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Vivir en dictaduras For Dummies

Posted on: octubre 27th, 2019 by Laura Espinoza No Comments

 

 

Latinoamérica vive tiempos convulsos. Los pueblos se levantan desde el norte hasta el sur reclamando por sus derechos. No voy a opinar sobre la justificación o no que tienen otras naciones para protestar y menos desde una óptica venezolana, eso sería pensar que Venezuela es el ombligo del mundo, cosa que evidentemente no es así. Hoy más que como venezolano escribo como un ciudadano que vivió en una dictadura y que sobrevive para contarlo. Logro que no es poca cosa, sobre todo si consideramos que miles no tuvieron la misma suerte y que reposan hoy, sin justicia, bajo tierra.

 

 

Lo sé, también es cierto, Venezuela no es el solo país en la región que ha vivido bajo una dictadura. De hecho, hubo una época en la que los regímenes militares eran la regla. Si bien esto es historia, no todos parecen conocerla, sobre todo las nuevas generaciones que hoy toman las calles en algunos países del sur de nuestro continente. Por ejemplo, que se califique como dictador al presidente Sebastián Piñera en Chile que sabe muy bien lo que es una dictadura, no se si me genera preocupación o indignación. Y es que no se puede insultar de esta manera a quienes si saben lo que significa vivir en un sistema en el que no hace falta decretar estado de excepción para que te despojen de todos los derechos.

 

 

Los excesos en democracia son investigados, los responsables castigados y las víctimas resarcidas. En dictadura los excesos son aplaudidos como actos heroicos, los responsables ascendidos y las víctimas criminalizadas. En democracia es posible ver el descontento social transmitido en vivo y directo de forma casi ininterrumpida por los canales de televisión, incluso por el canal estatal chileno. En dictadura la voz de disidente es borrada de los medios de comunicación, la censura se apodera de las pantallas, los medios que se atreven a informar son cerrados, los periodistas detenidos y el canal que se supone pertenece al Estado es usado como vehículo para difundir propaganda de guerra y quebrar moralmente al oponente.

 

En democracia es posible que la protesta social obtenga conquistas frente al poder. Lo vimos en Ecuador y hoy en Chile, donde frente a demandas sociales los gobiernos de los presidentes Lenin Moreno y Sebastián Piñera han decidido no solo derogar medidas impopulares sino también anunciar paliativos en el orden económico que responden a las demandas ciudadanas. En dictadura no solo que no hay señal de rectificación, sino que la respuesta es radicalizar. Olvídense de eso de ofrecerle disculpas a la población, los dictadores no se “humillan” de esa manera y si de declarar la guerra se trata no es que utilizan la palabra guerra en sentido figurado, sino que aplican una estrategia de guerra contra el contrario y hasta lo declaran objetivo militar.

 

 

Cuando de aceptar la voluntad popular se trata, nuestras democracias ofrecen todas las garantías para la alternancia en el poder. Plena libertad de expresión, transparencia y reglas competitivas. Los dictadores de la región no abandonan el poder, ni por las malas ni por las buenas, no solo los venezolanos sabemos de eso, sino pregúntenle a los bolivianos. Finalmente, un mensaje para aquellos que nos dicen que hagamos lo que ellos han hecho para salir de Maduro: ustedes lo han hecho en democracia, nosotros lo seguiremos intentando en dictadura, aún así no nos rendimos Valoren su democracia, por más imperfecta que esta pueda ser, siempre será mejor que vivir en dictadura.

 

 

@Brianfincheltub

El sindicato de dictadores de la ONU

Posted on: octubre 19th, 2019 by Laura Espinoza No Comments

 

Sin duda que esta semana la diplomacia mundial vivió un nuevo episodio de deshonra. Pero no solo la diplomacia, sino también la causa global de los derechos humanos. Que el régimen de Maduro haya obtenido una silla en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas es tan contradictorio como si el Departamento de Justicia de Estados Unidos decidiera nombrar director de la DEA al Chapo Guzmán. Si no estuvieran en medio miles de víctimas, esto sería un muy mal chiste, pero no es el caso, por eso esta decisión ha causado indignación generalizada tanto en Venezuela como a nivel internacional.

