La Oficina de la ONU para los Derechos Humanos mostró hoy su preocupación por las «múltiples violaciones y abusos» a los que se enfrentan los migrantes que atraviesan el Tapón del Darién, una densa selva tropical que une América del Sur con Centroamérica y lugar de paso para muchas personas que tratan de llegar a EE.UU. y Canadá.
«Los migrantes están expuestos a múltiples violaciones y abusos de los derechos humanos durante su viaje, incluida la violencia sexual, que supone un riesgo especial para los niños, las mujeres, las personas del colectivo LGBTI y las personas con discapacidad«, indicó en rueda de prensa la portavoz de la oficina de la ONU Marta Hurtado.
Entre estas violaciones, Hurtado destacó que la población migrante es víctima de asesinatos, desapariciones, trata de personas, robos, así como intimidación por parte de grupos del crimen organizado.
En lo que va de año, más de 330.000 personas ya han cruzado esta región montañosa de 575.000 hectáreas entre Colombia y Panamá, la cifra anual más alta registrada hasta la fecha, frente a las 248.000 personas que lo hicieron en 2022.
«Los migrantes caminan una media de entre cuatro y siete días en el caso de los meses de sequía, aunque esta cifra aumenta hasta los diez durante los nueve meses que dura la estación de lluvia en la región», dijo la portavoz.
Ante este incremento migratorio, el Gobierno de Panamá, con la ayuda de la comunidad internacional, ha construido dos centros de recepción de personas en la provincia de Darién y uno en la frontera con Costa Rica para proporcionar refugio, alimentos, atención sanitaria, agua y saneamiento.
Sin embargo, según la portavoz, la asistencia humanitaria tanto en Panamá como en Costa Rica sigue siendo «limitada» para hacer frente a este éxodo, algo que «empeora las precarias condiciones de vida» y «aumenta la vulnerabilidad de las personas».
Por ello, la oficina de Naciones Unidas instó a la comunidad internacional a seguir fortaleciendo sus apoyos y pidió a ambos países que aborden los «factores estructurales» que obligan a estas personas a abandonar sus hogares y emprender estos viajes en busca de una vida «más digna y segura» para ellos y sus familias.
«Abordar los desafíos migratorios exige esfuerzos y soluciones colectivas a nivel regional e internacional», concluyó la portavoz.
UR