Nicolás Maduro está claro, sabe que su popularidad no ha detenido su descenso y que las medidas económicas que ha venido tomando están muy lejos de revertir la valoración negativa de su imagen. “No me importa la popularidad sino el pueblo”, dijo el jueves desde el estado Barinas. Sin embargo, la entrampada situación económica que heredó de Hugo Chávez no le ha dejado otra opción que aplicar una serie de medidas impopulares en busca de resultados pragmáticos a los problemas de los venezolanos que le permitan salvar su gestión.
Luego de la devaluación de 46 por ciento en medio de un férreo control de precios, Nicolás Maduro ha tenido que hacer frente a un severo desabastecimiento de alimentos y productos de higiene personal apelando al incremento de las importaciones en un país con escasez de divisas, lo que ha mermado hasta el poder adquisitivo del Gobierno y lo ha obligado a tocarle el bolsillo a los venezolanos.
El Ejecutivo no solo aumentó en 20 por ciento el precio de la carne, el pollo y los productos lácteos, sino que además sorprendió a los beneficiados con la casas de la Gran Misión Vivienda Venezuela, pidiéndoles que paguen sus casas. También se vio obligado a sentarse a negociar con un oligarca: Lorenzo Mendoza, dueño de Empresas Polar, quien es considerado por la revista Forbes como el segundo hombre más rico de Venezuela.
Obligado a corregir
Destaca el politólogo Ricardo Sucre que ninguna de estas medidas representa una novedad, pues en los 14 años de mandato de Hugo Chávez también debió aplicarlas, con la diferencia que el fallecido líder de la revolución contaba con un sólido capital político para salir airoso de ellas. “Maduro no tiene la gracia que tenía Chávez para justificar medidas impopulares. Además, Chávez contaba con un control firme del Estado, mientras ahora la situación es distinta porque hay dos fuerzas políticas parejas”.
Ricardo Sucre advierte que Maduro no podrá evadir pagar un costo político, cuya magnitud dependerá de los resultados de dichas medidas, pues podría superar con éxito esta adversidad solo si los problemas del país que está atacando, como el desabastecimiento, la escasez de divisas, el déficit habitacional y la inseguridad, logran ser corregidos.
Pragmatismo contraproducente
El analista político Manuel Felipe Sierra pide a la oposición valorar el rumbo que está tomando el Gobierno en materia económica, ya que el Ejecutivo estaría reconociendo que las sugerencias que venía haciendo la oposición eran correctas, en el sentido en que le estaría dando la razón con la aplicación de las medidas que hubiera implementado un eventual gobierno de la Mesa de Unidad Democrática.
Manuel Felipe Sierra sostiene que todo Gobierno debe tomar medidas impopulares en algún momento, estando consciente del costo político que le puede traer. Sin embargo, destaca que comparando a Maduro con Chávez hay ciertas variables que hacen que la situación sea más compleja.
“El liderazgo de Chávez se terminó, aquí lo que queda del chavismo son remanentes. Evidentemente que ningún Gobierno es igual a otro y, en el caso de Chávez, él gobernaba sobre la base de una imagen mesiánica que le permitía pasar los problemas a un segundo plano; ahora, Maduro está obligado a ser más pragmático”.
Más allá de que Nicolás Maduro esté haciendo o no lo correcto, políticamente pesa sobre él el fantasma del “paquetazo neoliberal” que advertía el oficialismo que Henrique Capriles aplicaría en su eventual gobierno. Además, los electores que votaron por Maduro -acostumbrados a un paternalismo extremo- podrían declararse estafados, puesto que el ahora Presidente se reservó estos anuncios durante la campaña.
Paquetazo en entregas
8 de febrero. Anuncio de devaluación de 46 % subiendo la tasa oficial de 4,30 a 6,30 bolívares por dólar.
25 de marzo. Primera subasta del Sicad representa otra devaluación al calcularse la oferta de dólares entre 12 y 15 bolívares por dólar.
15 de mayo. Aumento de 20 % en precio de pollo, carne y lácteos.
16 de mayo. Exige a beneficiarios de la Misión Vivienda pagar sus casas.
“Maduro no tiene la gracia que tenía Chávez para justificar medidas impopulares. Además, Chávez contaba con un control firme del Estado».
Ricardo Sucre
Politólogo
«Chávez gobernaba sobre la base de una imagen mesiánica que le permitía pasar los problemas a un segundo plano; Maduro está obligado a ser más pragmático”.
Manuel Felipe Sierra
Politólogo
Fuente: La Verdad