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Nitu Pérez Osuna acude a la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (Documento)

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Nitu Pérez Osuna acude a la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (Documento)

La libertad de expresión, información y la pluralidad de la opinión en Venezuela cada vez está más cercenada. Por ello Nitu Pérez Osuna, periodista venezolana de larga trayectoria en los medios audiovisuales y escritos del país, a título personal y asistida por el doctor Asdrúbal Aguiar, ex magistrado de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, presentó ante la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión, un escrito donde alerta una vez más, como el gobierno venezolano, en su objetivo de lograr la «hegemonía comunicacional» propia de los regímenes totalitarios y/o comunistas, persigue y amenaza a editores, periodistas, cierra medios, compra otros y somete a 30 millones de venezolanos a la desinformación.

 

El gobierno de Venezuela es el propietario de un gran monopolio comunicacional, que las propias leyes del país, prohiben. Mientras tanto, temas sustantivos como la situación de la violencia en Venezuela, la escasez, la inflación y la corrupción son silenciados y/o ocultado

 

A continuación el texto introducido y recibido por la Relatora Especial para la libertad de Expresión.

 

 

Señores Presidente y demás miembros

Comisión Interamericana de Derechos Humanos

A la atención de Catalina Botero, Relatora Especial para la Libertad de Expresión

Washington, D.C.

 

Asunto: GLOBOVISIÓN / Periodista Ana Beatriz (Nitu) Pérez Osuna

 

 

Siendo competencia de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión, conforme al mandato que tiene asignado, hacerle seguimiento a la situación de la libertad de expresión y prensa en las Américas y al efecto reunir las informaciones pertinentes que permitan la elaboración de informes específicos o temáticos, o asimismo anuales, tanto como promover la adopción de las medidas necesarias tendientes a que se respete y garantice el citado derecho consagrado en el artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos, quien suscribe, Ana Beatriz (Nitu) Pérez Osuna, periodista venezolana, titular de la cédula de identidad 5.429.900, asistida por el abogado y doctor en Derecho Asdrúbal Aguiar, también venezolano y titular de la cédula de identidad 3.410.477, llevo al conocimiento de Ustedes los siguientes hechos:

 

a) A partir del 15 de mayo de 1995, recién inaugurada la estación televisora GLOBOVISIÓN, que transmite desde Caracas, Venezuela, presto mis servicios como periodista y de manera ininterrumpida durante diez y ocho años y veintiocho días, en calidad de conductora de programas. Al efecto, además de tener a mi cargo el programa de entrevistas semanal “Yo Prometo” y de forma eventual sustituir al conductor del programa diario “Aló Ciudadano”, llevo la conducción de numerosos programas estelares, destacando los realizados con motivo de los procesos electorales ocurridos durante ese largo período. Dado ello, lo señalo sin falsa modestia, progresivamente me encuentro situada como una de las anclas más importantes de dicha emisora, con una audiencia nacional significativa, todavía más cuanto que, mis entrevistas e informaciones hacen relación constante con los temas de mayor actualidad y resonancia política e institucional del país.

 

b) Una vez como la mayoría de los accionistas de la sociedad que a su vez es propietaria del capital accionario de GLOBOVISIÓN TELE C.A., a saber CORPOMEDIOS GV INTERSIONES C.A., deciden vender de sus derechos a terceros mediante la transferencia de las acciones de dos de las compañías propietarias de la última empresa mencionada (UNITEL e INVERSIONES DNS), la nueva directiva del canal, a través de su primer Presidente designado, Juan Domingo Cordero, encontrándome en los preparativos para grabar una entrevista de un dirigente político opositor, sin mediar explicación y salvo señalarme de modo desagradable que soy una periodística crítica me despide y ordena la paralización inmediata del programa que dirijo. Ello ocurre el día 13 de junio próximo pasado. Y no huelga referirles que la medida en cuestión tiene lugar dentro de un cuadro jurídico nacional que, en la actualidad, mantiene el principio de la inamovilidad laboral con fundamento en el Decreto Nro. 9.322, dictado por el Presidente de la República el 27 de diciembre de 2012.

