Desde que extremistas islámicos secuestraron a más de 200 jovencitas en Nigeria hace tres meses, al menos 11 de sus padres han muerto y su ciudad natal, Chibok, está sitiada por los milicianos, dijeron los residentes.
Siete padres de las niñas secuestradas estaban entre los 51 cadáveres llevados al hospital de Chibok después de un ataque a la aldea este mes, dijo un trabajador de salud que pidió el anonimato por temor a represalias por parte de los extremistas.
Al menos otros cuatro padres han muerto por falla cardíaca, hipertensión y otras enfermedades que la comunidad atribuye al trauma del secuestro ocurrido hace 100 días, dijo el líder de la comunidad Pogu Bitrus.
«El padre de dos niñas sólo entró en una especie de estado de coma y repetía los nombres de sus hijas, hasta que la vida le dejó», dijo Bitrus.
El presidente Goodluck Jonathan se reunió el martes con varios padres y algunas compañeras de clases que lograron escapar de los extremistas islámicos.
Durante meses, los padres pidieron ver al mandatario y él aceptó a petición de la niña Malala Yousafzai, una activista paquistaní que defiende el derecho a la educación.
Chibok, la ciudad donde fueron secuestrados a las chicas, está aislada a causa de los frecuentes ataques en las carreteras que están llenas de vehículos quemados. Pero hay más peligro está en el horizonte.
Los extremistas del Boko Haram, responsables del secuestro, se acercan a Chibok, atacando aldeas cada vez más cerca de la ciudad.
Una crisis alimentaria se cierne, junto con la escasez de dinero y combustible, dijo el líder de la comunidad.
En el lado positivo, algunas de las mujeres jóvenes que escaparon están recuperando, dijo un trabajador de la salud, que insistió en el anonimato por temor a represalias por parte de Boko Haram.
Fuente: El Tiempo