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No queda otra: harán el ajuste

Posted on: julio 1st, 2014 by Lina Romero No Comments

Al gobierno no le queda otra, sino hacer el gran ajuste. Me refiero a recortar los subsidios, levantar los controles y decretar la madre de todas las devaluaciones; particularmente, la próxima gran devaluación sería en las próximas semanas o meses. Abajo explico el por qué.

 

Por descarte, si el gobierno no hace el ajuste (no devalúa), la calle se calentará por el incremento de la escasez y habrá más represión. Y, si lo hace, también se calentará, pero por el incremento de la inflación, por lo que de todas, todas, habrá más represión. Así que, haga lo que haga, para el gobierno, la calle no es sino un dato como tal. Es decir, a este punto del juego político, la estrategia del gobierno no depende ya de la calle, porque allí en la práctica tan solo una cosa puede pasar. Pero, aunque no fuese así, el gobierno nada en la calle tiene que buscar, ya que, en lo relativo a su origen y gestión, sabe que carece de toda la legitimidad.

 

Así que, lo determinante para el gobierno, y para su decisión sobre si va o no a devaluar, ya no es el inevitable costo político-social, sino los evitables costos político-financiero y político-militar. Quiero decir, lo que sostiene al gobierno e influye sobre sus decisiones, no es el apoyo popular, sino el de los bancos de inversión, el de los chinos y los militares; así que, naturalmente, será a sus exigencias a las que tendrá que responder.

 

Y, bancos de inversión, chinos y militares exigen lo mismo: que el gobierno haga el ajuste y decrete la devaluación. Los acreedores, porque la devaluación será necesaria para garantizar el repago de las deudas que pronto el gobierno ha de emitir. Y, los militares, porque reducir como pretenden la necesidad de reprimir a mediano y largo plazo supone, necesariamente, acabar cuanto antes con la escasez.

 

The Economist y bancos de inversión hablan de una unificación a 25Bs/$ en 2014. Particularmente, dudo que cualquier unificación por debajo de 32Bs/$ a precios de hoy, o 50Bs/$ a precios de 2015, logre acabar con el control de cambio y, por tanto, el racionamiento. Así que de darse lo que pronostican los bancos de inversión, les garantizo, a esa tasa se mantendrían los mercados negros de dólares y bienes.

 

Esto pica y se extiende. Alguien del chavismo tendrá que pagar el altísimo, y devastador, costo político; y eso es pronto. Es justo, ¿no lo creen?

 

 Angel García Banchs

@garciabanchs

 

Sin capo, ni competencia

Posted on: junio 9th, 2014 by lina No Comments

Si Chávez estuviese vivo, esto igual se habría acabado porque el modelo es insostenible. Pero, probablemente habría durado un par de años más, pues él había establecido límites, que después de su muerte el propio chavismo eliminó.

 

Posiblemente, la avaricia no sea natural a todo ser humano, pero con certeza lo es para el capitalismo mafioso del chavismo. Ya lo dijo clarividentemente uno de sus voceros: «el muro de contención ya no está».

 

En el capitalismo inclusivo o institucional, el sistema que un día se implantará en el país, el límite a la avaricia es la competencia y la institucionalidad (por ejemplo, la libertad, la inclusión de todos en los mercados, las leyes antimonopolio y procompetencia, etc.). Pero, en el capitalismo excluyente del chavismo, en el que predominan los controles, el límite era el capo, Hugo Chávez, quien ya no está.

 

Por ello es que todo se ha desbordado (la escasez, el tipo de cambio negro, la inflación) y se seguirá desbordando hasta el final. Chávez toleró siempre un diferencial cambiario, medio de enriquecimiento de la nueva oligarquía conocida hoy como la boliburguesía, pero, jamás uno como el observado en la actualidad.

 

El control de cambio, lo he dicho múltiples veces, existe para que un grupo improductivo, que he llamado capitalismo mafioso (o capitalismo que no compite, trabaja o produce) termine haciéndose rico a expensas de 30 millones de personas. El control de cambio, simplemente, busca incluir a unos pocos en el acceso al tipo de cambio oficial de 6,3Bs/$, mientras excluye a la mayoría condenada a acudir a mercados negros en los cuales los privilegiados venden las divisas (bajo la forma de mercancías o moneda extranjera) a precios 10 veces superiores.

 

Como el capitalismo chavista no es institucional, sino que se basa en la exclusión, el límite a la avaricia jamás fue la competencia, sino la presencia del capo, Hugo Chávez. Su ausencia, por tanto, solo podría conducir a donde todos sabemos que vamos hoy: a una mayor escasez, depreciación del bolívar e inflación y, por tanto, al fin del chavismo.

 

Lo contrario sería pensar que la minoritaria élite cívico-militar chavista privilegiada, podría pasar de la bala de goma a la de plomo. Y eso no es posible por la siguiente razón: el propio capo, Hugo Chávez, ratificó en 2002 el Estatuto de Roma que les somete hoy a la Corte Penal Internacional.

 

Angel García Banch

@garciabanchs

¿Cuánto tiempo tomará recuperar el país?

Posted on: abril 1st, 2014 by lina No Comments

Les aseguro, más temprano que tarde nos maravillaremos de lo que habremos logrado, una vez que los venezolanos que hoy luchamos hayamos rescatado la República y la institucionalidad.

