Objetivo: Corozopando

Objetivo: Corozopando

Corozopando  o Corozo Pando es un pequeño pueblo al sur de Calabozo, en el estado Guárico. Famoso por sus quesadillas, a su entrada una hilera de kioscos y pequeños restaurantes venden esas delicias para el viajero que se adentra en los llanos venezolanos. Hasta allá llegó en la mañana del miércoles esa avalancha que todos llaman María Corina, la madre coraje, que, vaya simbolismo, es una vendedora ambulante en la pieza teatral de Bertolt Brecht.

Nuestra madre coraje se monta de parrillera en una moto, sube jalando una cuerda una ladera o se acomoda en una curiara para cruzar un río. Todo para burlar el cerco oficial que acompaña la campaña electoral de un país donde los únicos rasgos de democracia son el temple y el desafío de la gente.

 

María Corina y quienes la acompañaban se pararon a la entrada de Corozopando y pidieron 14 desayunos antes de proseguir la ruta hacia San Fernando de Apure. Poco después, el Seniat descubrió la existencia de este humilde poblado de apenas 500 almas olvidadas y procedió siguiendo órdenes superiores a cerrar el local que vendió, en un día maravilloso, 14 quesadillas. Hay jornadas, demasiadas, en que el saldo del día es la venta de una sola empanada.

 

La imagen que circula por las redes muestra a cuatro mujeres sentadas alrededor de una mesa circular: dos visten camisa roja y de sus cuellos cuelga lo que debe ser la identificación del organismo recaudador que pone su mirada represiva en  este pequeñísimo emprendimiento familiar. Otras dos mujeres, sobre todo una de ellas, les explica, a las de rojo y al militar de pie que vigila ese acto rebelde y antipatriótico de vender unas empanadas, como intenta ganarse la vida nada menos que trabajando de sol a sol.

 

«Aquí nos están cerrando el negocio porque vino María Corina Machado a visitarnos y pasó y nos compró 14 desayunos, gracias a Dios, y aquí nos llegó el Seniat. El Seniat nos está cerrando el negocio a nosotras que somos unas mujeres trabajadoras, luchadoras, que a diario vendemos dos comidas y nos están cerrando… al único restaurante que nos están cerrando es a nosotros».

 

La voz de la mujer sigue diciendo que tienen hijos estudiando en las universidades, que tienen una madre que sufrió un ACV (accidente cerebrovascular) a la que deben comprarle medicamentos. «Y por primera vez en la vida nos cayó el Seniat, simplemente porque aquí paró María Corina».

 

La escena retrata, en toda su crudeza y despropósito, la descomposición del gobierno de Nicolás Maduro. Ante la fuerza indetenible de María Corina Machado y de la candidatura de Edmundo González Urrutia, como expresión del cambio político y del fin de un ciclo que ha sumido al país en la ruina, las fuerzas represivas arremeten contra los propios sectores populares en nombre de los cuales dicen que insurgieron para dignificarlos.

 

¿Quién está al frente de semejante estrategia, dislocada y repudiable? El pueblo chavista, que aún lo hay, que creyó en una etapa de redención, está hoy en las calles reclamando lo que todos reclaman: luz, agua, alimentos, atención sanitaria, escuelas que eduquen y libertad.

 

Cada acto como este de Corozopando hace impostergable e indetenible la aspiración ampliamente mayoritaria de recuperar la cordura y la sensatez para sobre esa base reconstruir a Venezuela en paz y garantizar a cada ciudadano, de los llanos o de los Andes, de Maracaibo o de Guayana, sus derechos inviolables a una vida de progreso económico y social en un ambiente de esmerada y cuidada libertad.

 

Editorial de El Nacional

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