 

c) La noticia de mi salida del canal tiene un efecto inmediato sobre la audiencia y corre a través de las redes sociales. Tanto que la reacción de la nueva GLOBOVISIÓN no se hace esperar. El mismo conductor del programa de televisión Aló Ciudadano, Leopoldo Castillo, quien acepta permanecer en lo adelante como directivo del medio y sabe de mi desempeño profesional y mi esfuerzo para formar una buena parte de la legión de periodistas que trabajan en GLOBOVISIÓN, se limita a expresar ante las cámaras “Gracias, Nitu”.

 

d) De no ser por la circunstancia anterior, por el transcurso de 18 años y algo más al servicio de la libertad y la democracia – pues eso resume y expresa mi profesión y su compromiso – y, asimismo, de no mediar mi presencia cotidiana en los hogares de Venezuela, incluso mediante transmisiones que alcanzo realizar desde el extranjero promoviendo entrevistas o narrando acontecimientos, la circunstancia anterior podría ser estimada como de mera significación en orden a mis derechos laborales.

 

Podría ser considerada como un accidente, normal dentro del funcionamiento de todo medio de comunicación social, salvo por el contexto y las decisiones que rodean la intempestiva venta de GLOBOVISIÓN; canal de televisión cuyos accionistas originales, directivos, periodistas y trabajadores fueron objeto de una implacable persecución por el gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez Frías y asimismo por su funcionario de mayor confianza y ahora sucesor, Nicolás Maduro Moros, dada la línea editorial crítica sostenida por nosotros y a cuyo efecto la Corte Interamericana de Derechos Humanos declara responsable por hecho internacionalmente ilícito a la República Bolivariana de Venezuela (Sentencia de 28 de enero de 2009).

 

e) Un primer elemento a considerar, en consecuencia, hace relación con la venta citada de GLOBOVISIÓN, cuyas particularidades siguen siendo brumosas e inaceptables dentro de un marco en el que, por tratarse de un medio de comunicación social, ha de privar la transparencia y el derecho de la audiencia a estar oportuna y cabalmente informada al respecto. Todavía más cuanto que, la misma venta, ocurre teniendo por objeto a un canal de televisión cuya licencia vence el año 2.015 y mediando la oferta de una suma millonaria de dólares americanos dentro una economía signada por una profunda crisis sin reversión inmediata previsible y en vías de total estatización. Lo único precisable, por lo pronto, es que el accionista propietario de SINDICATO ÁVILA, tercera empresa que compone el capital accionario de CORPOMEDIOS, Nelson J. Mezerhane Gosen, fue objeto de previa confiscación gubernamental de sus acciones por órdenes del señalado mandatario venezolano, Hugo Chávez Frías, quien se hace así del 20% del capital de la empresa propietaria del canal; creyendo éste, con ello y con la igual confiscación que hace del Banco Federal, propiedad del citado fundador de GLOBOVISIÓN, que podría acceder a la directiva de GLOBOVISIÓN e influir sobre su línea editorial (http://globovision.com/articulo/chavez-sobre-acciones-en-globovision-zuloaga-tendra-que-aparecer-para-que-nos-entendamos).

 

f) Sobre la venta que de sus acciones efectúan las otras personas naturales propietarias de acciones en las empresas que poseen el capital mayoritario de CORPOMEDIOS, fundamentalmente Guillermo Zuloaga Núñez, apenas consta lo fáctico y aquello sobre lo cual alcanzan a informar los medios de comunicación social; a saber, que los dueños de Seguros La Vitalicia –Raúl Gorrín Belisario, Juan Domingo Cordero, y Gustavo Perdomo, el primero y el último polémicos abogados penalistas próximos al Gobierno – antes de adquirir a GLOBOVISIÓN se hacen de la última empresa cuando se encuentra en el último ranking del sector asegurador, en 2008, y llegado 2012, dentro de las citadas condiciones económicas del país, la hacen crecer en 450%, situándola en el puesto 23 dentro de las 49 empresas del ramo asegurador nacional (Diario de Caracas, 31 de mayo de 2013).