 

 

Sin embargo, aunque la decisión indigna, no es sorpresa para nadie. Nicolás Maduro no es el primer sátrapa en ganar una silla en dicho consejo, antes de él ya otros sanguinarios lo habían logrado. Quizás el número de muertes, presos políticos y ciudadanos torturados sea lo que tomen en cuenta los Estados al momento de votar. Decimos “Estados” porque eso es básicamente lo que es la ONU, una organización de Estados, donde son los gobiernos de turno los que votan y no sus pueblos. Pero además de eso, es necesario saber que, entre los 193 miembros de las Naciones Unidas, las democracias son una minoría. Si esa mayoría antidemocrática debe entonces elegir a los integrantes de un órgano encargado de impulsar investigaciones contra violadores de los derechos humanos, lo más lógico es que elijan a uno de los suyos y la Venezuela de Maduro lo es, como también lo son Libia, Mauritania, Sudán y Cuba, que también son miembros del sindicato de matones y asesinos en la ONU. Perdonen, del Consejo de Derechos Humanos.

 

 

Aunque la burocracia de las Naciones Unidas pueda tener las mejores intenciones, los mecanismos internos de esta organización siguen permitiendo que este tipo de situaciones contradictorias se produzcan. De allí que Estados Unidos haya tomado recientemente la decisión de abandonar su silla en el Consejo de Derechos Humanos, su justificación más que contundente: no es posible compartir espacio con Cuba en un foro que pretende defender los derechos humanos. Lo peor que le pudiera pasar a la ONU es que aunado con su ya grave crisis financiera producto de la morosidad de un gran número de naciones, entre ellas Venezuela, su proceso de deslegitimación se siga profundizando. Que la gente deje de creer que las instituciones multilaterales funcionan tendría un impacto en los países democráticos, donde la opinión de la mayoría sí cuenta. Los ciudadanos comenzarían a cuestionar que sus gobiernos financien una organización contraria a los intereses de la democracia y la estabilidad mundial y eso sería aún más grave para las ya menguadas cuentas de la ONU.

 

 

Si la ONU invirtiera toda la energía que ha invertido en los últimos años contra el gobierno de Israel en condenar regímenes totalitarios como el venezolano, otra sería la historia. Pero es el mundo que tenemos y con el tenemos que aprender a convivir. Esperando que las cosas cambien solo nos queda denunciar, algún día nuestro pueblo se hará escuchar y con fuerza.

 

Fincheltubbrian@gmail.com

@Brianfincheltub

Ecuador y la izquierda hipócrita

Posted on: octubre 12th, 2019 by Laura Espinoza No Comments

 

Venezuela no es el centro del mundo ni pretendemos que así sea. Pero si de algo debe servir el drama venezolano es para mostrarle a quienes no lo han vivido directamente, el poder destructivo del comunismo. Si de algo fuimos víctimas los venezolanos fue de nuestra propia soberbia, esa que nos llevaba a repetir sin cesar que aquí no, que Venezuela “no era Cuba” y que lo nuestro era diferente porque “no éramos una isla”. Hoy la realidad es más que gráfica, hasta balseros tenemos.

 

 

Hay quienes en Latinoamérica dudan sobre la capacidad moral de los venezolanos para darle consejos a otros países. Quizás tengan razón, que el chavismo haya permanecido más de veinte años en el poder es responsabilidad de todos y cada uno de los venezolanos, los que le votaron y los que no. Algo no hicimos bien como pueblo antes y durante esta etapa tan trágica de nuestra historia para que el resentimiento y el odio se hicieran un proyecto político y ganara elecciones. Pero que nos hayamos equivocado no nos prohíbe contar lo que hemos vivido y no se trata de creernos con superioridad moral, se trata de dar testimonio. Si la región prefiere no escucharlo, no podemos hacer más que esperar que el tiempo y el peso de los hechos hagan su trabajo.

