Al menos dos niños murieron y otro resultó herido este sábado al estallar por accidente un artefacto explosivo con el que jugaban en una aldea en la provincia de Nuristán, en el este de Afganistán.
«Debido a la detonación de un explosivo de guerra, dos niños murieron y otro resultó herido, la explosión ocurrió en ese momento mientras varios niños jugaban con él», informó a EFE el director de Información y Cultura de la provincia de Nuristán, Haq Byan Nurestani.
Afganistán sufrió durante años los efectos causados por los restos de explosivos y minas antipersona, que fueron quedando en el país tras décadas de conflicto armado. Las viviendas abandonadas y las áreas remotas representan un mayor peligro para la población civil, al no haber podido ser despejadas por los artificieros.
Los niños son especialmente vulnerables a los explosivos que quedan atrás en zonas de conflicto, al manipularlos o jugar con ellos sin ser conscientes de su peligro.
Durante varias décadas, empresas y organizaciones de desminado han trabajado en Afganistán para tratar de retirar los restos explosivos de guerra, entre las que destaca The Halo Trust, que en colaboración con el programa de desminado del país asegura haber despejado de minas alrededor del 80 % del territorio afgano.
Sin embargo, el país sigue reportando casos, como el del pasado julio, en el que al menos dos niños murieron y otros ocho resultaron heridos al explotar por accidente un artefacto con el que jugaban en una aldea de la provincia de Zabul, en el sur del país.
Otro incidente similar ocurrió en enero de 2022 cuando se detonó por accidente un explosivo cerca de una escuela en el este de Afganistán, causando la muerte de al menos nueve niños e hiriendo a otros cuatro.
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