Al menos 16 personas han muerto en Afganistán por una ola de frío con temperaturas mínimas rozando los -20 grados, afirmó este lunes una fuente oficial, mientras cientos de ONG han suspendido o reducido sus actividades después de que los talibanes prohibiesen a las mujeres trabajar en ellas.
«Por desgracia, debido a la ola de frío, a la nieve reciente y a las lluvias, 16 personas han muerto y más de 2.000 cabezas de ganado han perdido la vida», dijo a EFE el director de reducción de riesgos del ministerio de Gestión de Desastres afgano, Mula Janan Sayeq.
Las provincias más afectadas son las nororientales Badghis y Faryab, Nimroz (suroeste) y Ghazni (sureste), según la fuente, que afirmó que el ministerio ha comenzado a distribuir ayuda a los familiares de las víctimas identificadas y a la población más vulnerable.
Sin embargo, la reciente decisión de los talibanes de prohibir a las afganas trabajar en ONG nacionales e internacionales ha provocado que cientos de estos organismos hayan «completamente suspendido o reducido» sus actividades en el país, según afirmó recientemente el Organismo Coordinador de Agencias para la Ayuda Afgana (ACBAR).
El Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) paralizó sus programas de ayuda en Afganistán el pasado diciembre, después del veto de los talibanes, y su secretario general, Jan Egeland, destacó la desprotección que el veto ha desatado entre los afganos.
«Salgo de Afganistán con un peso en el corazón. Hacía -20 grados cuando salimos de Kabul, millones (de personas) se encontrarán sin apoyo hasta que se nos permita trabajar con mujeres», dijo Egeland en Twitter el pasado sábado.
Las muertes por el frío son habituales en el conflictivo país asiático, debido a la escasez de infraestructuras y servicios básicos, así como a la baja calidad de las viviendas, a menudo simples tiendas de campaña en el caso de los más desfavorecidos.
Gran parte del territorio afgano está surcado por la enorme cordillera del Hindu Kush y registra temperaturas extremas durante el invierno.
EFE