El mandatario estadounidense y su esposa proyectan lanzar una fundación enfocada en ayudar a jóvenes negros «a encontrar su camino». Adelantaron que quieren vivir en Nueva York
«No hay nada que me apetezca más que dar un paseo en Central Park», dijo en un reciente acto de recaudación de fondos el presidente graduado en la Columbia University, que hace unas semanas, nuevamente en la Gran Manzana para un evento electoral, se concedió una escapada para ir a comprar en Gap regalos para sus hijas, Sasha y Malia.
Es cierto que la biblioteca presidencial de Obama irá a Chicago, la ciudad de la primera dama y donde él empezó su carrera, tras haber pasado su infancia y adolescencia entre Hawaii e Indonesia.
Pero el espíritu vibrante de una metrópolis como Nueva York, rica de cultura y que se recorre andando, atrae a los Obama, tras seis años y medio en la «burbuja» de la Casa Blanca, escribió el diario online Politico, tomando el pulso de la presidencia.
Una «burbuja» que, según Politico también, está cada vez más estrecha al presidente, hasta el punto de que para escapar de ella Obama se hace organizar a menudo cenas secretas con personas que poco o nada tienen que ver con la política.
Una de estas cenas, de las que hasta ahora habían salido pocos detalles, se celebró a finales de marzo en Roma, al margen de la visita de Obama a la ciudad para reunirse con el papa Francisco y con autoridades italianas.
Durante cuatro horas, el presidente estadounidense y otros siete invitados cenaron en Villa Taverna, residencia del embajador de Estados Unidos en Roma, a base de pasta y vino toscano.
Obama había pedido al embajador John Phillips que organizara una cena con «italianos interesantes»: le fueron «servidos», entre otros, el heredero de la FIAT, John Elkann, su hermana Ginebra, la física Fabiola Gianotti y el arquitecto Renzo Piano. «Quería hablar de qué hay de interesante hoy en Italia: arte, ciencia, comunidad, arquitectura, ciudad», dijo Piano a Politico.
Aspirante arquitecto cuando era joven, Obama conocía perfectamente el trabajo de Piano en San Francisco, Chicago, Parigi. «Yo comparé mi proceso de proyectar con cómo él construye sus discursos», indicó el arquitecto genovés, según quien la cena duró mucho porque «se hablaba y se hablaba y la conversación era muy fluida».
Fuente: Infobae