Operación Libertad

Operación Libertad

 

 

 

A las cinco de la mañana del martes, el presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, despertó a su país y al mundo rodeado de miembros de la Guardia Bolivariana para proclamar el inicio de lo que llamó la Operación Libertad. Es el gran esfuerzo por derrotar a la tiranía que encabeza Nicolás Maduro, y cuyo respaldo está en el poder de las armas y la intimidación de la violencia paramilitar contra el pueblo venezolano.

 

 

Acompañado de Leopoldo López, el líder de Voluntad Popular que ha padecido toda clase de vejámenes a manos de la dictadura, y rodeado de los miembros de los cuerpos de seguridad que permitieron la liberación del joven líder, el presidente Guaidó llamó a la insurrección de los militares contra el régimen que ha destruido a su país. Y convocó a la movilización popular que a falta de canales democráticos deberá expresar la rebeldía del bravo pueblo contra sus opresores, quienes han postrado a su nación a niveles insospechados.

 

 

A pesar de los bloqueos a las comunicaciones se ha podido saber que esa manifestación ha ido tomando grandes dimensiones en Caracas y en numerosas regiones de Venezuela. Y crecen también las confrontaciones entre los partidarios de la libertad y quienes, encabezados por las milicias paramilitares del régimen, tratan de nuevo de silenciar el clamor contra el totalitarismo, la inmoralidad y la corrupción que acabó con la democracia en la patria de Simón Bolívar.

 

 

Es el esfuerzo que debe hacer un pueblo agobiado por el atropello en nombre de un falso socialismo que abusa de las palabras paz y democracia para terminar con cualquier vestigio de libertad. Es el intento por lograr que la inmensa mayoría de esos militares que no forman parte del cada vez más estrecho círculo del chavismo y de los generales adeptos al régimen, y que también padecen el hambre, las carencias y la ignominia que usan para someter a su nación, se unan a las mayorías.

 

 

A ellos también está dirigido el llamado del presidente Guaidó. Sabe que en esta lucha desigual, del David que sale a la calle para reclamar sus derechos más elementales contra el Goliat armado hasta los dientes y dispuesto a matar, la presencia de esos militares disidentes es fundamental. Que la lucha por desalojar a los usurpadores y tiranos que manejan desde Cuba apenas se inicia y será larga, compleja y no exenta de peligros sangrientos.

 

 

La comunidad de países democráticos y libres ha ratificado su solidaridad con el esfuerzo que simboliza el presidente Guaidó y tiene tras de sí a millones de venezolanos reclamando que les devuelvan su país. Un país secuestrado por la corrupción, la inmoralidad y las más refinadas técnicas de amedrentamiento y tortura contra cualquiera que se atreva a oponerse.

 

 

Es la manera de permitir que regresen a su patria los 4 millones de venezolanos que fueron expulsados por el imperio del mal de Maduro y sus fuerzas armadas y paramilitares, quienes hoy padecen el exilio. Ojalá, ese esfuerzo libertario y justo rinda los frutos que espera: ver a Venezuela libre de las cadenas de la opresión y de la corrupción, y dispuesta a la reconstrucción que hoy le niegan los tiranos.

 

 

Editorial de El Nacional

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