 

g) En el caso particular de Raúl Gorrín Belisario, la prensa destaca su activa relación con el Teniente Alejandro Andrade, ex edecán del presidente Hugo Chávez Frías a inicios de su Administración y más tarde su Tesorero Nacional; la que supuestamente explicaría el origen del poder económico de los nuevos dueños de GLOBOVISIÓN (Noticiero Digital, remitiendo a investigación de Sexto Poder, junio de 2013). La misma prensa internacional refiere a la sazón que GLOBOVISIÓN, en tanto que trinchera de la oposición democrática, ha sido tomada por el oficialismo, estando detrás de todo ello el señalado Teniente y el mismo ex Vicepresidente de la República José Vicente Rangel (“Complica aún más a la oposición venezolana la venta de Globovisión”. La Nación, Buenos Aires, 13 de marzo de 2013).

 

h) Cuánto de verdad o especulación tienen los hechos anteriores, ello es imposible de precisarlo a cabalidad dentro del ambiente de secretismo e impunidad que hoy rige en Venezuela y bajo su gobierno. A todas éstas, con vistas a la cuestión que nos ocupa, vale decir, el respeto y la garantía de la libertad de expresión por quienes hemos sido periodistas al servicio de GLOBOVISIÓN y hemos dedicado nuestra vida a ser instrumentos de democracia, lo relevante son los efectos gravosos que para la propia democracia ahora tiene la comentada venta del canal en tan extrañas circunstancias y condiciones, a saber, la neutralización efectiva de su línea editorial crítica – ahora convertida en una suerte de sincretismo de laboratorio – y la separación de la parrilla de todos aquellos programas de opinión e información que cotidianamente han cuestionado la gestión de gobierno del presidente Chávez y la de su sucesor.

 

i) Es probable que algunos colegas, quienes aún permanecen al servicio de los nuevos propietarios del canal, estén haciendo lo posible para sostener sus menguados espacios de desarrollo laboral y en calidad de comunicadores sociales. Y es verdad que otros se retiran “voluntariamente” bajo la oferta de un pago doble de prestaciones sociales y hasta una bonificación especial; pero lo hacen, obviamente, presionados por la crisis económica que afecta a la mayoría de los venezolanos y temerosos de quedar en la calle, sin alternativas. Téngase presente, lo sabe bien la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión, que la oferta laboral para los periodistas independientes ha quedado en cero en Venezuela, pues menguan los medios privados libres y crece la hegemonía comunicacional de Estado.

 

j) Lo veraz, en suma, es la consecuencia, cabe repetirlo, de la venta de GLOBOVISIÓN, en los términos ominosos antes descritos. Y no se trata sólo de quien como yo suscribe esta representación y ha sido destituida, después de haber ejercido como periodista durante 18 años. Lo cierto es la total eliminación del llamado periodismo crítico, de opinión e información, que hasta ayer cubre la casi totalidad del espacio horario estelar del canal, causándole severas molestias al régimen de Chávez y su sucesor, Maduro Moros. Junto al programa que me corresponde conducir hasta mi ilegal despido, “Yo Prometo”, quedan también fuera del aire y de modo intempestivo “El radar de los barrios” y “Del dicho al hecho”, a cargo de Jesús “Chuo” Torrealba; Grado 33, programa de investigación dirigido por Roberto Giusti y Norberto Maza; “Buenas Noches”, a cargo de José “Kiko” Bautista, Carla Angola y Roland Carreño; “En Privado”, con Maria Elena Lavaud; entre otros. Todos a uno, según la trinchera oficial somos “periodistas radicales”, ello por haber sostenido una línea editorial de compromiso con la democracia y la libertad de expresión sin concesiones.

