La medida oficial se presenta en un contexto de altísimo desabastecimiento en general.
El Ejecutivo Nacional ha planteado la distribución de una tarjeta electrónica de alimentación para regular las compras en las redes de comercios oficiales, argumentando que se trata de un mecanismo de lucha contra la especulación y el acaparamiento. Estos últimos han sido los motivos por los cuales las autoridades responsabilizan a una parte del sector privado por la falta de productos fundamentales en los anaqueles.
Sin embargo, la medida se está presentando en un contexto en el que existe una escasez reconocida cercana al 30% en general, y que supera el 40% en rubros básicos de alimentos de acuerdo con estimaciones privadas. Es por ello que de acuerdo con ciertos enfoques, se le ha llegado a comparar con medidas como la libreta de racionamiento de uso tradicional en Cuba.
En este sentido, la regulación del consumo es una medida que obvia los motivos estructurales que han llevado al deterioro del abastecimiento.
La escasez no es un fenómeno nuevo en Venezuela, sino que se ha venido presentando de manera constante a lo largo de los años, mostrando diversas variaciones entre los rubros afectados por temporadas. Durante años también se le ha relacionado con el mantenimiento de rígidos controles de precios en productos sensibles que en más de una ocasión excluyen el cálculo de las estructuras de costos y la rentabilidad necesaria para la sostenibilidad de su producción.
Esto ha llevado a la total desaparición de productos tan importantes como la leche líquida completa, imposible de ubicar en ningún negocio, al menos en las redes privadas.
Para esta semana se espera la puesta en marcha de un nuevo sistema cambiario de libre acceso que permitiría aliviar los requerimientos de divisas por parte de los empresarios. Sin embargo, el sector productivo ha hecho énfasis en la necesidad de revisar las regulaciones en materia de controles, especialmente la nueva Ley Orgánica de Precios Justos que pone un tope a los márgenes de ganancias.
Hace falta un enfoque general para atender el problema del desabastecimiento en el país, que permita el consenso y la viabilidad en la actividad de productores y comerciantes. Sin dejar de lado los fenómenos del acaparamiento y la especulación a través del comercio informal, el análisis debe incluir los desequilibrios y motivaciones que los impulsan y afectan a la gran mayoría de la población.
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