 

 

Allí tenemos a Argentina, a las puertas de regresar al poder al kirchnerismo, quienes volverán no solo a vengarse sino con pretensiones de no irse jamás, al menos por las buenas. El kirchnerismo ya probó el sabor de abandonar el poder y no querrán comer otra vez de ese plato. El comunismo es así, llegan para destruir y destruyen para llegar, si no que lo diga Ecuador. El caso ecuatoriano es más que preocupante, porque hay quienes subestiman que esto se trata de un movimiento transnacional que en los últimos años ha perdido fuerza y que ha emprendido una ofensiva para regresar, utilizando todos los medios a su alcance.

 

 

Si ustedes quieren ver lo que significa descaro e hipocresía solo tienen que escuchar lo que decía el siempre ególatra y pretencioso Rafael Correa cuando se desarrollaban las protestas pacíficas en Venezuela y lo que manifiesta hoy de los actos vandálicos en Ecuador. Hasta adelanto de elecciones anda pidiendo, lo mismo que pedía la oposición venezolana en un tiempo y por lo cual fue calificada de “golpista” por Correa y sus compinches. Pero es normal en ellos, esta gente no sabe de vergüenza y su mejor trabajo siempre ha sido mentir. La región debe aprender no de nosotros, sino de la historia. Los hechos se producen para estudiarlos, no para ignorarlos; si no lo hacemos, no saldremos de este círculo vicioso de ruina y destrucción que nos ha perseguido por generaciones.

@BrianFincheltub

Los hijos de Putin

Posted on: septiembre 28th, 2019 by Laura Espinoza No Comments

 

Cada país elige los aliados que mejor le conviene. Ese fue el caso nuestro, en sus relaciones con el mundo Venezuela tuvo una vez aliados naturales y aliados estratégicos. Nuestros aliados naturales eran tradicionalmente los países de la región, particularmente Colombia y demás Estados andinos, pueblos que no solo compartían con nosotros una historia común, sino también el valor del respeto a la democracia. Pero igualmente tuvimos lo que conocíamos con el nombre de aliados estratégicos, naciones con las cuales teníamos una visión de desarrollo compartida y cuyas alianzas representaban para nuestro país la puerta de entrada a la escena internacional. En esta lista figuraban nuestros principales socios comerciales, uno de los más importantes: Estados Unidos.

 

 

Si el pasado resultaba prometedor, el presente no es otra cosa que preocupante. En la actualidad nuestros “aliados” han mermado y mucho. Pero no solo eso, han cambiado radicalmente. Para la dictadura sus aliados naturales son Cuba y Corea del Norte, mientras que entre los aliados “estratégicos” figuran nombres como Rusia, China e Irán. Países con los cuales lo único que compartimos es el absoluto desprecio a los principios democráticos y los derechos humanos. Porque ni en lo económico coincidimos, los rusos comprendieron los males del intervencionismo estatal durante la época soviética y a los chinos les hicieron falta millones de muertes por hambruna para darse cuenta de que el socialismo no funcionaba y que para convertirse en potencia tenían que dar un salto al capitalismo, por cierto, uno de los más deshumanizados del mundo.

 

 

Es por ello que, aunque para el régimen Rusia y China sean los únicos “amigos” de la cuadra, tanto el Kremlin como los chinos ven a Maduro como un lastre con el cual cargan solo para incomodar a los estadounidenses. La prueba más fehaciente es que en la reciente visita del dictador a Moscú salió regañado. Le dijeron prácticamente que dejara el pataleo y volviera al mecanismo de Oslo con la Asamblea Nacional, poder que los rusos dejaron claro que reconocen como institución legítima en Venezuela.

