Este martes, tres personas que viajaban en un helicóptero contratado por el Ejército afgano fallecieron y otras 18 fueron tomadas como rehenes, tras el aterrizaje forzoso en un área controlada por los talibanes en el noroeste de Afganistán.
El helicóptero, un Mi-17, que pertenece a una compañía privada extranjera, realizó el “aterrizaje de emergencia debido a problemas técnicos” durante la tarde de ayer, en el distrito de Pashtun-Kot, en la provincia de Faryab, indicó el portavoz del Ministerio de Defensa afgano, Sawlat Waziri.
Según Waziri, luego del aterrizaje comenzó un tiroteo entre los talibanes y los ocupantes del helicóptero, lo que causó al menos la muerte de tres personas, entre ellas “dos extranjeros” miembros de la tripulación, aunque evitó revelar su nacionalidad.
Cuenta el titular que cuando finalizó el choque, los insurgentes tomaron como rehenes a 15 soldados, un policía y dos extranjeros, añadió Waziri, tras revelar que ningún miembro de las tropas estadounidenses está involucrado en el incidente.
Hasta ahora, el Ejército afgano ha lanzado una operación en la zona para tratar de liberar a los rehenes.
Un miembro del parlamento de la provincia de Faryab, Abdul Baqi Hashemi, negó que el incidente se debiera a un problema mecánico y aseguró que el helicóptero “volaba muy bajo en un área controlada por los talibanes y fue derribado”.
Un portavoz talibán, Yusuf Ahmadi, confirmó esa versión y elevó el número de ocupantes muertos a cinco, mientras que señaló que otros 15 fueron hechos prisioneros y todos ellos vestían uniforme militar.
EFE