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Muertes prevenibles

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Muertes prevenibles


 No se puede ignorar el llamado de la OMS a prevenir muertes por enfermedades no transmisibles.

 

Imposible pasar por alto el dato que acaba de emitir la Organización Mundial de la Salud (OMS), al asegurar que cada dos segundos muere una persona menor de 70 años a causa de una enfermedad no transmisible (ENT), si se tiene en cuenta que la mayoría de esos decesos prematuros se podrían prevenir. De hecho, las ENT son las responsables del 74 % de las vidas que se pierden en el mundo, al punto de que solo el año pasado esa cifra superó los 17 millones, con el agravante de que tienden a crecer.

 
 

A lo anterior se suma que cerca de 9 de cada 10 víctimas son aportadas por países de ingresos medianos o bajos, sin dejar de lado que por la pandemia de covid-19, la carga de estas patologías se incrementó de manera significativa sobre todo en las regiones más deprimidas y vulnerables, como consecuencia de las limitaciones en la atención, las interrupciones de los tratamientos y los retrasos de los servicios de salud, que agravaron la situación en términos de cronicidad y complicaciones.

 

 

Y si bien hoy la OMS enciende las alarmas por esta situación, dada la visibilidad que le dio la coyuntura pandémica, lo cierto es que los determinantes de las ENT se relacionan con los hábitos de vida y las costumbres derivadas de un desarrollo que poco se preocupa por atenuarlos.

 

 

Valdría la pena que todos miraran las alarmantes cifras de obesidad y sobrepeso que afectan a más de la mitad de los colombianos.

 

 


Basta ver, por ejemplo, el aumento de la obesidad, derivada del sedentarismo y la elevada ingesta calórica, los consumos de tabaco y alcohol fuertemente influenciados por intereses comerciales y las limitadas acciones regulatorias para enfrentarlos, lo que deja un evidente desequilibrio entre las utilidades y los impuestos que ingresan por algunas industrias frente al costo de estas enfermedades, que en 20 años se calcula costarán más de 20 billones de dólares y tienden a poner contra la pared a todos los sistemas sanitarios del mundo.

 

 

Por ello vale la pena referenciar el llamado que la OMS hace a los dirigentes mundiales a tomar medidas urgentes para enfrentar esta situación, lo cual debería empezar con la aplicación de la estrategia de Atención Primaria (AP), que con su enfoque preventivo obliga a desplegar acciones costoeficaces y de eficacia probada sobre los llamados determinantes sociales, además de intervenciones sobre factores de riesgo y cuidado básico en individuos y grupos poblacionales vulnerables.

 

 

Por supuesto, nada será en vano si el objetivo –como lo plantea Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la (OMS)– es salvar 50 millones de personas antes del 2030, que son apenas un tercio de las muertes prematuras por ENT que se presentarán en el mismo período, y de paso alinear estrategias colectivas para recuperar el terreno perdido en la carrera por alcanzar las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

 

 

Este es un compromiso serio en el cual deben confluir todos los intereses relacionados con la salud, y más ahora que en el país se debate una reforma sectorial. Valdría la pena que todos miraran, por ejemplo, las alarmantes cifras de obesidad y sobrepeso que afectan a más de la mitad de los colombianos, y que al aflorar hoy en el día que el país dedica para llamar la atención sobre este flagelo, también exigen que se pongan sobre la mesa para pedir medidas concretas que aterricen discursos y normas que no pasan del papel.

 

 

 

Editorial de El Tiempo.com  Colombia

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