no violenta es una disciplina que, como la militar (sin armas, por supuesto), usa la planificación estratégica, la organización y la movilización para lograr sus fines.

 

La no violencia no es pasiva ni “pacifista”, es activa porque moviliza, arrostra, reta, desafía al poder, se burla de él y lo desconoce resistiendo a su autoridad y a su fuerza bruta. La rebelión no violenta culmina cuando la mayoría del pueblo descontento logra desconocer completamente la autoridad -y sus instituciones- y ocupa físicamente los espacios del poder político.

 

Requiere mucha fortaleza moral, convicción y disciplina. No todos los seres humanos tienen la magnitud espiritual ni la determinación para ser no violentos.

 

350

No sólo la Declaración Universal de los Derechos Humanos justifica la rebelión popular contra una tiranía, en específico también lo hace la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su artículo 350 que reza: “El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los derechos humanos”.

 

La pregunta es ¿cómo se aplica este derecho constitucional? Aquí les comparto la manera de hacerlo a través de la no violencia. Antes que nada destaco que la no violencia se activa cuando las vías políticas o electorales se agotan y se secuestran, como es el caso de Venezuela.

 

Si el poder político es concedido por el pueblo -por la sumatoria de todos sus habitantes-, y la república está integrada por poderes públicos (Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Moral y Electoral), que a su vez tienen representantes para cada uno de ellos, la manera de rebelarse a través de la no violencia activa y desconocer el régimen y autoridad que contraría los valores, principios y garantías democráticas y que además menoscaba los derechos humanos de sus ciudadanos es ocupando masiva y popularmente cada uno de los poderes públicos.

 

Cuando eso ocurre, cuando el pueblo se moviliza y ocupa los espacios de los poderes públicos, se materializa el constitucional y reivindicador derecho a la rebelión popular contenido en el 350. El poder constituyente del pueblo se rebela y ocupa el poder constituido hasta concertar la transición que viene acompañada de elecciones para escoger los nuevos representantes de los poderes públicos.

 

En Venezuela, durante todo este tiempo, los mismos militares fascistas que dieron sendos golpes de Estado en el 92 y que asesinaron a cientos de compatriotas por la espalda han cometido toda clase de violaciones de nuestros derechos humanos (dichas violaciones reconocidas por todas las instituciones públicas internacionales: ONU, OEA, CIDH, etc.); se han robado de manera comprobada las elecciones (pervirtiendo el sistema electoral); han prostituido y corrompido el sistema judicial (la impunidad criminal alcanza 90% y nuestras degradantes cárceles son campos de concentración chavista); han convertido la Asamblea Nacional en una siniestra institución donde a la oposición se le niega la palabra, se le humilla y se le golpea; y desde el Poder Ejecutivo han vejado, perseguido, torturado y asesinado a muchos venezolanos (la bala en la cabeza es su consigna), ejercen el poder político de manera despótica y tiránica.

 

Esto sin mencionar que han traicionado la soberanía nacional y entregado la conducción del país y nuestros recursos al dictador cubano Fidel Castro. Somos un vergonzoso apéndice de Cuba.

 

La salida

Las protestas populares de los últimos días son un reflejo del hartazgo nacional. Los jóvenes de manera no violenta se han volcado a las calles a exigir una salida constitucional a la crisis política. El régimen los ha herido, encarcelado, asesinado o desaparecido. Otra vez la bala en la cabeza es su consigna. El ambiente es asfixiante y caótico.

 

¿Por qué?

Porque las manifestaciones de rechazo al régimen y las movilizaciones no han intentado ocupar los usurpados, ilegítimos y pervertidos poderes públicos. No los espacios públicos, insisto: los poderes públicos.

 

Si el pueblo de Venezuela, asistido por la Constitución Bolivariana (está en su derecho), desea de manera no violenta transitar de esta dictadura militar y fascista a una democracia plural, igualitaria, más humana y más libre, tendrá que planificar, organizarse y movilizarse masivamente para ocupar los poderes públicos y permanecer ahí, como poder constituyente, hasta que se logre la transición hacia un nuevo poder constituido.

 

Los esfuerzos no pueden ser caóticos ni dispersos, se requiere de una gran unidad nacional que enfoque la reivindicación democrática hacia los pilares de apoyo de la tiranía (TSJ, AN, Fiscalía, Miraflores, etc.), los ocupe y los sustituya.

 

El futuro de la nación está en la calle, son sus jóvenes y han dicho nuevamente “presente” frente a la historia. Valdría la pena replegarse, planificar, organizarse y movilizarse sin violencia para lograr la reivindicación final: la libertad y la independencia de Venezuela.

 

¿Qué poder público ocuparás? Tú eres Venezuela, llegó el momento, tu momento, nuestro momento.

Es hora…

 

 

Por Gustavo Tovar Arroyo

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