El presidente de la Asociación Profesional de la Industria Funeraria de Venezuela (Asoproinfu), Eduardo José Vallés, expresó que el servicio funerario «es de primera necesidad», dado que nadie está exento y se presta en todos los estratos sociales.
Asimismo, destacó que existe «un tema con la capacidad de pago que tiene una parte importante del país y adicionalmente, tenemos una obsolescencia en el parque automotor que es importante».
Señaló que desde hace más de 30 años, se cambió los impuestos que deberían pagarse por ese tipo de vehículos, que son de primera necesidad, y «entraron a ser considerados como carros regulares».
Vallés destacó que la importación de una carroza fúnebre tiene los mismos impuestos que un vehículo de lujo, «lo que hace prácticamente imposible su operación».
Dijo que los fabricantes formales compran un carro a precio regular, luego lo pican y lo modifican, «algo parecido a las limosinas, pero con un gasto mayor».
Sostuvo que el costo de una carroza fúnebre oscila entre los US$ 130.000 y US$ 160.000 afuera.
Del mismo modo, informó que solicitarán al viceministro de Seguimiento y Control del Comercio y la Distribución del Ministerio de Comercio Nacional, Hendrick Perdomo, que se abra el rango de tiempo para la importación de este tipo de vehículos.
Contrato con Cashea
El gremialista apuntó que firmaron un contrato con Cashea que está operativo desde el mes de marzo y «ha venido calando de manera lenta».
En ese sentido, aseguró que el servicio funerario es familiar, muy pocas veces es cancelado por una sola persona y en Venezuela hay una gran cultura del seguro funerario.
«Ha venido calando muy lentamente. Lo hemos promocionado bastante dentro de la Organización Vallés, no pasa del 3% o 4% de las operaciones», acotó.
Eduardo José Vallés enfatizo en Unión Radio que el precio de un servicio funerario va desde los US$ 300 e indicó que la informalidad que existe «ataca fuertemente» al sector.
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