 

 

Mientras el dictador no daba pie con bola en Rusia, la suerte de Diosdado en Corea del Norte no era muy diferente. En su viaje de turismo por la península coreana lo único que logró fue reuniones con segundones y una declaración de Kim Jong-un elogiando al presidente Donald Trump, que seguramente Diosdado la vio por televisión. Que esto traspase los límites de lo absurdo y lo ridículo no deja de ser peligroso para los venezolanos. Estamos hablando de que esta gente ha asumido como modelo regímenes totalitarios que lo único que han hecho durante décadas es sumir a sus pueblos en la opresión y en la ruina. Por eso no nos queda otra alternativa que detenerlos y hay que hacerlo antes de que sea tarde.

 

 

 

Fincheltubbrian@gmail.com

@Brianfincheltub

Los que entregaron el Esequibo

Posted on: septiembre 7th, 2019 by Laura Espinoza No Comments

“Nos ha llegado la información que están negociando el Esequibo a cambio de apoyo político” denunció esta semana el usurpador de Miraflores, Nicolás Maduro en referencia al gobierno de transición. Es cierto que el dictador no merece ni una respuesta, pero frente a tanta desvergüenza un ejercicio de refrescamiento de memoria es necesario. Si alguien sabe de negociados y pactos contra la república es precisamente Maduro, quien antes de usurpar el poder fue canciller del régimen chavista durante seis años. No queda dudas que cuando pronunciaba esas palabras no hacía más que describir lo que él y su régimen han hecho durante más de veinte años: traicionar los intereses del país para mantenerse en el poder. Son como el cuento del delincuente que al robar se mete entre la muchedumbre para escabullirse y grita “allá va el ladrón, allá va el ladrón, atrápenlo”.

 

 

Si de traidores a la patria se trata, no hay más traidores que ustedes. Al punto que de la llamada “patria” poco queda, porque hasta la libertad nos han hipotecado. Fue precisamente el fallecido Hugo Chávez Frías quien le prometió al Caribe abandonar la reclamación internacional venezolana sobre El Esequibo
a cambio de apoyo político en la Organización de Estados Americanos y en la ONU, además de hacerse la vista gorda de las explotaciones autorizadas por Guyana en el territorio en reclamación. Ni durante la democracia ni durante los regímenes militares del comienzo del siglo XX nadie se atrevió a tanto por tan poco, una mano levantada a cambio de 159.000 kilómetros cuadrados ricos en recursos naturales.

 

 

En derecho internacional el silencio habla y mucho, sobre todo en el contexto de una disputa territorial, pero aún más las acciones, por más insignificantes que parezcan. Hay que recordar por ejemplo cuando el sátrapa de Miraflores mostró mapas de Venezuela sin el Esequibo, algo que ni en las escuelas antes era permitido, cuesta creer que a ese nivel hayan ese tipo de “errores”, mucho menos viniendo de quienes viene. El plan de entrega y mutilación de nuestro territorio no es más que la aplicación del proyecto Castrista contra Venezuela, un proyecto que, por cierto, nunca ocultó el régimen cubano. Por ejemplo, Fidel Castro siempre tildó a Venezuela de “expansionista” frente a su legítima reclamación del territorio del Esequibo y de eso hay registros públicos en la prensa, no es nada descabellado que una de las primeras cosas que hizo al meter las manos en nuestro país haya sido despojarnos de lo nuestro.

 

En las escuelas siempre veíamos nuestro mapa como un gran elefante de pie cuyas dos patas eran El Esequibo y el Amazonas. El Madurismo nos ha dejado cojeando de una pata y amenaza gravemente la otra. Quienes ayer entregaron el Esequibo hoy le dan en bandeja de plata el sur de Venezuela a grupos narcoterroristas. Nunca antes nuestra existencia y la de nuestras generaciones estuvo tan amenazada, somos lo más cercano a un expaís que una vez estuvo de pie al norte del sur y que hoy es mutilado, saqueado y arruinado por una mafia delincuencial. Se equivocan quienes piensan que pueden ser simples testigos del derrumbe de Venezuela y sobrevivir, si no actúan rápido terminarán con nosotros debajo de los escombros. Es la hora de actuar.

