El desabastecimiento de rubros básicos ha estimulado una nueva gama de oficios irregulares, desde gente que vende los números de una fila o el puesto que ocupan en la cola.
Cada vez es común para los ciudadanos, sin importar su condición socio-económica, tener que aguantar horas en una cola para adquirir al precio regulado los productos de la cesta básica. En poco tiempo empiezan a detectar a los revendedores o «bachaqueros» y a los vendedores de los puestos en las filas.
Vanessa Heredia, afirmó que ha visto personas que venden números para las colas, pero que después descubren que no va a haber venta de productos escasos.
Eliwilka Salazar, señaló que personas particulares se apoderan de la organización de las colas a las afueras de ciertos comercios. Estas personas además de transar los lugares en las filas, permiten que supuestos revendedores pasen antes.
Por ello, María González solicitó que la organización de las colas quede a cargo de los empleados de los comercios.
Medidas
En la red de comercialización pública han implementando el control de los compradores mediante el registro de los números de cédulas. Información que nutre una base de datos que aseguran impide las compras repetidas de una misma persona.
Mientras que otros comercios bloquean que un mismo cliente compre el mismo producto por un lapso de ocho días.
Una fuente de una conocida red de farmacias considera que ciertas exigencias son discriminatorias y por lo tanto han optado por sólo registrar los números de cédulas de la clientela.
Suministros bajos
«En estos momentos, el detonante en Margarita son los pañales», dijo una fuente de una conocida red de farmacia. Factores que originan el problema tienen que ver con el transporte y la disminución de la cantidad suministrada.
César Noriega Ramos
Sol de Margarita