 

k) No huelga referir, en cuanto hace al caso particular de quien suscribe, que durante la reunión colectiva que sostiene el actual Presidente de GLOBOVISIÓN, Raúl Gorrín Belisario – Juan Domingo Cordero se separa en medio de la polémico pública por la compra realizada del canal – con el personal de periodistas y al apenas producirse la misma, éste sitúa como tema de diálogo la elevada trayectoria que según él adorna al ex Tesorero Nacional del presidente Chávez, Teniente Alejandro Andrade. Al efecto, hace silencio cuando le pregunto ante mis colegas si tendríamos la libertad de investigar periodísticamente al mencionado hombre del régimen, de cuyo poder y recursos económicos da cuenta, incluso, la prensa internacional (http://noticias.univision.com/univision-investiga/investigaciones/article/2013-08-04/boliburgueses-y-el-encanto-del-imperio).

 

l) Por último, en la relación de estos hechos muy desdorosos para la moral de la República y atentatorios de la libertad de prensa como columna vertebral de la democracia, es obligante referir como dato adicional y preocupante que el periodista Leocenis García, editor del Semanario Sexto Poder, quien anuncia su iniciativa de comprar una señal de televisión a fin de captar la audiencia tradicional de GLOBOVISIÓN dada la pérdida de sus espacios informativos y de opinión habituales, en lo inmediato es perseguido por la Justicia penal. Hoy se le mantiene tras las rejas en la sede de la Dirección de Inteligencia Militar, en coincidencia con las severas críticas de su medio de comunicación social a la trayectoria de los nuevos propietarios del mencionado canal propiedad de CORPOMEDIOS (http://www.reportero24.com/2013/11/leocenis-garcia-carta-contra-la-infamia/).

 

m) Finalmente, cabe decir que, antes de la sucesión de los hechos anteriores, ocurre un “inédito” y cordial encuentro que reseña la prensa entre Nicolás Maduro Moros, actual mandatario venezolano, y los nuevos propietarios de GLOBOVISIÓN, que tiene lugar en el Palacio de Miraflores. La agencia gubernamental de control de las telecomunicaciones – CONATEL – que a lo largo del gobierno de Chávez y su sucesor, hasta el momento de la venta, le niega a GLOBOVISIÓN toda petición para ampliar sus actividades y antes bien le persigue y hostiga de manera inclemente hasta ponerla en el borde de su cierre, sin más autoriza la citada venta y el mismo Presidente de la República y sus ministros la celebran. Aún más, en prueba del cambio de línea editorial que motiva mi salida de GLOBOVISIÓN, durante la reunión de la nueva directiva del canal con el señalado gobernante, Juan Domingo Cordero expresa ante la prensa oficial lo siguiente: “Ustedes saben las razones por las cuales Globovisión no venía a este palacio, eso no va a volver a pasar en Globovisión”(http://noticias.univision.com/america-latina/venezuela/article/2013-05-22/maduro-se-reune-con directivos#axzz2kLhsKKcW).

 

n) Cabe advertir, a todo evento, que llegado el 11 de noviembre de 2013, en medio de la pronunciada caída de la audiencia de GLOBOVISIÓN que registran sus competidores, extrañamente el presidente Maduro Moros anuncia que investigará al canal por presuntamente “causar zozobra” al anunciar que existe en el país desabastecimiento de vehículos y otros rubros (http://elcomercio.pe/actualidad/1638201/noticia-venezuela-globovision-seria-multada-informar-sobre-desabastecimiento); hecho aquél que, si efectivamente tuviese el ánimo punitivo anunciado, dadas las medidas sancionatorias antes recibidas por GLOBOVISIÓN a lo largo de su gestión independiente, implicaría el definitivo cierre de la emisora y el retiro a sus nuevos propietarios de la licencia que les permite operar y que el mismo gobierno acaba de autorizar para su transferencia. GLOBOVISIÓN, antes bien, sigue funcionando con absoluta regularidad y su nueva pantalla es la mejor prueba de que ha cesado como canal de opinión e información crítica en el campo de la política.

 

Sin otro particular que deba agregar a lo así expuesto, solicito respetuosamente de la Relatoría para la Libertad de Expresión de la OEA y de su titular, en ejercicio de su mandato, investigar a cabalidad y verificar los hechos anteriores, proveyendo cuando corresponda en sus informes y adoptando las medidas que considere pertinentes.

 

En Washington, D.C., a los diez y ocho días del mes de noviembre de dos mil trece.

 

 

 

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