OpenAI dio un paso definitivo hacia la personalización emocional de la inteligencia artificial con el lanzamiento de GPT-5.2.
Esta actualización no solo mejora la precisión técnica y reduce las «alucinaciones» del modelo, sino que introduce un panel de configuración inédito: los usuarios ahora pueden ajustar, mediante escalas, el grado de entusiasmo, calidez y uso de elementos visuales como emojis en las respuestas del chat.
La compañía liderada por Sam Altman busca que la IA deje de ser una herramienta estática para convertirse en un reflejo del estilo del usuario.
A las personalidades ya existentes (como «profesional» o «sincero»), se suman controles que permiten decidir qué tan «humana» o «fría» debe ser la interacción.
Además, la actualización incluye protecciones reforzadas para la salud mental, asegurando que el modelo mantenga límites éticos claros en conversaciones sensibles.
Con estas funciones, disponibles en el menú de personalización, OpenAI intenta cerrar la brecha entre la eficiencia algorítmica y la empatía simulada, permitiendo incluso controlar la estructura del texto, desde el uso de encabezados hasta la densidad de las listas.
Esta, así pues, es la apuesta de Silicon Valley por una tecnología que no solo resuelva problemas, sino que aprenda a «caer bien» a quien la utiliza.
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