 

Brian Fincheltub

Chavismo, amenaza regional

Posted on: agosto 31st, 2019 by Laura Espinoza No Comments

 

Hay quienes en Latinoamérica pensaron que podían convivir con el chavismo, que los abusos y desmanes cometidos en Venezuela desde 1998 eran un asunto exclusivo de los venezolanos y que correspondían a nosotros y solo a nosotros resolverlos. La lista de presidentes de la región que tuvieron la misma postura es larga, sin importar que fuesen de derecha o de izquierda. El “tema Venezuela”, como algunos lo llamaban viendo los toros desde lejos, era un problema de “política doméstica”, nada más. Por eso todo el mundo se fotografiaba con Chávez y hasta se reían de sus chistes. Todos se preocupaban por mantener las mejores relaciones diplomáticas con el régimen socialista y la mejor manera de lograrlo era guardando silencio sobre lo que ocurría en nuestro país.

 

 

No es extraño que Latinoamérica haya tenido esta posición durante años, esta también fue la postura de una parte de la oposición en Venezuela, que pensaba que era posible convivir con un régimen criminal. Pero ni para esta oposición ni para Latinoamérica fue posible coexistir con el chavismo. Como las plagas, la plaga socialista no se contenta con entrar a una nación, sus efectos pronto comienzan a hacer estragos. Al principio solo los países vecinos resultaron afectados, pero el socialismo, como las pandemias, se expande y rápido. De norte a sur el chavismo ha dejado su marca, pero lo más grave es que sus efectos apenas comienzan a sentirse.

 

 

La amenaza hoy es regional y no hablamos de la masiva migración venezolana que, aunque a corto plazo puede ser una carga para los servicios de asistencia pública regional, en el largo plazo se traduce en una oportunidad para las economías de los países receptores. Hablamos de lo que significa el chavismo para la seguridad y la estabilidad regional. El grupo criminal que secuestró el poder sería muy modesto si se contentara con solo tener su campo de operaciones en Venezuela. El chavismo como mafia delincuencial tiene pretensiones transnacionales y en este camino ha tejido alianzas no solamente con el narcotráfico sino también con grupos terroristas como las FARC y Hezbolá.

 

 

Lo que pasó esta semana en nuestro territorio confirma que quienes han alertado sobre la amenaza que representa el chavismo para la región no han exagerado en nada. Quizás se hayan quedado cortos. Un grupo públicamente definido como narcoterrorista le declara la guerra al Estado colombiano y lo hace desde territorio venezolano, donde tienen protección y cobijo. Es evidente que, si el concierto de las naciones no actúa a tiempo, si es que queda aún tiempo, las consecuencias pueden ser desastrosas no solo para Latinoamérica sino para el mundo. Quizás las naciones que no se han animado a emprender acciones más contundentes contra el chavismo ahora entiendan lo que está en juego y lo que está en juego es mucho más que la libertad de Venezuela.

 

 

Fincheltubbrian@gmail.com

@Brianfincheltub

 

Sálvese quien pueda

Posted on: agosto 24th, 2019 by Laura Espinoza No Comments

Cuando cambian los gobiernos sucede lo que es normal en las democracias, comienza una transición ordenada, donde quien pierde cede el poder y quien gana lo asume. La suerte de los ex gobernantes es generalmente la misma, la mayoría se retira de la vida pública para encontrar refugio en las aulas de clase o en el mundo empresarial. Todos, sin excepción, conservan su estatus de hombres y mujeres de Estado. De hecho, en algunos países estos ex mandatarios integran órganos consultivos que son convocados frente a grandes temas nacionales que exigen el mayor de los consensos. Por eso hemos visto ex presidentes y presidentes en ejercicio de partidos diferentes reunidos en el marco de Consejos de Estado cuando algunas naciones se enfrentan a temas de gran relevancia.

