El expresidente iraní Akbar Hashemi Rafsanjani, presidente de la Asamblea de Expertos, durante una reunión en Teherán el 8 de marzo de 2011
El expresidente iraní Akbar Hashemi Rafsanjani, figura clave en la fundación de la República Islámica en 1979, falleció este domingo a los 82 años tras una crisis cardíaca, anunciaron las agencias de prensa ISNA y Fars.
En una primera reacción, el guía supremo de Irán, ayatolá Alí Jamenei, lamentó la desaparición de un «compañero de lucha» con quien la «colaboración se remontaba a 59 años», a pesar de las diferencias, en un mensaje difundido por la prensa estatal.
«Las diferentes opiniones e interpretaciones a lo largo de ese extenso período nunca pudieron quebrar totalmente nuestra amistad», agregó Jamenei.
En un tweet, el presidente Hasan Rosani saludó a «un gran hombre de la revolución» islámica y «símbolo de la paciencia y de la resistencia».
El gobierno decretó tres días de duelo nacional a partir del lunes y al día siguiente tendrán lugar las exequias en Teherán.
Rafsanjani, quien ejerció la presidencia desde 1989 hasta 1997, había sido internado de urgencia por la tarde en el hospital Shohada en el norte de Teherán, según un allegado, Hosein Marashi, citado por las agencias.
«El ayatolá Akbar Hashemi Rafsanjani fue transferido al hospital tras una crisis cardíaca y a pesar de una hora y media de esfuerzos de los médicos, falleció», declaró Reza Soleimani, director del Consejo del Discernimiento del régimen, que presidía el mismo Rafsanjani.
Un conservador pragmático, Rafsanjani, presidente de Irán de 1989 a 1997, tuvo a su cargo la dura tarea de dirigir la reconstrucción del país tras la guerra con Irak (1980-1988) y puso en marcha la política de apertura a Occidente.
Rafsanjani fue un colaborador cercano del imán Jomeini, fundador de la República Islámica de Irán en 1979.
Ocupó diferentes cargos antes de asumir la presidencia de la República y, tras dejar el cargo en 1997, fue designado presidente del Consejo del Discernimiento, encargado de aconsejar al guía supremo, el ayatolá Jamenei, y de zanjar en los diferendos entre el Parlamento y el Consejo de Guardianes de la Constitución.
– Influencia en disminución –
En los últimos años su influencia en el seno de las instituciones del Estado había decaído. En 2013, el Consejo de Guardianes de la Constitución rechazó su candidatura a la elección presidencial a causa de su avanzada «edad».
Su hijo Mehdi Hashemi purga actualmente una pena de 10 años de prisión por cargos relacionados con la «seguridad» nacional y por «estafa, desvío de fondos y fraude».
Su hija Faezeh Hashemi también fue detenida y condenada a seis meses de prisión a fines de 2012 por «propaganda contra el régimen».
Sus dos hijos fueron acusados de haber participado en las manifestaciones de 2009 denunciando la reelección de Mahmud Ahmadineyad como presidente. El movimiento de protesta de entonces fue violentamente reprimido por el gobierno.
En 2009, los cercanos a Rafsanjani habían apoyado la candidatura de Mir Hosein Musavi contra Mahmud Ahmadineyad.
Pero con el apoyo de Rafsanjani y el del expresidente reformador Mohamad Jatami, el actual presidente moderado, Hasan Rohani, ganó las elecciones de junio de 2013 frente a los conservadores.
En febrero de 2016 Rafsandjani obtuvo una victoria simbólica contra los conservadores que habían intentado aislarlo en la escena política al ser elegido líder de los representantes de Teherán en la Asamblea de los Expertos, que se encarga de nombrar y eventualmente deponer, al guía supremo.
En los últimos años Rafsanjani abogaba regularmente por una mayor libertad en el plano político, cultural y social. Estaba además a favor de reanudar el diálogo con Estados Unidos, con el que rompieron relaciones hace 37 años.
Apoyó el acuerdo nuclear de julio de 2015 entre Irán y las seis grandes potencias mundiales, entre las cuales Estados Unidos, considerado como el principal enemigo de la República Islámica.
La muerte de Rafsanjani significa una pérdida importante para los moderados y reformadores, teniendo en cuenta que el guía supremo Alí Jamenei, debe nombrar a su sucesor al frente del Consejo del Discernimiento.
AFP
Atta Kenare