«Gianni Schicchi», una ópera relativamente fácil de montar pero muy difícil de ejecutar bien. Es quizás una de las óperas de Giacomo Puccini musicalmente mejor logradas. Inspirada en el trigésimo canto de la Divina Comedia del Sumo Poeta Dante Alighieri, pertenece al «Trittico» junto a «Suor Angelica» y el «Tabarro», es la más representada de las tres aunque Puccini la concibió para que se representaran juntas.
El teatro de Chacao, bajo la dirección artística de Orlando Arocha, inició el pasado 2 de octubre la primera Temporada de Ópera Breve con la primera obra de Gioacchino Rossini, «La Cambiale di Matrimonio» (el contrato matrimonial), una farsa musical donde se suceden una serie de vicisitudes más allá de las convenciones sociales, y al igual que «Gianni Schicchi», terminan con el triunfo del amor.
En la obra rossiniana hay que enfatizar la excelente puesta en escena de Orlando Arocha quien logró dar vida a unos personajes que de otra manera no hubiesen demostrado sus facultades actorales, tal vez, hubiese sido lo mismo que estamos acostumbrados a ver, personas que entran de un lado del escenario, cantan su aria, dueto o recitativo, y salen de escena por el lado contrario. Aquí se logró una armonía con los personajes destacándose Luis Sarmiento (Tobias) en el papel principal quien realmente sorprendió pues este bajo barítono, perteneciente al Coro de Opera Teresa Carreño, no suele cantar en las temporadas operísticas en papeles importantes y menos en el rol principal y aquí cantó con gran desenvoltura, buen timbre y agradable voz.
Excelente la interpretación de Ambar Arias (Fanny), una joven de 22 años perteneciente a la cantera de alumnos de la maestra Margot Pares Reyna y quizás la única de todo el elenco que logró extraer esa tesitura rossiniana muy particular y difícil si no se está acostumbrado a ese tipo de canto virtuoso. Franklin de Lima (Slook), barítono ligero, siempre con gran solvencia y hermoso color, interpretó al canadiense que venía de tierras lejanas a comprar una esposa. Buena actuación de Diego Puentes (Edoardo), el joven enamorado, se notó el progreso de las enseñanzas de su maestro Eduardo Calcaño.
En el otro elenco, Ninoska Camacaro (Fanny) y Miguel Salas (Slook) también resolvieron su rol sin dificultad, ambos poseedores de una hermosa voz aunque en el caso de Salas quien posee cualidades histriónicas innatas, le faltó algo de volumen. Todos acompañados por Mehir Herrera, María Gómez, Betsi Pérez bajo la dirección musical de Elisa Vega y la extraordinaria Orquesta Sinfónica de las Juventudes Francisco de Miranda, perteneciente al Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela.
Con el «Gianni Schicchi» se percibió una obra de alto nivel. Comenzando por las actuaciones de Gaspar Colón (Schicchi) el rol principal y el de Katiuska Rodríguez (Zita) fue un regocijo escucharlos cantar y verlos actuar. Todos y cada uno de los intérpretes manejaron su personaje guiados por Fucho Pereda quien ha evolucionado mucho con esta puesta.
En cuanto a las voces, nunca se habla de los comprimarios pero en esta ocasión hay que reconocer que Gustavo Daniele (el doctor), Martín Camacho (Simone) y Enzo Bernaccino (Gherardo), enfrentaron muy bien sus roles, con buen volumen y en el caso de Bernaccino (tenor ligero), su voz corría por toda la sala.
La pareja de jóvenes principales, Natalia Díaz (Lauretta) y Alberto Colmenares (Rinuccio), muy buena interpretación de ambos debutantes tanto del rol como del compositor. Natalia Díaz, prodigó un canto solvente desde el punto de vista técnico, demostrando que sí pudo pasar con facilidad del barroco y clásico a lo que está acostumbrada, al canto verista tan diferente a los anteriores, quizás le faltó un poco de apoyo para lograr un mayor volumen, pero eso se aprende y ella es una joven realmente talentosa.
Colmenares sorprendió a propios y extraños, debutando como cantante de ópera, y a pesar de que aún le falta encontrarse con la técnica perfecta posee unas cualidades vocales envidiables, un «squillo» que muchos quisieran tener con todas las notas logrando llegar a los agudos con gran facilidad, también debe mejorar el apoyo vocal para que su voz corra y se escuche en toda la sala.
La dirección musical de Andrés Ascanio, perteneciente al Sistema del Maestro José Antonio Abreu, su mentor, demostró una impecable ejecución de tan comprometida partitura y excelente también la Orquesta Sinfónica Juvenil de Chacao.
En fin, una pequeña temporada que concluyó el pasado domingo, donde el público se hizo presente y donde se espera continúe el próximo año.
Fuente: EU