 

 

En las mafias la situación es diferente. La caída en desgracia de una mafia está siempre precedida por delaciones y traiciones. Recordemos las leyes de los mafiosos: una vez que se entra es imposible salir. En las mafias se muere dentro y en honor de la verdad no hay muchas formas de salvarse. Si usted ha pertenecido a una mafia durante años lo más seguro es que su hoja de vida esté bastante manchada y eso implica deudas con la justicia. Es supremamente difícil conseguir perdón o una pena menos severa, al menos que se tenga algo a cambio que ofrecer. Por eso cuando un mafioso dice estar “arrepentido” lo primero que hace es entregar información o entregar a los suyos. Un sálvense quien pueda donde el tiempo es su peor enemigo: si no entrego a nadie quizás terminen entregándome a mí.

 

 

La suerte del chavismo es la suerte de una mafia que se resiste a desaparecer pero que todos, incluso sus mismos integrantes, saben que viven los últimos días. Los cabecillas de la organización criminal están identificados y difícilmente obtengan salvoconducto hagan lo que hagan, pero abajo en la cadena criminal, aunque también están embarrados, hay quienes todavía tienen posibilidades de negociar. Ellos saben que, aunque esta posibilidad se les ofrezca, no es infinita, por eso deben moverse o perderán cualquier chance de escapar y terminarán hundiéndose todos. De allí que comiencen las conversaciones y el todos contra todos donde no gana precisamente el más astuto, sino el más rápido.

 

 

De verdad que lo menos que quisiera en esta vida es estar en lugar del dictador venezolano. Todos negocian su cabeza y a sus espaldas. La mafia chavista quiere no solamente conservar su libertad, sino también salvar sus fortunas. Quizás un exilio dorado sea el sueño de muchos de ellos que hoy, producto de las sanciones individuales de Estados Unidos no pueden utilizar sus tarjetas de créditos ni para pagar sus cuentas en Netflix. Somos testigos del final de una de las más sanguinarias mafias de la historia regional, pero ser testigos exige más que pasividad, exige que estemos movilizados porque, aunque la libertad de Venezuela está por encima de todo, no habrá libertad duradera sin justicia verdadera.

 

 

 

Brian Fincheltub

@Brianfincheltub

Pirómanos como bomberos

Posted on: agosto 17th, 2019 by Laura Espinoza No Comments

 

 

La historia de Latinoamérica es un ciclo que se repite sin cesar. Desde nuestra propia conquista vivimos condenados a las ataduras de la miseria y el subdesarrollo perpetuadas por el Estado paternalista. Nunca nos hemos atrevido a ser verdaderamente libres, cuando estamos a punto de cruzar el río nos da miedo y es que no somos capaces de nadar el último tramo solos. Es fácil entender el por qué, el concepto de la libertad en lo abstracto parece idílico, pero en la realidad exige independencia y ser independientes es valerse por sí mismos y no todos somos capaces de lograrlo. La libertad demanda visión, esfuerzo e inventiva para sobrevivir frente a nuestros semejantes en un ambiente de concurrencia que no necesariamente tiene que llegar al canibalismo. En la esclavitud de la igualdad las cosas son diferentes, en ella nos volvemos dependientes y cuando nos sueltan la mano nos ahogamos. El Estado es nuestro salvavidas, pero no para llegar a la orilla, sino para mantenernos hasta el fin de nuestros días con el agua al cuello flotando y con la mano extendida.

 

 

El ejemplo argentino es la perfecta representación de lo que nos pasa como región. Argentina, un país que a finales del siglo XIX tuvo el PIB per capita más alto del mundo y que daba inicio al siglo XX con importantes reformas democráticas, es también la cuna del populismo latinoamericano. La historia argentina se escribe con mano zurda. Hasta nuestros días y desde el nacimiento de este movimiento, no ha habido un presidente no peronista capaz de culminar su mandato. Cosa no tan sencilla en un país donde los gremios y sindicatos son controlados precisamente por el peronismo.

