No se puede negar que son ocurrentes; tienen una experticia que aprendieron muy bien de los cubanos para inventar eufemismos y con eso cambiar la narrativa de un problema hasta eliminarlo del mapa. Pero no es que lo solucionan. Y a eso contribuyen, es verdad, muchos periodistas y hasta líderes políticos que repiten luego como loros lo que el gobierno chavista lanza a la opinión pública. Ahora no existen niños desnutridos, sino con «vulnerabilidad nutricional».
Pero si una responsabilidad tiene el periodismo con la sociedad es la de llamar las cosas por su nombre. También hay que pedirles a las organizaciones no gubernamentales que no se presten para este juego. Son más de 20 años haciendo un trabajo invalorable a favor de los venezolanos y hay que agradecerles por eso. Por ellas precisamente es que conocemos que al menos 30% de los niños venezolanos en 2020 tenía algún tipo de desnutrición.
Ya sabemos desde hace tiempo que Chávez perdió su nombre, porque aseguró que se lo cambiaría si dejaba algún niño en la calle, y es una cruda realidad que ha ido aumentando. Sobre todo si se toma en cuenta que muchas veces son dejados en el país al cuidado de ancianos que también sufren de desnutrición. La infancia y la tercera edad son la parte de la población que más sufre el gobierno chavista. No sabe de bodegones ni de precio del dólar, pero tampoco de medicinas ni de proteínas.
Ahora resulta que la vicepresidenta pide a los médicos que hagan un plan para atender a los niños desnutridos. Lo que se le ocurrió, paseando por el 23 de Enero, es que hay que buscarlos en sus casas y atenderlos. Además, sugiere que se levante un “perfil sanitario”. Por el bien de los niños, sería una maravilla que en verdad lo hicieran. Pero primero habría que aclararle a la funcionaria que para eso se supone que existe un gobierno, para trazar políticas públicas que enfrenten y resuelvan los problemas de los ciudadanos. No son los pocos médicos que quedan en el país, mal pagados y explotados, los responsables, ¡son ustedes en Miraflores!
Casi hay que aplaudirle que incluya en esta idea lo que es la situación sanitaria de los niños, pues eso influye en su desarrollo. Pero no va a decir la vicepresidenta que no sabe que en la mayoría de las viviendas del país no hay agua ni electricidad. Los niños no pueden ni bañarse regularmente; tampoco tienen dinero para pagar el transporte e ir a la escuela, en la que ni siquiera consiguen alivio a sus males.
Así que, si realmente se quiere poner un granito de arena para solucionar algo tan duro como la desnutrición infantil, hay que comenzar a llamarla por su nombre y pedirle a todas las ONG que se han puesto realmente a trabajar para solucionarla, que no se desanimen, que sigan haciendo esta labor para salvar algo del futuro del país. Porque si es por el gobierno chavista habrá que esperar otros 20 años para que diseñen algún plan.
Editorial de El Nacional