Quizás el tema –y solo eso: el tema- se haya diluido en el bululú informativo que surfeó sobre la política venezolana entre octubre y noviembre.
Perdido, entonces, entre las ramas de diálogos, de bolívares sepultados bajo los escombros de la economía y de algunos brotes, como el paludismo, el tema, ese tema, la difteria, quedó relegado. Ojo, el tema. Lo que se dijo de.
Pero el objeto del tema, en tiempos de convulsión política, continuó su curso. La enfermedad siguió sumando afectados y según un nuevo comunicado conjunto de la Sociedad Venezolana de Salud Pública y de la Red Defendamos la Epidemiología, en una sexta alerta, entre octubre y noviembre la difteria se extendió a seis estados.
“Al confirmarse en esta semana la presencia de un caso mortal de difteria en Apure, se suman ahora 6 estados con casos autóctonos de la enfermedad (equivalente a 25% de las entidades federales del país). La diseminación desde Bolívar ya se había confirmado a Monagas, Sucre, Anzoátegui (Municipio Bolívar, Araguita) y Miranda (Ocumare del Tuy, Municipio Lander)”, precisa el comunicado.
¿Qué se confirma con esto? El fracaso del bloqueo epidemiológico del Ministerio del Poder Popular para la Salud. Simplemente, no impidió la transmisión de la enfermedad “por portadores sanos y asintomáticos, muchos de los cuales son personas que viven o trabajan en las zonas mineras del estado Bolívar”.
ComillasNEGRASgrandesAl confirmarse en esta semana la presencia de un caso mortal de difteria en Apure, se suman ahora 6 estados con casos autóctonos de la enfermedad (equivalente a 25% de las entidades federales del país).
Desde cuándo
Lo que pasó en octubre es que el número de casos sospechosos acumulados ascendió a 86. Pero resulta que esta semana, en los seis estados afectados, hay entre 200 y 300 casos. ¿De dónde se deriva la incertidumbre acerca de ese margen de 100 casos? Del empeño contumaz del Gobierno, a través de su MPPS, de negar lo que ocurre.
Nada extraño. La reaparición de la difteria no viene de septiembre sino de abril. Ese mes, en Sifontes, el ministerio supo de nuevos casos y, entre junio y julio, sobre muertes de niños.
En septiembre el caso tuvo un clímax informativo cuando médicos del hospital de Guaiparo informaron que la enfermedad había matado a 17 niños. Luego, en octubre, hubo más víctimas. En total, 23, de acuerdo con las cifras de Correo del Caroní.
“Desde la identificación del primer caso, aproximadamente en abril de 2016, han transcurrido 8 meses y el MPPS no ha ofrecido información completa, oportuna ni continua sobre la situación de riesgo que representa esta enfermedad reemergente, para la población general de toda Venezuela y en particular, en los grupos de edad más jóvenes, no vacunados o insuficientemente vacunados. Igualmente, los familiares directos y otros contactos cercanos de las personas afectadas y para el personal de salud que por razones profesionales, está expuesto”, advierten.
5 millones de dosis
Ambos grupos resaltan que para una campaña de vacunación sea exitosa debe haber, por lo menos, cinco millones de dosis, pues “una primera aproximación, de las medidas de control que han debido tomarse nos indica que el número de niños menores de 10 años susceptibles, e insuficientemente vacunados, puede alcanzar la cifra de 2.500.000 en todo el país”.
En la población de adultos y de adolescentes, al menos 2 millones deben recibir la dosis, sin contar los que tienen más de 10 años sin haber sido inmunizadas.
“No menos de 500.000 trabajadores y profesionales de la salud de todo el país deben ser igualmente protegidos y no se conoce hasta este momento cuántos de ellos han recibido protección vacunal (…) se requerirá para los tres próximos meses, al menos, 1.000 tratamientos completos de antitoxina diftérica para cubrir las necesidades de los casos sospechosos. La reserva nacional de penicilina y eritromicina debe ser reforzada al igual que los insumos requeridos para la atención de los enfermos en unidades de aislamiento y cuidados intensivos”, expone.
Las medidas por tomar son urgentes. Tanto como la ruptura de los escondrijos en los que el gobierno mantiene los entuertos del caso: “Ya no es posible ocultar la magnitud y extensión territorial de la epidemia de difteria en Venezuela, mediante el silencio oficial continuado o con declaraciones oficiales que afirman erradamente ‘que es un asunto regional, bajo control”.
Y recalcan: “El primer paso será romper el silencio oficial y reconocer la gravedad del problema de salud”.
Fuente: Correo del Caroní