 

 

La derrota del presidente Mauricio Macri en las recientes primarias abiertas argentinas nos da indicios de lo difícil que podría ser la transición venezolana. El ajuste, necesario e impostergable, le ha cobrado a Macri y su equipo el apoyo popular, ese que mantuvo el kichnerismo cleptómano durante largos doce años a punta de subsidios y planes sociales. Los argentinos y la clase media sobre todo, golpeada por la inflación y el descontrol del dólar, está a un paso de traer de vuelta a los causantes del incendio hoy disfrazados de bomberos, creyendo así que castigarán a Macri, quien con un patrimonio de más de dos mil millones de dólares lo menos que le importa es su avenir. Mientras que a la mayoría de la clase media si debería importarle lo que pase con la Argentina pues será la principal víctima de su venganza, sino que volteen a vernos en Venezuela.

 

 

No estoy diciendo que el gobierno de Macri no haya tenido errores y que su proyecto haya sido infalible, pero si de errores se trata el peronismo es un error histórico que los argentinos no se cansan de votar. Como es también nuestro error el chavismo y lo asumo como mío aunque nunca los haya votado, pero que estén todavía allí veinte años después nos hace a todos responsables. La situación argentina tras el kichnerismo no se compara ni en una tercera parte con el nivel de destrucción que el chavismo ha causado en Venezuela. La diferencia quizás con el caso argentino es que al kichnerismo no le tocó el ajuste, sino la época de subsidios y realidad artificial, optaron por entregar el poder para que otros apagaran su incendio y ahora llegan disfrazados de salvadores, mientras que el chavismo tiene más de veinte años tratando de apagar el fuego con gasolina. Algunos dicen que quizás eso sea positivo, que mientras más tiempo duren menos probabilidades tienen de regresar. Yo creo que todo depende del venezolano. Viviremos atados a la nostalgia por ese país rico que nunca ha existido o estaremos a la altura del momento y dispuestos a hacer sacrificios. Amanecerá y veremos.

 

 

@Brianfincheltub

Netflix en Miraflores

Posted on: agosto 4th, 2019 by Laura Espinoza No Comments

 

Esta semana el dictador en una de sus constantes, largas e improductivas alocuciones, reveló que es asiduo televidente de la plataforma Netflix. Para quienes no lo saben, Netflix es una compañía estadounidense que ha revolucionado la manera de ver televisión y que cuenta con más de 140 millones de subscriptores a nivel mundial. Esta plataforma ofrece innumerables películas y series, entre ellas unas cuantas latinoamericanas. Ese es el caso por ejemplo de la colombiana “Bolívar”, la preferida del dictador venezolano y la llamada “primera combatiente”.

 

 

Que un mandatario vea Netflix sería una confesión totalmente irrelevante, al menos en un país normal y donde la realidad nacional no fuese tan particular como en Venezuela. Más allá que la subscripción mensual supera el salario mínimo venezolano, lo que llama la atención de la revelación del usurpador es que tenga que recurrir a plataformas “imperialistas” para entretenerse teniendo a su disposición una larga lista de canales a su servicio, incluyendo ese llamado TVES que vino a funcionar con la señal y equipos robados de RCTV y que marcó el inicio de la crisis de la televisión venezolana.

 

 

Quizás el tirano de Miraflores no lo sabe, pero hay muchos actores venezolanos en la serie “Bolívar”. Aunque evidentemente tiene mucho que ver con la naturaleza del proyecto, también es el resultado de la inmigración masiva que también ha tocado al mundo artístico nacional. Así como se han tenido que ir médicos, ingenieros, arquitectos y maestros, también han escapado de la plaga socialista muchos actores y demás profesionales de la industria de la televisión. Eso se ve en pantalla, los canales nacionales que aun se mantienen en manos de sus dueños originales sobreviven con enlatados y la producción nacional ha desaparecido prácticamente.

