Eres una chica saludable. O eso crees. Seleccionas con sumo cuidado lo que comes, entrenas cada vez que puedes, vigilas tu peso … ¿Qué más se puede pedir? Pero el excesivo celo con la salud no te convierte en una persona saludable, sino al contrario. Algunas obsesiones pueden ser un arma de doble filo y ponerte en situaciones de riesgo.
1. Siempre compran comida ecológica. Hacerlo en una decisión sabia en en el caso de algunos alimentos, por ejemplo, la carne roja, el pollo, la remolacha, las zanahorias … Pero no hay mucha diferencia entre la versión convencional y la ecológica en otros alimentos como el aguacate o los huevos. Tampoco conviene asumir que todo elemento ecológico u orgánico es per se un alimento sano. En general, la comida ecológica suele ser un poco más cara que la convencional, pero las calorías o el exceso de azúcar siguen estando presentes en las versiones orgánicas de alimentos como los cereales azucarados o las super galletas ricas en grasa. Que sean más o menos ecológicos no los convierten en alimentos sanos o hipocalóricos.
2. No tienen vida social. Hay gente que tiene su tiempo perfectamente repartido entre su vida profesional, la práctica del deporte y el cuidado de su alimentación. Pues bien, a esa gente le falta un cuarto recurso para ser saludable: la vida social. Las investigaciones sugieren que las redes sociales nos hacen más fuertes e inmunes a infecciones. Así que al igual que se programan las horas de gimnasio conviene incluir en la agenda a la menos un encuentro semanal con los amigos.
3. No dan mucha importancia a las horas de sueño. Ponen el despertador a las 6.00 a.m. para salir a correr y no tienen en cuenta las horas que deben dormir cada noche. Esta actitud, muy frecuente entre los adictos al running no permite al organismo que tenga un sueño sano y reparador, con lo cual a largo plazo es una estrategia poco saludable. Para estar sano se deben dormir cada noche al menos siete horas. La falta de sueño está asociada a enfermedades varias, entre ellas la hipertensión arterial, la depresión y la diabetes.
4. Se hacen demasiadas analíticas y exámenes médicos. Un exceso de pruebas médicas no te hace ser más saludable, ni siquiera estar más sano. Al contrario, algunos exámenes y pruebas te exponen innecesariamente a radiaciones o te ponen en riesgo de obtener falsos positivos que hasta te puede llevar a medicarte sin motivos. La moderación aquí es la opción más sabia.
5. Suplican a su médico que les prescriba antibióticos. Hay gente que pide a su médico que le recete antibióticos a antivirales muy fuertes para superar un resfriado común que un organismo sano debería poder asumir con algún fármaco que redujera los síntomas más incómodos. Consumir antibióticos con alegría solo sirve para crear resistencias en el cuerpo y poner más difícil la eficacia de un tratamiento en caso de una infección realmente grave.
Fuente; Mujer Hoy
