Se dice que los ojos son los espejos del alma, ya que reflejan las emociones más secretas. Pero ¿qué pueden reflejar unos ojos color violeta? Una rara mutación genética que es realmente hermosa.
La herencia biológica de generación en generación se transmite a través de la genética, propiamente de los genes, lo principales encargados de transferir segmentos de ADN para crear “copias” de un individuo. Cuando se da la combinación de los genes de los padres, los resultados en los hijos son sus características y rasgos determinados.
Cada persona es única, porque cada ADN es único –a excepción de los gemelos idénticos–, siendo esto resultado de una combinación particular. Estas combinaciones pueden producir resultados asombrosos, como es el caso del Síndrome o Génesis de Alejandría.
Uno de los factores que influyen en el color de ojos de un individuo es precisamente la genética, y la combinación de los genotipos. Pero además de ello, la melanina es la encargada de pigmentar el color de los ojos. En el caso de las personas con los ojos color violeta, se trata de una composición entre pigmentos rojos y un tono azul grisáceo en el iris, que combinados provoca que se visualice como violeta.
No hay evidencia médica que indique que este color en los ojos altere la capacidad visual de las personas.
Cuando los niños están pequeños, los ojos se pueden apreciar de un tono más claro y a medida que crecen van tornándose de una tonalidad más oscura, esto sucede porque la cantidad de melanina aumenta y el color de ojos se oscurece. Sin embargo, en el caso de las personas con este síndrome, la melanina no aumenta y van apareciendo los pigmentos rojos, es así como aparece esta “mutación genética”.
Esta mutación no es más que una variación natural en la base biológica de la persona, y se da sobre todo en casos de personas caucásicas o muy blancas. También es característico de esta “condición” el escaso vello facial, y en las mujeres, ciclos menstruales irregulares.
Su aparición es escasa, y no se tienen registros de cuántas personas en el mundo puedan tenerlos.
Según la creencia popular, el Síndrome de Alejandría o Génesis, le debe su nombre al primer caso registrado en Inglaterra para el año 1329. Una niña Alexandría o Alejandría, quien al momento de su nacimiento tendría lo ojos en tonalidad azul, pero con el paso del tiempo se tornaron violetas. Esto causó gran conmoción dentro de la comunidad, ya que para la época no se encontró explicación médica.
Culturizando