 

La destrucción de la televisión nacional, golpeada por la crisis y secuestrada por la dictadura, es también la destrucción de nuestra idiosincracia. Durante años nuestro país se dio a conocer en el mundo por sus grandes espectáculos televisivos, sus telenovelas y sus innovadores programas de entretenimiento y no se trata de hacer una oda a la banalidad, esto es un parte de guerra que hace el balance de todo lo que hemos perdido y difícilmente volveremos a recuperar. Nuestros pueblos también se definen por lo que leen, lo que escuchan y lo que ven. El chavismo no solo instaló la hegemonía de la mentira en la televisión nacional, sino también la hegemonía de la mediocridad.

 

 

@BrianFincheltub

La solución europea

Posted on: julio 27th, 2019 by Laura Espinoza No Comments

 

 

Europa no siempre fue el continente estable y próspero que es hoy en día. Hubo una época en la que la destrucción y la miseria llevaron a miles de europeos fuera de sus fronteras. Latinoamérica fue uno de los horizontes a los que llegaron miles de inmigrantes buscando refugio y Venezuela, en aquel momento una tierra prometedora para propios y extraños, fue uno de los países que más inmigrantes recibió.

 

 

 

Esa es la historia de la Europa de las guerras y las posguerras, un continente de ciudades destruidas, miles de muertes y millones de desplazados. Pero aun en su peor momento Europa no estuvo sola, la solidaridad internacional se hizo presente y seguramente la historia sería muy distinta para Europa si el mundo no hubiese intervenido frente a aquella tragedia.

 

 

Es cierto que para algunos esta solidaridad llegó tarde. Que el nazismo haya podido avanzar hasta donde lo hizo y asesinar a más de 6 millones de judíos no es más que el resultado de años de inacción de la comunidad internacional, que creyó no solo que podía controlar a Hitler, sino dialogar con él. La salvación para los europeos llegó cuando las grandes potencias entendieron que todo acuerdo al que se llegara con Hitler sería irrespetado y que la solución que se imponía era combatirlo militarmente y derrotarlo. El mundo no solo fue vital para alcanzar la paz en el viejo continente, sino en su reconstrucción, el Plan Marshall le devolvió a Europa su esplendor y en este proceso Estados Unidos tuvo un rol importantísimo.

 

 

Que para aquel entonces la buena fe o la ausencia de mecanismos multilaterales para combatir un régimen totalitario hayan llevado al mundo a equivocarse no es justificable, pero quizás comprensible. Pero que hoy, frente al drama venezolano, sea precisamente Europa la que habiendo sufrido en carne propia los desmanes del nazismo pretenda ofrecer a Venezuela una agenda de conversaciones estériles es por lo menos contradictorio. Y no se trata aquí de establecer paralelismos forzados, guardando las distancias, en el conflicto venezolano también son vida las que están en juego, son miles de vidas perdidas y millones de desplazados. Frente a una realidad que se deteriora rápidamente y frente a un régimen sin escrúpulos, cualquier acto de dilación no es otra cosa que complicidad.

 

 

La llamada solución europea no se adapta al rol al que está llamado a ejercer el viejo continente en el concierto de las naciones. La defensa de la democracia y los derechos humanos no es una tarea exclusiva de Estados Unidos, es lo que une a Occidente frente a la barbarie. Europa debe asumir un papel mucho más protagónico con respecto a la realidad venezolana, debe entender que el madurismo no es solo un problema para el hemisferio, sino del mundo. Para avanzar en el combate de la dictadura se necesita unanimidad en cuanto a los mecanismos para combatirla y es más que evidente que la hora de los diagnósticos y las conversaciones ya pasó. Llegó la hora de las acciones.

 

 

Brian Fincheltub

Fincheltubbrian@gmail.com

@Brianfincheltub

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