 

Difiero plenamente de quienes afirman que recuperar el país tomará varias generaciones. Hay quien habla de alrededor de 3 ó 4, o unos 40-80 años; otros hablan de unos 15 ó 30. Pero, como economista que resalta el rol de los incentivos sobre la conducta individual, confío plenamente que no será así, por lo que, más bien, les aseguro que, pronto, los venezolanos nos maravillaremos de lo que habremos logrado. Abajo explico por qué; aunque, desde ya les adelanto las instituciones son la clave.

 

Cuando reformemos el Estado y recuperemos las instituciones, ocurrirá el gran milagro. Todo empezará a funcionar mejor; se garantizará la seguridad de la persona, la de los bienes y la propiedad; inmediatamente se recuperará la confianza, el crédito y la inversión real, y en moneda nacional; las disputas contractuales dejarán de ocurrir con la frecuencia con que hoy ocurren; y no se resolverán incivilizadamente con la violencia, sino civilizadamente en eficientes cortes de ley; el Estado dejará de propiciar el conflicto, propondrá una visión armónica de la distribución del producto, controlará la inflación y la sobrevaluación cambiaria; se fomentará la industria, la producción y el empleo nacional.

 

¿Creen que es muy bueno para ser verdad? No lo es; abajo un ejemplo para ilustrarlo.

 

Denme exactamente al mismo venezolano y lo pondré a comportarse totalmente distinto, tan solo variando la institucionalidad (los incentivos). El venezolano que en Venezuela no usa el cinturón de seguridad al conducir e irrespeta los semáforos y señales de tránsito, es precisamente el mismo que sí usa el cinturón y respeta las reglas de tránsito al viajar a otro país (digamos, al viajar a EEUU, Europa, o un país que haga respetar las leyes). Y el venezolano que en Venezuela no paga el condominio o bota la basura al piso, precisamente es el mismo que jamás se le ocurriría hacer lo mismo en el exterior. Entonces, los problemas del país pueden resolverse sin tener que esperar a que pasen varias generaciones (o décadas). Basta con reformar el Estado y recuperar las instituciones (i.e. las reglas de juego o incentivos).

 

Las instituciones se cumplen por tres motivos: (i) por conveniencia; (ii) miedo al castigo; y (iii) internalización de las normas. La mayoría cumple la norma cuando la luz del semáforo está en verde. Casi todos cumplen las reglas cuando no hacerlo es costoso. Y, la gran mayoría se apega a las normas, cuando las sociedades exhiben tal nivel de civilidad, que el individuo educado espera que la gran mayoría coopere y cumpla.

 

Quienes sostienen que deben pasar muchos años o generaciones para recuperar al país, simplemente, se limitan al tercer motivo: la internalización de las normas por parte del individuo educado por la herencia de sus padres y abuelos. Sin lugar a duda, las sociedades cuando llegan a este estadio viven el mejor de los mundos, puesto que ya es el propio individuo quien reproduce las normas en el tiempo. Pero, tal y como se indicó, los venezolanos no tendremos que esperar tanto para ser felices. Para ver los cambios, bastará inicialmente con que se acabe la impunidad (hacer nuevamente costoso el infringir las normas y la ley). Por tanto, fe y confianza, pues más temprano que tarde los venezolanos nos vamos a maravillar.

 

@garciabanchs

 www.econometrica.com.ve

 

Colapso total

Posted on: noviembre 11th, 2013 by lina No Comments

Muy pronto, cambios políticos tendrán que ocurrir (Dornbusch y Edwards, 1990, Macroeconomía del Populismo en Latinoamérica).

 

El modelo petropopulista chavista fue sostenible mientras la tasa de crecimiento del precio del petróleo (la tasa a la cual crece la oferta de divisas) fue superior o igual a la tasa de inflación interna (la tasa a la cual crece la demanda); el modelo recién se agotó; ahora es cuando vienen los cambios políticos.

 

Dornbusch y Edwards (1990) estudian el caso latinoamericano, en particular, Argentina, Brasil, Chile, Perú, México y Nicaragua; y plantean las siguientes cuatro fases del populismo. En la primera fase, partiendo de un acervo de divisas suficientemente grande, y una capacidad ociosa por parte de la industria, los políticos demuestran su capacidad para expandir la economía, el empleo, y salario real en base al aumento del gasto fiscal, mientras la escasez y la inflación se encuentran contenidas por los controles de precios y las importaciones.

 

En la segunda fase, el crecimiento de la demanda, los controles, y la escasez de divisas, hacen aparecer los cuellos de botella en la oferta de producto nacional e importado, mientras aumenta la inflación y el déficit fiscal producto de la sobrevaluación cambiaria y los subsidios a alimentos y otros bienes.

 

En la tercera fase, la escasez y la inflación aumentan aceleradamente, se incrementan las fugas de divisas, comienza a depreciarse la moneda nacional, a caer el salario real y el gobierno a desesperarse. En la cuarta fase, finalmente, se hace necesario ejecutar programas de estabilización macroeconómica, aumentar impuestos como el IVA, tarifas de servicios públicos (como la electricidad), devaluar la moneda nacional, dejar que colapse el salario real, hasta que, por último, ocurren cambios políticos.

 

No tengo la menor duda de que el populismo en Venezuela se encuentra en su fase final. Ha sido el propio gobierno nacional quien lo ha anunciado: viene el colapso total.

 

@garciabanchs

 

www.econometrica.com.ve

 

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